*Chae Hyungwon*

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A sus 22 años, Hyungwon ya contaba con una licenciatura en administración, a los 24 con una maestría.

Una gran promesa. Perezoso, pero con excelentes calificaciones, lento, pero con una inteligencia que le otorgó el premio a la Excelencia Académica, aunque de nada le sirvió esto ya que su poca experiencia laboral lo ayudó a obtener solo un trabajo de oficina en casa.

Proveniente de Gwanju y con el apoyo de sus padres, viajó a Seúl a buscar el gran sueño. El plan inicial era rentar un apartamento con su amigo de la infancia Minhyuk, a quien conoció en un campamento de verano, pero cambió drásticamente de opinión al tener como compañero también a Jooheon. Los tres eran amigos claro que sí, muy buenos amigos en realidad, pero esas noches sin poder dormir gracias al escandaloso Minhyuk lo hizo querer salir corriendo de ahí. ¿Qué no se cansaban de tener sexo todas las noches? Pensaba el pobre Hyungwon.

Su prima llegó unas pocas semanas después, lo convenció de irse a vivir con ella y ahí estaba. La preciosa Dodo, quien llevaba con su novio 3 años de relación. ¿Tenían relaciones? Por supuesto, pero ella tenía la decencia de pedirle prestado el departamento completo a su primo y bueno, sus horas de dormir también eran sagradas así que nada de sexo por las noches. O al menos no que él se diera cuenta.

Hyungwon no podía quejarse de su empleo, literalmente le pagaban por trabajar desde la comodidad de su cama, ganaba... Lo suficiente para sobrevivir, pero un ingreso extra no le vendría mal y la oportunidad simplemente se le presentó.

Un día llevó a pasear al pequeño cachorro de su prima, horas después regresó con cinco números de señoras que pedían un servicio de cuidado para sus mascotas, al ver cuánto le ofrecían accedió al instante.

El primer día descubrió que pasear perritos no era para nada lo suyo, uno se vómito, dos se soltaron de su correa y por poco los arrolla un auto, sí, a él también. Llevaba consigo una hermosa pastor alemán, así es una hembra con cuatro machos, el pobre quería morirse.

Renunciaría apenas entregara las mascotas a sus dueños, estaba realmente decidido pero una personita lo hizo querer cambiar de opinión.

Al llegar al fraccionamiento vecino, una pequeñita de unos tres años estaba encantada con esos perritos. La amó enseguida.

El padre de la pequeña le causó un poco de gracia, un paranoico de primera, aunque después de considerarlo unos minutos entendió el porqué de la situación, una niña pequeña que se acercó a un extraño, él probablemente hubiera reaccionado del mismo modo. Pero días después entendió que no era la situación, el hombre por alguna razón parecía estar siempre alerta y se dio cuenta en aquella cafetería. Echó a volar su imaginación pensando que tal vez se encontraba en una misión de espías, aunque claro que era muy fantasioso ¿Verdad?

Al verlo inmediatamente recordó a la pequeña, como si de un robot se tratara le comentó que llevaría a pasear a los perritos al día siguiente, lo cual era una total mentira pues en efecto, había renunciado en su primer día, pero por alguna razón quería seguir viendo a la pequeña.

Al día siguiente se olvidó por completo de su salida al parque, se encontraba plácidamente dormido cuando el pequeño Toby (ahora nombrado por la niña) lloriqueaba porque debía salir a hacer sus necesidades, despertó de golpe, se vistió lo más rápido que pudo y sacó al cachorro. Ahí estaban padre e hija, ¿Qué les diría al solo ver a Toby? Que sus clientes habían cancelado, fácil.

En sus dos encuentros anteriores, no había tenido oportunidad de visualizar bien al padre de la niña, era un hombre muy apuesto. Pero no fue eso lo que llamó su atención, que fuera padre soltero en primera estancia le pareció muy lindo, verlo y escucharlo hablar de su hija era increíble, saber más sobre su vida, las cosas que le gustaban y las que no, las cosas que hacía y porqué las hacía, ese pedacito de su corazón que abrió con él, pero también tener quien escuchara todas sus anécdotas, quien riera con todas sus rarezas, quien le prestará atención y no sólo fingiera hacerlo, quien se interesara más por su persona y no juzgarlo por ser como es. Ese día terminó de amar a aquella niña, ese día comenzó a enamorarse de aquel hombre, Hoseok.

Un sentimiento enorme de querer estar cerca de ellos comenzó a ocupar su corazón, pintar con Seulgi, escuchar a Hoseok. ¿Qué era eso que sentía cada vez que los veía?

Aquellos pensamientos que involucraban amor los evitó totalmente, no podía enamorarse de él. En primer lugar, Hoseok era siete años mayor, un padre soltero y muy seguramente no le gustaban los chicos. ¿Necesitaba más razones para rechazarlo?

Claro que todos estos pensamientos lo pusieron en duda el día que Hoseok lo invitó a cenar... ¿Era una cita? ¿Acaso Hoseok... Comenzaba a sentir lo mismo que él? ¿Debía preguntárselo?

Descubrió que Hoseok lo miraba con otros ojos, una mirada llena de amor, los Lee comenzaban a amarlo y él a ellos.

Cada vez pasaban más tiempo juntos, cada vez los veía más y simplemente sucedió. Hicieron el amor.

Hyungwon fantaseó los siguientes días con aquel hombre, no podía creer la tan bonita experiencia que le había regalado.

Volvió a esa casa para quedarse, no se separaría de ellos jamás.


~Wenaas~

Creí que me extendería más con este capitulo pero les estaría haciendo más spoilers😅

Es un capitulo un poquito diferente, espero que les haya gustado:(💖

The Clan Oh-Ho ~2won/HyungWonho~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora