Kitty

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Me removí un poco en la cama, demasiado cansada para abrir los ojos, el cuerpo me dolía un poco, como cuando haces ejercicio por primera vez. Sonreí con las imagenes de la noche y busqué con mis manos su cuerpo hasta encontrarlo, su piel tibia se estremeció cuando lo toqué y me di cuenta que era porque se reía. Me quejé y me acerqué a su cuerpo para acurrucarme. 

— ¿Dormiste bien?— murmuró acariciando mi cabello. 

Su voz se arrastraba un poco con cansancio y yo me removí en la cama un poco imposibilitada por la sábana que se enredaba en mi cuerpo pero finalmente conseguí llegar a su lado. 

—Aún estoy dormida.— suspiré y me acomodé en una posición más cómoda. No quería despertar, quería seguir durmiendo a su lado y que después me despertara con besos. 

Él se rió un poco y me di cuenta que mi oreja estaba sobre su pecho. 

—Está bien, duerme un poco más. No hay prisa.— acarició mi cabello apartandolo de mis brazos hacia mi espalda, sentí como tomaba aire lentamente y lo soltaba de nuevo. 

Sé que caí dormida de nuevo porque las cortinas estaban siendo movidas y la luz entró a la habitación, despertándome. Estaba sola en la cama ahora y un aroma fresco a gel de ducha golpeó suavemente mi nariz sacándo una pequeña sonrisa de mi. 

—Hora de levantarse, es tarde.— pronunció con un tono cálido y besó mi sien. 

Apreté los ojos sin dar una respuesta, realmente estaba muy cansada como para levantarme, quería dormir mucho más o al menos quedarme ahí en la cama el resto del día. 

— ¿No? — dijo. —Escucho tu estómago, si no te levantas ahora no probarás el rico almuerzo que prepararé ahora mismo. 

Me quejé, estaba muy cansada pero estaba muy hambrienta. Muy a mi pesar abrí los ojos con un poco de dificultad debido a la nueva iluminación pero fui capaz de distinguir su figura levemente inclinada sobre mi con una sonrisa que no mostraba los dientes. 

Estaba vestido con una camiseta negra básica y el cabello ligeramente húmedo llevado hacia atrás, un mechón se escapaba cayendo sobre su frente. 

—Buenos días...— murmuré halando de las sábanas un poco, yo aún me encontraba desnuda. 

Harry se levantó y dejé de sentir su peso sobre el colchón a mi lado. 

—Buenos días, ¿Qué tal dormiste? 

Me tendió unas bragas mías limpias y una camiseta un poco larga, también mía. Le agradecí y me vestí rápidamente sin salir de la cama mientras él cerraba la puerta del armario y tomaba su teléfono del mueble. 

—Mejor, mucho mejor.

No le miraba la cara pero podría jurar que esbozó una sonrisa. 

Ambos salimos de la habitación en dirección a la cocina, sabía que Harry era muy bueno cocinando porque la noche que pasamos en la azotea de su edificio la cena fue deliciosa, así que tenía curiosidad por lo que fuera a cocinar esta mañana ¿Era aún de mañana?

Mientras nos aproximabamos a la cocina las pruebas de la noche anterior nos encontraron cara a cara y mi rostro se tornó rojizo de inmediato. Harry se acercó a levantar su bóxer y el paquete abierto del condón que había sido dejado descuidadamente en la orilla de la barra. 

Había también pequeñas manchas de agua sobre el piso y la comunmente impecable barra, lo cuál era normal, caminamos desde el patio hasta aquí empapados. 

—Tal vez debamos limpiar un poco primero.— dije. 

Él miro hacia mí y sonrió. —Menos mal que Sara descansa hoy o se habría encontrado con esto más temprano. 

Contrato de Boda (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora