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"¿Sabes por qué el café sabe tan bien cuando le agregas azúcar, Gaia?"
Tras la muerte de Mike Zacharius, Gaia hace el intento por continuar con su vida cargando con el dolor de haber perdido al ultimo miembro que quedaba de su familia. Una ta...
Un suspiro se hizo presente en el tranquilo ambiente de aquella humilde vivienda...
Olor a vegetación, canto de las aves, leve luz de sol asomándose tras la muralla y un delicioso sabor a te matutino. Gaia estaba sentada en la mesa remendando las costuras de una camisa, el entorno estaba silencioso y ella en su calma reflexionaba acerca de su vida. Así como lo había estado haciendo estos últimos tres años y medio.
El tiempo pasó...
Fueron días, semanas, meses, temporadas pasando por encima de ella. Primaveras, veranos, otoño es inviernos en la espera... En la espera de nada, solo ahora un recuerdo en su mente al cual solía darle vueltas de vez en cuando para recordar que durante un tiempo... Su vida fue terrible, luego hermosa, y luego devastadora... Hasta ahora.
Levi nunca regreso, no volvió a verlo y lo único que lograba saber de él eran unas pocas noticias de la Legión, pero nada en específico, nada que pudiera probar nada. Eran solo eso, nada, desde aquella mañana en la que a Gaia se le entrego una despedida que no quiso leer y una promesa que quedó en blanco... Ellos jamás de volvieron a ver... Ellos se convirtieron en nada.
Justo como todo lo que se relacionaba con ella, terminaba de esta forma. Pero no lo sería está vez.
El pasado estaba atrás, el presente se llenó de cambios tanto para ella como para lo demás, cosas viejas se fueron y las nuevas llegaban día tras día. La cabaña que una vez le fue entregada por Kairos Hilmore, que en paz descanse, se convirtió en su nuevo hogar. Ella fingió salir de viaje con un gran equipaje y se despidió de sus vecinos, pero nadie nunca supo que ocurrió con la florista que jamás regresó a Trost.
Las flores se marchitaron, la casa donde ella creció de descuido y quedó abandonada, aún con los muebles dentro, los armarios, las camas como prueba de que alguna vez alguien vivió allí. Hizo una vida a las afueras de la Muralla Sina, con pocos conocidos, siendo discreta y educada con todos fingiendo ignorancia ante cualquier atisbo de lo que pudo haber sido su pasado.
Lo pero de todo es... Que nadie pudo ocupar el lugar de Levi.
No intento reemplazarlo, pero lo intentó todo por él aunque jamás volvió, intento ser fuerte aunque cayera, intento olvidarlo aunque todas las noches lo viera en sus sueños, intento no rogarle aunque llorara de angustia porque volviera. Lo supo, sabía que la había dejado por su bien, pero no pudo evitar sufrir por su ausencia durante meses... Aquello que creyó eterno se había desvanecido en un abrir y cerrar de ojos, con las ganas de que la abrazara... Aun con la falta que le hacía.
Al cerrar los ojos todavía no había logrado olvidarse de el por completo,... Pero la mente de Gaia se volvió brisa, aire, alma cuando los abrió de nuevo un día y se encontró con que el recuerdo de lo que una vez fueron los dos había tomado forma y lloraba en sus brazos.
Con sus pequeñas manos, con su piel tan blandita, con sus suaves mejillas y su cuerpo diminuto. La recompensa por tanto dolor alrededor de su vida, el consuelo de todo su esfuerzo llegó en el momento más inesperado... Pero el más necesitado. Alguien a quien proteger, alguien a quien adorar...
La vida se convirtió en alegría desde ese minuto.
Pequeños pasos se oyeron venir desde el pasillo hasta la cocina. Un pequeño somnoliento se tambaleaba aún medio dormido mientras frotaba sus ojos.
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