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Deian

Tobías se encontraba abajo mío, boca abajo, con las manos apretando el almohadón, y sus piernas casi temblando. Yo seguía embistiendo, haciendo que soltara más gemidos, y antes de que llegará al clímax, él puso su mano sobre mi panza impidiéndome mover. Al darme cuenta de lo que pasaba paré, él se giró y pude ver el líquido sobre el colchón, bueno, el más reciente, ya que también tenía algo de él sobre su panza, y otro en otra parte del colchón.

Por mi parte no me iba a quedar sin terminar, así me saqué el condón y lo tiré al costado de la cama, y comencé a darme placer manualmente. Hasta llegar a venirme, sobre la pierna de Tobi.

—Dios... —solté cayendo junto a él.

—Ya no puedo más, estoy en mi límite —dijo poniendo su brazo sobre su rostro, cubriendo sus ojos.

—Tranquilo, créeme, ya me di cuenta —dije y solté una risa seca.

—¿Haces ejercicio? —. A él no le gustaba educación física, ni jugar a la pelota o nada de juegos de esa manera realmente, pero, en cambio, tiene algunos músculos.

—No, realmente no. Solo suelo cargar cajas pesadas y hacer ese tipo de cosas en mi trabajo, puede ser que por eso este de esta forma —comentó mirando su brazo.

Nos quedamos unos minutos en silencio, hasta que al final el relajante silencio fue reemplazado por una pregunta que hizo.

—¿Te has enamorado alguna vez? —preguntó.

—Un par de veces sí —respondí, y luego le pregunté lo mismo a él.

—Yo... nunca, supongo.

—Eso es nuevo, ¿quién se robó tu corazón? —pregunté apoyándome sobre mis codos, y sonriendo.

—¿Es muy raro si digo que varias personas lo hicieron? —preguntó.

—No, de hecho si lo dices de ese modo suena normal, común.

—Pero, al mismo tiempo —dijo.

—Bueno... raro puede ser, porque sería algo poco usual, pero no por eso es algo malo o algo de esa manera —dije.

—¿Y a ti te paso eso alguna vez? —preguntó.

—N... —. Iba a decir que no, pero en ese momento pensé en lo que me pasaba con los chicos, y no pude decirlo. Es cierto que el pensar en mi relación con ellos no me confundía, sino lo que sentía por ellos era lo que me tenía un poco... No sabía bien lo que me pasaba «Mentira».

No contesté, me quedé callado hasta que él me miró, esperando mi respuesta, yo solo me quede mirándolo con una cara que no decía nada, o al menos eso a mí me parecía.

—Así que a ti también te confunde.

—Un poco —dije, sentía que tenía que decir algo, así que lo dije.

—¿Me quieres? —preguntó.

—Sí, te quiero.

—¿Quieres a los chicos? —preguntó.

—S... sí, los quiero —contesté.

Lo dije... fue más sencillo de lo que creí que sería. Dicen que decir la verdad duele, pero se sintió bien decir eso, fue liberador.

—¿Y ahora que vamos a hacer con esto? —preguntó.

—No lo sé, honestamente no lo sé.

—Pero, ¿tú quieres hacer algo con esto? —. A lo que sentimos se refiere.

—Sí, definitivamente —respondí.

—Yo igual —. Sonrió.

«Así que estos son los momentos donde no necesitas decir nada, ya que lo estás diciendo todo con tus ojos, tu cuerpo, todo tú yo lo está diciendo».

Me acerqué levemente a él con una sonrisa que no podía ocultar, Tobías hizo lo mismo, nuestros ojos se cruzaron y casi como si me saliera del alma dije:

—Te quiero.

—Yo también.

Y como si no se pudiera evitar, como si ya estuviera premeditado, nos besamos.

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A Particular Teacher (Gay | +18) [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora