Martes, Agosto 17

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Regresamos a la oficina mientras escuchaba a Christian soltar algunas pequeñas risitas. Al llegar a la puerta me giré de golpe para mirarlo y alcé una ceja. 

— ¿Qué?— pregunté de forma brusca. 

Christian se rió y se encogió de hombros. —Se llevan mucho mejor que al principio, sin duda.

Me le quedé mirando hasta incomodarlo. Él bajó su sonrisa y se aclaró la garganta, miró un poco a los costados y suspiró. 

—Tocaré la puerta la próxima vez, ¿Bien?— dijo con un tono apagado. 

—Bien.

Abrí la puerta y lo dejé pasar primero. Sostuve el aire mientras me sentaba en mi silla y me recargué preparándome para volver la cabeza al trabajo. 

— ¿Qué querías decirme?

Me levanté las mangas de la camisa y las doblé mientras escuchaba a Christian quejándose. 

—Insisten en hablar directamente contigo, no quieren hablar con nadie más y puedo asegurarte que están molestas. 

Alcé ambas cejas, claramente están molestas, sus prendas no se están vendiendo como esperábamos que lo hicieran y contrario a eso tenemos una horda en Twitter hablando sobre derechos humanos y progreso. 

—Debemos organizar una junta, creo que es momento de retirar el departamento, tenemos más problemas desde que lo incorporamos a las tiendas.— me llevé una mano al puente de mi nariz y apreté un poco, el dolor se extendía desde la parte superior de mi cabeza hasta entremedio de mis cejas. 

—Hablaré con todos para organizar la junta lo más pronto posible.— dijo el rubio.

—Pídele a Tess un café negro para mí cuando salgas, por favor. 

Me recargué los codos en mi escritorio, hace días el dolor se mantenía allí y las pastillas lo aliviaban por algunas horas y después regresaba. Pensaba que un día de descanso me traería alivio, después miraba el trabajo que tenía atrasado y sabía que ese día no sería pronto. 

—Le diré que te traiga un té porque si sigues tomando café tu dolor empeorará.— sentenció mientras se levantaba. —Y será mejor que hoy regreses temprano a casa y descanses, esas ojeras no se ven bien. 

Christian salió y volví a lo mío. Ahora había que tomar decisiones, deshacer el departamento de ropa y fingir que nunca existió o reemplazarlo ¿Con qué? Hace unos días había recibido un correo de México y cuando Tess llegó le pedí que se encargara de eso, sin embargo no me había comentado nada aún. 

Levanté el teléfono y presioné el intercomunicador, Tess respondió de inmediato.

—Señorita, necesito una actualización sobre nuestros colegas en México y ¿Puede por favor traerme el informe de las ventas del departamento de ropa? Puede pedirle una copia a la señora Turner de ventas. 

—Enseguida, señor Styles.

Encendí mi laptop para escribir un correo en conjunto para los supervisores de tienda que necesitaban una respuesta, les avisé que poco a poco fueran despejando el área y dejaran solo las prendas que consideraran más apropiadas para su venta y les pusieran un descuento. De todas formas ya las habíamos pagado y dudaba que ese dinero regresara a la empresa. 

Mi nueva asistente regresó pronto con un té y las copias de las ventas. 

—Le traje un té de manzanilla natural y un poco de miel en caso de que guste endulzarlo, leí que la manzanilla ayuda a bajar el dolor de cabeza.— dijo mientras ponía la taza caliente en mi escritorio con cuidado. —Aquí está la lista completa de artículos del departamento de ropa que se vendieron desde que se expuso al público. Viene con el código de prenda, la descripción, el precio, la fecha, hora y sucursal en la que se vendió.

Contrato de Boda (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora