Capítulo 1

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___'s POV.
Caminé tan rápido como pude tratando de evadir a Alex, un chico que conocí cuando comencé la carrera de arquitectura hace un año, él me había confesado su gusto por mí, pero para ser honesta los chicos de la universidad no eran lo que yo buscaba, ni siquiera sabía que es lo que esperaba en un hombre, tan solo tengo 19 años, a los 15 años tuve mi última relación, duró dos años pero por alguna razón que ni siquiera recuerdo terminó, y desde entonces jamás he conocido a un chico que me haga sentir completamente segura de estar con él, solo estaba muy consciente de que ahora, y en la universidad, no lo encontraría.

- Lía, que bueno que te veo, solo sígueme la corriente - Dije lo último en un susurro.
- ¿Qué tienes? - Preguntó del mismo modo que yo.
- Alex me está buscando, no quiero hablar con él - Confesé.
- Vamos a cafetería, estaremos seguras - Aseguró.

Lía y yo comenzamos a caminar lo más rápido que pudimos hasta perder de vista a Alex, esta mujer es mi mejor amiga y sin duda me ayudaba a salir de apuros siempre que lo necesitaba.
Nos sentamos en una mesa una frente a la otra y dejamos salir un suspiro.

- ¿Por qué no quieres hablar con Alex? - Preguntó al fin.
- Porque va a invitarme a salir o algo así, y créeme, las citas con Alex no son las más divertidas - Dije haciendo una mueca rara.
- ¿Qué esperas de un crío de diecinueve años? Yo creo que su primer cita estuvo bien - Mencionó encogiéndose de hombros.
- ¿A qué te refieres con bien? - La miré mal - Estoy de acuerdo en que no esperaba que me llevara a un restaurante muy lujoso y me hablara de los proyectos ambiciosos que tiene en mente, me llevó al circo, Lía, y no es que eso me moleste pero ni siquiera él se divirtió con esos terribles actos que presenciamos, y para rematar, derramó todo su jugo sobre mí, admito que fue lo más gracioso que ocurrió en la noche pero no sabía ni que hacer mas que disculparse en lugar de buscar algo que me ayudara a secar - Puse los ojos en blanco.

Lía rió y negó con la cabeza.

- Aún no puedo tan solo de imaginar tu cara al querer ahorcarlo por lo que pasó - Se burló.
- Cuando se iba, la llanta de su auto hizo que un charco de agua me salpicara toda, dale gracias al cielo que estaba afuera de mi casa, de otro modo no lo habría pensado y sin duda le hubiera gritado un par de improperios que lo harían no querer volver a buscarme - Afirmé molesta recordando lo que pasó.
- Ya me quedó claro amiga mía, no quieres tener nada que ver con él -.
- Ni siquiera es por lo que pasó, solo no me interesa como algo más que un amigo, no Alex - Admití.
- La verdad es que no sé que buscas, tienes como una fila larga de hombre tras de ti y solo los ignoras, ¿Acaso no te das cuenta? - Me miró confundida.
- La verdad es que no me interesan, es verdad que ni yo sé que busco, o tal vez sí, no lo sé, pero no son críos de diecinueve años - Afirmé.
- ¿Acaso quieres un anciano o un tipo de treinta años? - Preguntó burlona.

Y aunque para ella fuera gracioso, a mí me dejó pensando.

- Probablemente sean menos tontos - Dije.
- Son mucho más amargados, si llevándote al circo te aburriste, tal vez estando solo con ellos termines muerta de aburrimiento - Dijo tan segura.
- ¿Cómo sabes eso? - Inquirí curiosa.
- Amiga, tengo un hermano de veintisiete años, digamos que ser empresario lo mantiene tan ocupado que su amargura no se la quita nadie - Explicó.
- Es verdad, pero aunque no lo conozco aún, no creo que pueda ser tan amargado como dices -.

La razón por la que aún no conocía al hermano de Lía, es porque se la pasa viajando, y como el hombre vive solo, va de visita a casa de sus padres tan poco que las veces que yo he estado ahí, ni siquiera me lo he topado.

- No sabes lo que dices, te lo juro, justo hoy llega de Londres y lo primero que hará será visitarnos, ¿Por qué no estudiamos en mi casa y aprovechamos para que lo conozcas? - Propuso.

Yo lo pensé un momento pero decidí aceptar, de cualquier modo hoy no tenía actividades extra.

- De acuerdo, me parece bien, solo tengo que avisarle a Darío para que pase por mí a tu casa - Dije.

Lía asintió y esperó a que yo llamara a Darío, el chofer de la familia, aunque más específicamente mío.

- Hola Darío, iré a casa de Lía, no pases a buscarme al colegio, te llamo cuando vayas por mí a su casa, ¿De acuerdo? -.
- De acuerdo señorita Tirbell, cuídese - Respondió.
- Gracias Darío, igual, bye - Concluí.

Guardé el celular en mi bolsillo y Lía y yo nos pusimos de pie.

- Vamos a casa - Aviso.

(...)

Lía y yo estabamos en su habitación, luego de largas horas de haber estudiado decidimos que ya había sido suficiente, así que preferimos bajar a la cocina por algo de comer.

- Niñas, ¿Ya terminaron de estudiar? - Nos preguntó su mamá.
- Sí mamá, pero ___ y yo tenemos hambre - Respondió Lía.

La señora Yenny le pidió a una de sus chicas de servicio que nos preparara dos sandwiches.

- ¿Qué tal van las clases ___? -.
- Súper bien señora Yenny, Lía y yo elegimos bien la carrera, aunque los exámenes un poco pesados - Dije.
- Me imagino, pero ambas son muy inteligentes, no puedo esperar para verlas graduadas -.

Yo sonreí en su dirección.

- Créame cuando le digo que estamos igual - Dije.

Mientras comíamos el señor Leonardo, papá de Lía, llegó también a la cocina y nos saludó a ambas con un beso en la mejilla, cuando estuvo cerca de su esposa besó cortamente sus labios.

- ¿Cómo les fue en el colegio chicas? - Nos preguntó.
- Muy bien papá -.
- Todo increíble señor - Respondí con una sonrisa.
- Me alegro mucho, y también me alegra que estén las tres aquí porque alguien llegó a casa -.

Cuando el señor Leonardo dijo eso, Lía se levantó de la silla y corrió al umbral de la cocina, en donde rápidamente abrazó a un chico alto, vestido de traje negro, de quien todavía no podía ver el rostro.

|Rechazame| Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora