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"¿Sabes por qué el café sabe tan bien cuando le agregas azúcar, Gaia?"
Tras la muerte de Mike Zacharius, Gaia hace el intento por continuar con su vida cargando con el dolor de haber perdido al ultimo miembro que quedaba de su familia. Una ta...
Me desperté alarmada por una repentina y extraña insuficiencia de aire, mi cuerpo estaba muy pesado, mi rostro se apretaba contra la almohada y por un motivo que no entendía, me estaba asfixiando.
Abrí mis ojos desesperada y estuve a punto de estirar el brazo para zarandear a Levi y pedirle ayuda, hasta que...
-Zzzz – el sonido de una tranquila respiración justo encima de mi oído, y un aire caliente que soplaba de vez en cuando.
Con razón...
No me tomó mucho entender que Levi, estando dormido, se había arrimado tanto para abrazarme que acabó aplastándome. Literalmente estaba dormido sobre mí, encima de mi espalda, por eso no podía respirar. Así que comencé a levantarme apoyándome en mis codos para al menos poder moverlo, de modo que cuando sintió que me quitaba, él mismo dio un gruñido y se enrolló como un caracol al otro lado de la cama por fin dándome algo de oxígeno.
Dios, que putísimo susto...
Me senté al borde de la cama y pasé las manos por mi cabello. Pues nada, después de eso no creo que vaya a seguir durmiendo. Y considerando la luz que venía por la ventana, ya debía ser como mediodía, afuera se podía ver el flujo de gente en la calle. Wau... ¿Cuánto habremos dormido? Aunque Levi no tiene pinta de despertarse pronto, se había hecho todo un bollo con la sábana... Mmmh, no parece haber notado que me levanté de la cama.
Jajajaja, si supiera lo lindo que se ve ahora...
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Estiré mis brazos y piernas, me sentía fresca y reposada. No me imagino lo cansado que Levi debía estar como para permanecer dormido hasta ahora. Pero estaba bien, dejaré que descanse todo lo que quiera. Por mi parte, era momento de comenzar el día así que silenciosamente entre al baño y me alisté, le eché una última mirada al adorable soldado que ahora parece que ame más la cama que a mí y salí cerrando la puerta con cuidado.
Estaba por ir a la cocina para preparar el desayuno porque el estómago me rugía como el de un animal, pero alguien llamó a la puerta. Y me llevé una sorpresa cuando abrí.
-Ah, ¿Señora Rose?
-¡Buenas tardes, pequeña! ¿Cómo estás? – me hice a un lado para dejarla entrar, con ella traía un ramo de Narcisos y dos cajas bien decoradas.
-¿Tardes...?
-Sí, tardes – repitió – Se me ocurrió venir en la mañana pero me cansé de tocar la puerta y nadie abrió ¿Hasta ahora es que vienes despertando? Linda, casi serán las cuatro.
-Ah... ¿Qué, de verdad?
-Aja – asintió - ¿Qué estuviste haciendo, que te levantas a esta hora?
Levi me despertó a media noche besándome el cuello y manoseando mis senos, y acabamos teniendo sexo como para dormirnos de nuevo a las dos o tres de la mañana... pero eso no se lo voy a decir. Supongo que no tiene que enterarse que a veces el Capitancito tiene sueños húmedos, pero no me quejo. Claro que no.
