Miércoles, Agosto 18 / Kiara

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Nunca antes el sonido de la alarma me había molestado tanto como hoy, y eran quizá los brazos alrededor de mi torso o el peso cálido en mi espalda que me anclaban a la cama. 

Me removí un poco sin ánimos de levantarme e ignoré la alarma metiendo mi cara en la almohada.

—Harry...

Murmuró adormilada contra mi espalda, simplemente tarareé un suave "mm" sin moverme más.

—Tu alarma— se quejó. 

En contra de mi voluntad, me estiré un poco para apagarla utilizando toda mi energía. Suspiré y abrí los ojos resignado, aún no amanecía del todo y no quería salir de la cama al menos hasta que estuviera el Sol en el punto más alto del cielo.  

Pero tenía que levantarme, había mucho trabajo el día de hoy y entre más temprano me vaya más temprano termino y estaré de regreso en casa. 

Levanté la cabeza de la almohada y me quejé de nuevo, estaba demasiado cómodo allí, con la sábana fresca sobre mi piel y unos brazos que me rodeaban. 

Me di la vuelta mientras Sam se removía con el cejo fruncido y la miré a la cara, sosteniendo mi cabeza en mi muñeca. 

Ella estiró sus piernas y se abrazó a mi cuerpo escondiendo su rostro en mi pecho. Me reí.

—Buenos días.— dije con la voz ronca. 

Tal vez había sido mala idea acostarnos empapados, la garganta me dolía un poco ahora. 

—No— alargó. 

— ¿No son buenos días?— busqué su rostro entre su cabello ligeramente enredado. 

—No te vayas.— pidió y juro por Dios que sentí la necesidad de quedarme allí abrazandola hasta que volviera a anochecer. 

Pero tenía que irme y con toda mi fuerza de voluntad suspiré para prepararme.

—Tengo mucho que hacer hoy.— acaricié su cabeza. —Veré si regreso temprano, pero de verdad tengo que irme.— besé su frente cuando ella subió un poco para mirarme. 

Sus ojos seguían un poco cerrados dándole ese aspecto adormilado, le sonreí cuando se aferró a la sábana y se escondió en ella. 

Con pesar me levanté para lavarme la cara y vestirme. Aparté un poco las cortinas y miré el cielo, era tan temprano. 

Acomodé  mi cabello con un poco de cera y terminé al cepillarme los dientes. Samantha se había vuelto a quedar dormida así que estaba tratando de no hacer mucho ruido mientras me paseaba por la habitación. 

Me acerqué un poco a la cama para tomar mi teléfono y ponerlo en el bolsillo de mi saco. 

— ¿Ya te vas?— preguntó de pronto, sacándome un ligero susto. 

Le sonreí.

—Ya me voy.— le confirmé. 

Me apoyé en el colchón para dejarle un beso en la frente. —No olvides bajar a desayunar. Nos vemos más tarde. 

Dejé otro beso en su nariz, lo que la hizo reír y finalmente dejé un suave beso en sus labios. 

Me obligué a salir de la habitación y bajar las escaleras. La luz ya inundaba la casa y en la cocina se escuchaba a Sara moviendo algunas cosas. Pasé rápidamente por allí para avisarle que me iba y que se ocupara de que Samantha desayunara algo. 

Ahora tenía que poner la cabeza en el trabajo y concentrarme en ello. 

—Buenos días. — saludé a la recepcionista quien estaba concentrada escribiendo en una libreta de notas algo que veía en la pantalla. 

Contrato de Boda (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora