Contrato de Boda (H.S.)

Cookie

Le había tomado la palabra a Harry y contraté Netflix, tenía tantas ganas de ver alguna película. 

Les había enviado mensaje a los chicos en el refugio y a Mau en la veterinaria, me había preguntado si podía tomarse el jueves y el viernes libres y accedí, había estado trabajando demasiado. Kate también me envió mensaje preguntando cómo me sentía, le admití que aún me sentía un poco culpable pero estaba mejor, ella no se quedó muy tranquila y me pidió vernos por la tarde, quizá una salida con mi mejor amiga pudiera mejorar mi vida un poquito, pero primero, una comedia romántica. 

The Proposal fue la elegida... Irónicamente. Pero necesitaba algo para picar y bajé a husmear en la cocina, al final no encontré más que fruta y a Sara riendo gentilmente mientras me observaba remover todo el el refrigerador y me preguntaba si necesitaba algo. 

Ella picó un poco de fruta para mí y la fue poniendo en un plato mientras yo la miraba y me platicaba acerca de su infancia, sus padres y su esposo, también mencionó a su hija, la chiquilla que andaba el otro día por aquí limpiando la pecera y algunas habitaciones. 

—El señor Harry fue muy amable al contratarme, Jessy estaba jovencita entonces, tendría unos 12 años quizá, ahora está por cumplir 17...— se rió. —Mi marido se quedó sin trabajo y por más que buscaba no encontraba, así que miré a mi hija y salí muy temprano una mañana y me paseé por la zona de los ricos, sabía que esa gente rica siempre estaba necesitando una mucama, o una cocinera, estaba dispuesta a fregar pisos.— ella puso el melón en el plato y lo cortó en cubos. 

Yo le prestaba atención a lo que me contaba, sentada en la silla escuchándola como me hablaba de ella tan libremente, su voz dulce y tono maternal me llamó y entonces quería escucharla hablar sobre lo que ella quisiera contarme. 

—Terminé entrando en una cafetería por algo para tomar porque estaba exhausta y no había conseguido un trabajo, pero todo estaba demasiado caro y pues claro, estaba yo en la zona rica, todo era tres veces su precio. Entonces le pregunté a la muchacha si de casualidad tenía algún puesto para mí. El señor Harry estaba cerca y me escuchó, luego de una negativa por parte de la muchachita en la caja él se acercó, pagó mi bebida y me invitó a sentarme con él. Le tenía miedo al principio— sonrió y me miró. —Es un hombre intimidante, ya se ha ablandado pero en ese momento parecía dispuesto a poner a todos a comer de su mano, nunca olvidaré la determinación con la que me dijo "La espero mañana a las 8, sea puntual." Se levantó de la silla, se acomodó sus mangas y salió de allí pisando fuerte. 

Me acomodé con los codos recargados en la mesa. 

—Al día siguiente llegué como él me dijo y me enseñó la casa, me dijo lo que tenía que hacer y me preguntó si sabía cocinar, le dije que sí y me dejó encargada de la cocina. Me lo fui ganando con mis recetas, fue ablandando su coraza y muy pronto ya lo sentía como si fuera mi hijo, incluso a veces llegando a tratarlo como uno, pero no puedo olvidar que es mi jefe.— puntualizó. — ¿Quiere uvas?

Parpadeé y me enderecé un poco en la silla, la mujer se había girado para mirarme y yo asentí. Me había perdido en su plática, la manera amena en que contaba las cosas sin darle muchas vueltas a la historia. 

Ella agregó uvas al plato y revolvió un poco, me entregó una deliciosa ensalada de frutas y todo con una sonrisa cálida.

—Gracias, Sara, es usted un ángel.

Sara se sonrojó y limpió sus manos en su delantal mientras se excusaba diciendo que era un placer para ella hacer esto por mí o por Harry. 

Subí las escaleras en mis calcetines y mientras iba comiendo una uva miré la pecera en el pasillo, Angélica parecía ya no rechazar a Mariano y el resto de peces solo subía y bajaban.