Capítulo 38

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Mario y yo estábamos en un lugar muy lindo bebiendo una taza de chocolate, él se había tomado la molestia de darme una rosa roja demasiado linda, podía jurar que mi corazón iba a estrujarse mucho.

- ¿Por qué habías estado dándome largas para salir conmigo? Se supone que lo estamos intentando - Preguntó directo y mirándome a los ojos.
- La verdad es que he estado demasiado ocupada, entre mis prácticas y el resto de mis actividades no tengo mucho tiempo - Expliqué.

Además de que Christopher también consume parte de mi tiempo.

- Han sido semanas ___, ¿Quieres decirme que pasa? - Cuestionó.

Decirle las cosas directamente y sin rodeos sería lo mejor para ambos.

- La verdad es que debo ser honesta contigo, no tiene caso que siga engañandote y engañandome - Comencé a decir.

Dejé salir un suspiro y me armé de valor, por fin podría decírselo.

- Mario, conocerte ha sido una de las mejores cosas para mí, eres increíble y la forma en la que me demuestras tu cariño sin duda permanece en mi corazón y de ahí jamás saldrá, pero la realidad es que te quiero demasiado, más no puedo amarte ni corresponder a lo que sientes por mí - Dije con pesar - Te juro que lo intenté, pero tengo que ser sincera, cuando existe química ni siquiera importa el tiempo que lleves conociendo o saliendo con una persona, lo que te hace sentir, como te hace ver el mundo, los recuerdos que te hace tener, lo que sientes cada que piensas en esa persona, es todo lo que hace falta para saber si estás o no enamorado, y yo no puedo sentir aquello contigo, te juro que mi cariño por ti es inmenso, y quisiera no lastimarte más, por eso entiendo que debo dejarte continuar y encontrar a alguien que pueda corresponderte -.

Su rostro lo decía todo, por mi culpa él se sentía mal.

- ¿Qué hice mal? ¿Por qué tu decisión? Conforme pasan los días lo que siento por ti crece cada vez más y no puedo evitarlo, creí que íbamos bien, creí que me estaba ganando tu amor - Dijo.
- Es que tú no eres el problema, no has hecho nada mal, al contrario, eres un hombre fabuloso, en cambio yo no puedo sentir lo mismo que tú, no puedo controlar lo que siento, es algo que viene de mi corazón, solo estoy hablando por él -.
- Te juro que no logro entenderte, ¿En serio sabes lo que estás buscando en una persona? No fue Alex, no soy yo, ¿Estás segura de lo que quieres en tu vida? - Preguntó.

Claro que estaba segura, por eso no fue Alex ni Mario, por eso Christopher era con quien prefería pasar el tiempo.

- Mario, sé lo que quiero en mi vida, sé a quien quiero, el hecho de que no pueda corresponderle a Alex y a ti no significa que este confundida, más bien, tengo muy claro todo - Aseguré.

Tal vez no estaba enamorada aún, pero vaya que sabía perfectamente de quién no lo estaba.

- Quisiera creerte pero no puedo ni siquiera entender que fue lo que pasó, cambié por ti, te demostré que cada una de mis palabras era real, ¿Y ahora me vienes a decir que no puedes corresponderme? -.

Esta conversación se estaba alterando, algunas personas nos habían mirado cuando Mario subió un poco la voz.

- ¿Te molesta haber cambiado por mí? ¿Te arrepientes? - Lo miré expectante.
- Ahora mismo claro que sí, jamás debí aferrarme a ti - Admitió.
- Creo que jamás debiste hacerlo entonces, no había nada seguro entre nosotros y yo no te obligue a hacerlo, si al final ibas a arrepentirte ¿Por qué lo hiciste? - Me atreví a preguntar.
- Porque creí que valías la pena, creí que funcionaría lo nuestro - Respondió.
- ¿Ahora dices que no valgo la pena? Vaya - Dije incrédula - Está bien, entiendo que te sientes mal y no te culpo, y la verdad prefiero evitar seguir escuchando que seguramente soy lo peor que te pasó en la vida, así que dejémoslo aquí, pedirte que seamos amigos no está como una opción para ti así que lo respeto, te agradezco por todo este tiempo, de verdad -.
- Que bueno que lo sepas, porque llegará alguien que te lastime como tú lo haz hecho conmigo - Mencionó enojado.
- ¿Esa es la mejor despedida para ti? - Reí sin gracia - Está bien, gracias por tus deseos -.

Tomé el bolso donde traía mis cosas para mañana y mi mochila.

- Buena suerte con tu vida, cuídate Mario - Le dije.

Me levanté de la silla y sin más me dirigí a la salida.
En verdad entendía que todo lo que había dicho era porque se sentía herido, claro que había sido horrible escuchar aquello, pero ¿Qué podía hacer? De alguna forma él tenía que desahogarse.
En la esquina de la calle visualice el auto de Christopher y comencé a caminar en su dirección.

- No te irás así sin más - De pronto Mario me detuvo justo cuando estaba a medio camino de llegar junto a Christopher.
- Mario, en serio, paremos con ésto - Pedí.
- ¿Crees qué será así de fácil? Te dediqué tantos meses ___, invertí mi tiempo en ti, en quererte, ¿Y dices qué no me amas? No puedo creer eso - Me reprochó.
- ¿Qué tengo que hacer para que me creas? No te amo Mario, no puedes obligarme a hacerlo - Aseguré.
- Claro que puedo, ya lo intenté por las buenas, pero sé que si estamos juntos íntimamente cambiarás de opinión -.
- ¿Qué dices? - Pregunté sorprendida.
- Al menos merezco que me pagues con una noche, que me devuelvas ese tiempo invertido en ti - Afirmó.
- ¿Por quién me tomas? ¿Crees qué teniendome en tu cama me voy a enamorar? No será más que sexo, mismo que no quiero tener contigo -.
- Sino te vas a enamorar al menos podré decir que el tiempo perdido valió la pena, al menos vas a pagar lo que me hiciste -.
- Mario basta, deja de decir tonterías, tengo que irme - Dije con la intención de seguir caminando, sin embargo él me tomó por el brazo y me detuvo de nuevo.
- Una maldita noche es la que vamos a tener tú y yo, y te haré gritar como nadie más lo ha hecho, a ver si sigues creyendo que no me amas -.

|Rechazame| Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora