Daisy.

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Había tenido tiempo suficiente para relajarme en la tina, depilarme e hidratar mi piel correctamente. Incluso había podido distraerme viendo tutoriales simples de maquillaje y una trenza sofisticada. 

Cuando Harry volvió a la habitación, yo estaba luchando con mi cabello intentando copiar la trenza sofisticada... Quizá era mi tipo de cabello, quizá había algo mal o quizá no tenía talento para hacerme peinados. Él me miró confuso hasta que soltó una pequeña risa. 

— ¿Qué estás haciendo?— se acercó, puso su mano en mi hombro y se inclinó para dejar un beso en mi mejilla. 

—No sabía cómo peinarme— confesé. —Estaba intentando un peinado que vi en internet, pero creo que no está funcionando. 

—Bueno, desgraciadamente no sé peinar, así que te deseo suerte.— sobó mis hombros como muestra de cariño y se escondió rápidamente en el cuarto de baño. 

Suspiré y volví a intentar, después de unos dos fracasos más, terminé con una trenza bastante decente y en cuanto al maquillaje, utilicé todos mis conocimientos no olvidados de técnicas para dejarme un rostro lindo. 

Mientras pasaba una brocha con rubor sobre mis mejillas, me observé en el espejo y recordé a la Samantha de 19 años que pasaba horas frente al espejo, buscando verse bonita para salir y quizá encontrar quién me sacara de casa. En aquel momento ese era mi único pensamiento, salir de casa, no importaba mucho a donde, solo quería salir. 

Estaba feliz de haberlo logrado y obtuve más de lo que alguna vez pensé.

Pasados varios minutos, ambos estábamos listos, si bien el evento era formal, no era necesaria tanta producción. Harry vestía sus pantalones negros hechos a la medida con una camisa del mismo tono y los dos primeros botones abiertos y yo pude utilizar uno de los vestidos que Harry había comprado para mí en Punta Cana, de color azul muy oscuro. 

— ¿Estás lista? — preguntó mientras se abrochaba un reloj de muñeca. Asentí buscando mi teléfono con mi mirada. —Charly nos llevará y nos traerá de regreso. — me avisó. 

Antes de salir, me apliqué un poco de perfume y tomé mi teléfono para meterlo en la pequeña bolsa que llevaría, a penas cabía, pero funcionaba. 

Charly tenía el auto listo y estaba esperando junto a la puerta para saludarnos y abrir por nosotros. Mientras íbamos en camino, Harry me habló un poco de la fiesta. 

—Normalmente, unos días antes de mi cumpleaños suele haber una reunión, es como una fiesta donde algunas personas se reúnen y hablamos de negocios e inversiones, para ser sincero no pensaba acudir este año, pero conmigo o sin mí se iba a realizar, ahora es más por costumbre aunque inició como una "fiesta de cumpleaños" para mí, se transformó en una reunión anual para ponernos al día. — explicó. 

— ¿Nunca hiciste una fiesta de verdad?— me interesé. 

—Cuando era niño. Mis cumpleaños se llenaban de gente y otros niños, por un tiempo mi madre y yo vivimos en bases militares intentando seguir a mi papá y cada cumpleaños me encontraba rodeado de hijos de otros marines. Mi madre siempre trató de hacer de mis cumpleaños algo especial con la esperanza de que no sintiera la ausencia de mi padre.— hizo una corta pausa, como si su mente viajara de regreso a esos tiempos, luego continuó. —Se lo agradezco, ¿Sabes? Que lo intentara, aunque a veces quería un cumpleaños solo nosotros tres. Después de que murió, simplemente dejé de festejar mi cumpleaños, o casi cualquier fecha importante.

Me lamí los labios, esto era más de lo que pensé que alguna vez hablaría, siempre evitó el tema y creí que no le gustaba hablar de su pasado, pero escucharlo abrirse un poco me mostró su lado más humano. 

Contrato de Boda (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora