La boda.

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Samantha fue metiéndose con ayuda en el hermoso vestido blanco. 

Todo le parecía irreal, dos horas atrás era una mujer normal y soltera con un trabajo común y de pronto estaba poniéndose un vestido de novia para una boda falsa con un hombre que no conocía y que aparentemente había sido portada en Forbes alguna vez. Jamás se imaginó terminar así, ni siquiera en sus más oscuros y secretos sueños se inventó tremenda historia. 

Por un momento, solo por un bonito momento se imaginó a sí misma en otra realidad, emocionada poniéndose un vestido blanco y lista para casarse con el amor de su vida. Había soñado alguna vez con el día de su boda, pero la realidad se sentía muy diferente a su sueño.

El amor de su vida aparentemente no existía y en cambio iba a "casarse" con un multimillonario egocéntrico que apenas conocía y que odia a los animales y sentía, además, que la despreciaba a ella también. Le aliviaba que al menos el sentimiento fuera mutuo. 

Se sonrió en el espejo sin poder creer el cómo lucía. Tan despampanante y diferente. El enorme vestido que se ajustaba a sus pechos y cintura le hacía ver una figura exquisita y la falda amplia al estilo princesa le hizo sentirse como una. La cola larga le daba ese extra de excentricidad y elegancia además de sus hombros al descubierto que alargaba y estilizaba su cuello adornado con un discreto collar en tono dorado. 

Sam se sentía hermosa, pero no se sentía como ella.

Una mujer le acomodó rápidamente el cabello y puso una bonita tiara en su cabeza donde acomodó además, un velo. Otra mujer le retocó el maquillaje y le aplicó fijador antes de aplicar un poco de gloss en tono nude en sus labios. 

— ¿Está lista...? Wow... Sam, te ves preciosa.— dijo Katie interrumpiendo en la bonita y amplia sala. Ella ya estaba lista también con un vestido elegante en color púrpura. —Tu mamá quiere entrar a verte, le dije que solo unos segundos porque no había mucho tiempo.— se acercó. — ¿Ya te sabes la "historia" cierto?— susurró.

Samantha asintió, mientras leían el contrato, Chris le había dado un breve resumen del cómo se habían conocido ella y Harry así que tenía la idea en la cabeza, y si se equivocaba en algo, Chris le había aconsejado que culpara a los nervios de casarse con el amor de su vida. Así lo había dicho y así lo repetiría ella.

Katie hizo pasar a la madre de Sam quien al ver a su hija en vestido de novia, se soltó a llorar y aunque Sam tuvo ganas de hacerlo también al pensar en que su madre tenía que creer en esa mentira, se contuvo bastante de hacerlo, pues aunque se sentía culpable, no quería arruinar el maquillaje de nuevo.

Por otro lado y en la planta baja del lugar, Harry había salido a saludar a algunas personas de la prensa entre otros, argumentando que estaban tardando porque la novia quería verse perfecta, y agregó un —Es normal cuando te vas a casar con alguien a quién amas, supongo. Querer más tiempo para verte perfecta, aunque ella ya lo es.— y una sonrisa que parecía realmente sincera. 

Los entrevistadores soltaron un "Aww" al escucharlo hablar por primera vez de su futura esposa. 

Se acercó para charlar un poco con la gente de Forbes y Business Magazine, saludándolos cordialmente y dándoles algunas confesiones exclusivas.

Chris se acercó unos minutos más tarde para decirle a Harry que se acomodara en su lugar, pues Samantha estaba a punto de bajar y la boda iba a comenzar. Todo fue un caos por unos segundos mientras los invitados se sentaban en sus lugares y las cámaras apuntaban expectantes hacia el lugar del que saldría la novia que para ellos, aún no tenía un rostro.

La mamá de Samantha se sentó cerca y Harry la notó reconociéndola de inmediato, pues era idéntica a la mujer con la que iba a casarse, o mejor dicho, a firmar un contrato. Era demasiado parecida a su madre, excepto por algunos signos de la edad y el rostro enrojecido por el mar de lágrimas que estaba hecha la mujer.

Contrato de Boda (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora