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Nicolás

«Dios, no puedo creer que de verdad acabe así» pensé.

—Hazlo más rápido —gemí.

Estaba en la cama de José, sin ropa, mientras él hacía lo que yo le decía, y creo que esas palabras ya explicaron todo. Mejor, porque no pensaba dar más detalles.

—¿Así? —gimió.

Que él diga eso, mientras gime en mi oído me pone tan caliente... Diablos Nicolás, cada vez siento que me estoy dejando caer más y más en un profundo abismo llamado tentación, y por algún motivo no estoy asustado, de que me siento hasta emocionado.

Entonces llegó un momento en el que él y yo nos vimos, casi por inercia nos besamos, adoro besarlos. Su lengua se adentro a mi boca, con obvios deseos de recorrerla, y así lo hizo.

Él bajó su mano hasta mi espalda, ahí la levanto un poco, y cuando menos lo espere puso un almohadón ahí, y empezó a embestir de una manera un poco ruda. Seguía doliendo, pues era mi segunda vez, pero el placer opacaba por mucho al dolor.

Mis gemidos salían de una manera casi incontrolable, mientras que el agarraba con algo de fuerza mis caderas y gruñía, además de solar varios jadeos. Su miembro penetraba más duro y con ganas, tocando una parte adentro mío que me hacía ver las estrellas.

«Como me gusta esto» pensé.

Y casi sin entender cuando llegue a estar así ahora, pude sentir un cosquilleo en mi parte baja, y un líquido caliente que caía en mi estómago.

—¿El pequeño Nico ya llegó? —dijo soltando al final un gemido.

—¿Y vos? ¿Llegaste? —pregunté.

—Ya casi —dijo saliendo de mi aún estado duro.

Se sacó el condón y empezó a masturbarse enfrente de mí, no podía dejarlo acabar así, tenía que hacer algo.

—Yo puedo ayudarte —dije casi tartamudeando toda la frase.

—Si quieres hacerlo, hazlo —dijo.

Me acerque a él con unos pocos nervios, pero se fueron enseguida cuando empecé a subir y bajar mi mano, teniendo su miembro en ella. Paso mi lengua por mis labios, y respirando algo fuerte metí su pene en mi boca.

Lo introduje casi por completo, pero no todo ya que llegué a un punto donde sentí ganas de vomitar, respire hondo y comencé a mover algo lento mi cabeza, viendo que él lo estaba disfrutando, después de unos segundos lo hice con una velocidad moderada.

Su expresión con la boca media abierta, y la cabeza un poco hacia atrás me hacía sentir hasta orgulloso de lo que estaba haciendo, así que cuando ya sentí que podía hacerlo, lo hice más rápido. Mi boca llegaba hasta la mitad de su miembro y volvía a subir, pues mi mano masturbaba lo que quedaba, además de que con mi otra mano acariciaba sus testículos.

«Gracias porno gay».

—Ya —. Soltó un gran jadeo— llego.

Dicho y hecho acabo en mi boca, sabía raro, evidentemente estaba pegajoso, pero tampoco para tanto, así que como pude, me lo trague.

—Creo que debo empezar a comer piña —río.

—¿Por qué? —pregunté y él volvió a reír.

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A Particular Teacher (Gay | +18) [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora