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Nicolás

Ya era de noche, estábamos en la mesa comiendo, pero toda la noche mis ojos habían estado concentrado en una sola cosa. Y es que enfrente de nosotros había una foto familiar, con un niño que me resultaba bastante familiar.

—¿Y Nico? —preguntó Andy.

—¿Ah? ¿Qué? —solté sin saber muy bien de lo que estaban hablando.

—¿Qué si sabes lo que es BDSM? —preguntó José.

—¿No es lo que hacían los protagonistas de 59 sombras de no se quien? —pregunte confuso.

—Más o menos —dijo Deian.

—¿Por qué? —pregunte.

—Yo te tengo una pregunta mejor, ¿qué a estado pasando por tu cabeza toda la cena?, que estás tan distraído —dijo Andy.

—Nada, sólo. Andy, ¿vos sos el niño de esa foto de allá? —pregunte señalando la foto.

—Ah, sí, lo soy. ¿Por? —preguntó.

—Es que siento que te he visto en algún lado —dije.

—¿Verdad? —dijo Tobías sonando como si pensara lo mismo que yo.

—Ahora que lo dices si me suena de algo —dijo Deian.

—No se parece al actor este, como se llama —. Empezó a adivinar José.

—No, no, no me suena de haberlo visto en una película —dije.

—Bueno, entonces cantante —dijo José.

—No creo que sea un cantante —dijo Deian.

—Okay, seguro que es algun hijo de algún famoso —dijo José.

—Deja de tirar cosas por tirar José —se quejó Tobías.

—Bueno, de todas formas ni quería adivinar —se quejó José.

—Disculpen, pero ahora que lo dicen, creo que si nos hemos visto antes —dice Andy.

—¿Sabes de donde? —pregunté.

—No estoy tan seguro de donde, pero lo siento, no se por que —dijo Andy.

—Oigan, ¿el de Buenos Vecinos también dirigió la película esa de Chicos Buenos? —preguntó José.

—Sí, creo que lo hizo —contestó Andy.

—Vecinos... ¡Fuiste mi vecino! Creo —dije.

—Sí, el mío también —dijo José.

—Sabes que, tienen razón creo que fui el vecino de todos aquí alguna vez —dijo Andy.

—El mío también, pero cuando vivía en Argentina, no acá —dijo Deian.

—A eso me refería yo también —dije.

—Literal, bueno, en México —mencionó José.

—¿A cuantos lugares viajaste? —preguntó Tobías.

—A muchos, no me acuerdo de todos, pero se que a varios, a mi familia le gustaba viajar —contó Andy.

—Por lo visto sí, de continente en continente —bromeó José.

—¿Son millonarios? —preguntó Deian.

—Teníamos dinero, más que la mayoría, pero eso era antes, ahora tenemos lo que la clase media suele tener —dijo Andy.

Nos quedamos hablando hasta que se hizo tarde, ese ya no tener la responsabilidad que debías tener con la escuela era tan relajante. Aunque no nos quedamos hasta más de las dos de la mañana, al final todos caímos en los brazos de morfeo, como se suele decir.

Hasta que la luz llegó a mis ojos cerrados, y pude sentir como unas manos recorrían mi cuerpo de una manera que me ponía dura. Nunca creí que sentir algo así fuera una sensación tan familiar para mí, pero ahora lo es, y no quiero que deje de serlo.

—Buenos días, quien quiera que seas —bromeé.

—Buenos días, soy Tobías, y te puedes levantar, hay algo que quiero hablar contigo.

—Esta bien. ¿Qué pasa? —pregunté mientras me levantaba.

—Es que hay una cosa que entro en mi cabeza y ya no sale, no sé si a ti te paso lo mismo o no te pasa, pero una vez vi a un actor porno gay, que sólo lo había visto como pasivo... Siendo activo con otro chico, y se me paso por la cabeza... Ya sabes.

—Que podrías ser activo, bueno, eso jamás me pasó a mí. Pero por qué no me pase a mí, no quiere decir que no te pueda pasar a ti —dije tranquilo.

—Y no es sólo eso, estuve pensando que si tu querías, podía probar contigo... eso —insinúo.

—¿Ser activo conmigo?, pues —. Lo miré y me acomodé en la cama—. Esta bien, supongo, sí, bueno dale.

—¿En serio? —preguntó.

—Sí, esta bien.

Una sonrisa nació en su rostro, se veía tan lindo cuando esta feliz. Antes de que pudiera procesarlo me beso, sus manos un tanto temblorosas e inseguridades viajaron desde mis antebrazos hasta mi cadera, acercándonos y dejando cada vez menos poco espacio entre nosotros.

El ambiente se fue volviendo cada vez más caluroso, y se sentía genial ese contraste que había con el frío que entraba desde afuera. Éramos sólo él y yo en la pieza.

Él me acostó en la cama, mis manos se la pasaban recorriendo su pecho y espalda, agarré con fuerza su remera cuando sus manos abrieron mis piernas y él se colocó entre ellas. Su miembro se notaba poco en mi entrepierna, se separó un instante de mi para preguntar.

—¿Tienes condones? —preguntó.

—¿A mí me preguntas? —. Él me miró serio,«creo que no le gusto mi broma»—. Creo que en la mesita de luz hay.

Busco y si había, entonces volvimos a estar como antes, sólo que esta vez tratamos de no romper mucho el beso mientras nos sacamos la ropa, y al final quedamos desnudos mientras que el baja sus besos.

—Abre la boca —dijo mientras pasaba a besar y dejar algunos chupetones en mi cuello.

Abrí la boca y sus dedos entraron, mi lengua pasaba entre y alrededor de ellos, casi hasta los chupaba, cuando el los saco. Y los froto en mi entrada, poco a poco fue metiéndolos uno por uno, hasta haber tres dedos de él dentro de mí, yendo hasta tocar esa parte de mi que me hace soltar gemidos siempre que la tocan.

Luego de unos minutos los saco, y se puso el condón, sus ojos estaban sobre mi cuerpo, con esa misma pero a la vez diferente mirada que me han dado, esas ganas de dominarme salían de su cuerpo, y mi miembro sólo se ponía más duro, hasta que mi pre semen salió.

Agarró su pene y lo coloco en mi entrada, lentamente fue penetrando me, creo que no importa cuantas veces haga esto, siempre me hará sentir ese fuego que entró en mi y paso por cada parte de mi cuerpo, haciéndome desear más.

Sus manos se apoyaron al costado de mi cabeza, y él se movió, saliendo y entrando de mí, mis uñas casi se clavaban en su espalda, creo que ya conoce mis suspiros, pues me la paso suspirando en su oído y él soltando pequeños gemidos y una que otra vez un gruñido.

Sus caderas subían la velocidad, y mis gemidos eran cada vez más irregulares, y cada vez estaba más cerca de ese ansiado clímax.

—Me vengo —soltó Tobías.

—Yo también —dije como pude, pues me costaba hasta decir una palabra entera.

Siguió así hasta que pude sentir esa electricidad en mi entrepierna, y un líquido cayendo en mi panza, además de el peso de Tobías sobre mí.

—¿Y? ¿Te gusto ser activo? —pregunte.

—Demasiado.

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A Particular Teacher (Gay | +18) [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora