Zeus y Domingo, Julio 18

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El aire me había abandonado por completo, yo... No sabía qué hacer, qué decir o cómo reaccionar. Así que solo me quedé allí, observando a Katie mientras sentía que empezaba a entrar en pánico. 

— ¿Sam? ¿Samy?— endulzó su tono en susurros. 

—Organizaste una boda... una boda en la que yo soy la novia, y el novio es un completo desconocido.— planteé pausadamente, no creyendo en lo que salía de mi boca.

Tenía que ser una cámara escondida o algo así ¿Dónde demonios estaba el chico que salía detrás de un arbusto gritando ¡Caíste!?

—Bueno...— me interrumpió. —E-estoy segura que habrás escuchado hablar de él en algún momento. Se trata de Harry Styles, el dueño y creador del supermercado al que asistes cada jueves. 

Mi mandíbula casi se desencaja de mi rostro y cae al suelo haciéndose añicos ¿Se suponía que eso debía tranquilizarme? Básicamente la vida cambia en un pestañeo, un segundo estoy invitada a una boda y al siguiente soy yo la novia, y si eso no es suficiente, el novio es un magnate dueño del supermercado al que acudo con regularidad. ¿Es que puede ser todo más extraño? ¿Estaba acaso soñando? ¿Qué clase de broma extraña era esa? Estaba esperando que Katie se riera y me dijera ¡Estoy jugando! y después ir a una boda normal de dos personas normales.

Yo sabía que comer helado antes de dormir era una mala idea...

—Estará una de las revistas más importantes para cubrir la noticia de tu boda con Harry. Serán la portada...

— ¡Ay, por Dios, Katherine! Dame un respiro.— me recargué en el asiento del auto. 

No podía, era un sueño, estaba soñando porque ¡Estas cosas no suceden! ¿Por qué? ¿Por qué yo? ¿Cómo conocía Katie a ese hombre y cómo por qué yo terminé involucrada en una boda?

—Si te sirve de consuelo... No es una boda real, o sea... Se van a casar ante el mundo pero en realidad vas a firmar un contrato de confidencialidad o como se llame. Eso solo lo sabremos tú, yo, Harry y Chris. 

— ¿Quién demonios es Chris?— pregunté con el rostro cubierto por mis manos. Aún sin poder asimilar lo que acababa de escuchar. 

Kate se quedó un momento en silencio, como si no supiera explicarlo. Alcé mi rostro para mirar a mi amiga, ¿Es aún mi amiga? Esta tenía una mueca en la boca y sus ojos parecían arrepentidos, sí, había visto esa mirada en los cachorritos que se hacían pipí donde no debían y después los regañaba. 

— Es un viejo amigo, Sam ¿Estás molesta?— mordió con nerviosismo su labio antes de suspirar. — Discúlpame, si no quieres hacerlo ya me arreglaré yo con Chris y veremos qué hacer. Sé que debí preguntarte primero si estabas de acuerdo, fue un mal movimiento de mi parte. Lo lamento, Sam, soy tan desconsiderada y mala amiga, es verdad... ¿Quieres que te lleve a casa? Le llamaré a tu madre y le diré que era una bro...

— ¿¡Le avisaste a mi madre!?— casi escupí mi lengua de la impresión. Tenía que estar jodidamente bromeando. 

Con una sonrisa inocente, Kate asintió lentamente. —Sería raro que la familia de la novia no asistiera a su boda.

¿Qué era ese dolor en el pecho? Un infarto, un infarto ¡Dios! ¿Me estaba dando un infarto? Era muy joven para esto, necesitaba oxígeno, una pastilla y un desfibrilador. 

— ¿Sam? ¡Sam! ¿Estás bien?

Escuchaba su voz lejana, sólo ecos. Mis oídos pitaban, era claro que necesitaba aire. Bajé la ventanilla del auto y tomé una gran bocanada de aire que retuve y solté luego de dos segundos.

Contrato de Boda (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora