Capítulo 29

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___'s POV.
Habíamos llegado por fin al departamento de Christopher, dejé mis cosas en el sofá y lo acompañé hasta la cocina.

- ¿Tienes hambre? - Preguntó.
- Sí, demasiada - Dije, pero esta vez refiriéndome a la comida de verdad.
- ¿Y si pasamos directo al postre? - Preguntó coqueto.
- Necesito disfrutarlo de verdad y no creo que pueda con el estómago vacío -.
- ¿Comiste algo en la escuela? - Cuestionó.
- En realidad no tuve tiempo - Admití.

Él me miró mal.

- ___, tienes que comer, te lo he dicho muchas veces - Dijo con firmeza.
- Sí como, no podría morirme de hambre - Mencioné obvia.
- Bueno, entonces me demostrarás eso, ¿Qué se te antoja? -.
- ¿Tú vas a cocinar? - Inquirí.
- Depende -.
- ¿Depende de qué? - Lo miré curiosa.
- Bueno, podríamos pedir comida a domicilio y mientras esperamos puedes probar un poco del postre -.

Christopher cada vez se acercaba más a mí, hasta el punto en que me acorraló entre su cuerpo y la encimera de la cocina.

- Mm, veo que tus ganas de omitir los platillos principales son muchas, así que solo por eso podemos ir directo al postre - Dije.

Christopher atrapó mis labios con los suyos y sin pensarlo más tiempo me tomó por los glúteos hasta que mis piernas quedaron enrolladas en su cadera, comenzó a caminar hacia su habitación hasta que me depositó en el suelo y poco a poco las prendas de ropa fueron desapareciendo.

- Voy a llevarte al cielo nena -.

Él me depositó sobre la cama, se puso sobre mí sin dejar caer todo su peso y me besó con desespero, sin embargo sus besos cada vez iban bajando más y más por mi cuerpo hasta que llegó a mi pelvis, me miró con esos ojos tan seductores y sin más atrapó con su boca mi intimidad.

- Oh mierda - Gemí cuando comenzó a mover su lengua de una forma tan maravillosa - Eres un jodido Dios haciendo ésto -.

Él sonrió sin despegarse de mí, yo solo podía disfrutar de lo que Christopher me estaba haciendo sentir.

- Christopher, voy a terminar - Dije con dificultad.

Él no se detuvo, aumentó la velocidad de sus movimientos hasta el punto en que cuando por fin pude alcanzar la cima del clímax, tragó todo.

- Eres jodidamente deliciosa -.
- ¿Ah sí? Necesito decir lo mismo - Afirmé.

Como pude, y tratando de recuperar la respiración, hice que Christopher tomara mi lugar para que entonces yo pudiera ocupar el suyo e introducir su miembro en mi boca, no sin antes haber podido acariciarlo con mis manos.

- Enséñame que puede hacer esa boquita -.

Solo eso bastó para que yo comenzara a subir y bajar por su miembro, llenando por completo mi boca y mirando de vez en cuando como es que él lo estaba disfrutando.

- Así nena, sigue - Gimió.

A decir verdad, lo rasposa que su voz se había vuelto me estaba volviendo loca, escucharlo me hacía sentir segura y con ganas de hacerlo disfrutar tanto como él a mí.

- Shit - Dijo tras haberse venido en mi boca, observando como pasaba aquel líquido, proveniente de él, por mi garganta.
- Mm, delicioso - Dije.

Él dejó escapar una risita y sin más me atrajo por la cintura hasta colocarme a horcajadas sobre él, de manera que alineó su ya erecto miembro en mi entrada y sin más se hundió en mí.

- Mierda, creo que nunca voy a cansarme de ésto - Aseguré.
- Menos mal, porque te advierto que pretendo hacerte mía todas las veces que me sean posibles -.
- Con todo el placer del mundo te digo que acepto -.

Mis caderas comenzaron a moverse buscando tener más fricción entre Christopher y yo, él no tardó en guiar mis movimientos con los suyos de manera que por fin podía sentirme llena, completamente llena por él.

- Más rápido Christopher - Gemí con la respiración acelerada.
- ¿Nunca usarás el diminutivo? - Preguntó confundiéndome.
- Llévame a donde tú sabes y después podremos hablar de todos los diminutivos que tú quieras -.

Claro que no quería perderme de este orgasmo.

- Entonces prepárate, porque tus piernas van a temblar, no olvidarás que estuve dentro de ti por varios días - Afirmó.

El ritmo de sus embestidas eran cada vez más salvajes y eso me hacía sentir en un verdadero paraíso, podía sentir como succionaba mis pechos dejándolos seguramente marcados, y por ahora la verdad es que no tenía nada de que preocuparme, finalmente es el único hombre con el que estoy íntimamente y al que le gusta la "exclusividad".

- Ay por Dios - Grité cuando por fin alcance la punta del éxtasis.
- ¿Qué te pareció? - Preguntó exhausto.
- Tal vez caminaré como pingüino, pero valdrá la pena - Le guiñe un ojo.

Christopher dejó un beso en mis labios y sin más yo me quité de encima suyo sacando su miembro de mí y dejándome caer a su lado.

- ¿Te parece bien comida Italiana? - Preguntó mientras se levantaba de la cama para tomar su boxer y ponérselo, iría a la cocina por su celular.
- Sí claro -.

Christopher salió de la habitación y yo me levanté para poder buscar mi ropa interior y ponermela, recogí sus prendas de ropa y las mías y las puse sobre la cama, cuando estuve a punto de ponerme el resto de la ropa Christopher entró de nuevo y me miró de pies a cabeza.

- ¿Puedes quedarte en ropa interior? No quiero que te vistas aún - Pidió.

Yo sonreí en su dirección.

- ¿Estás seguro? - Inquirí.
- Por supuesto, no tengo ninguna duda, además, solo quiero verte, tranquila que ya pido la comida -.

Con una sonrisa asentí y me quedé en ropa interior tal y como él lo quería, al final él también tenía puesto solo su boxer y no parecía tener la intención de querer vestirse, y mucho mejor para mí, tener acceso a su cuerpo, no solo con la mirada, si no con el tacto también, me hacía desearlo cada vez más, ese cuerpo tatuado era tan sexy que te hacía tener los pensamientos más impuros de este mundo.

- ¿Te gusta lo que ves? - Preguntó llamado mi atención cuando seguramente sintió mi penetrante mirada sobre él, ¿Y para qué tener caretas?

|Rechazame| Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora