Capítulo 30

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- No eres el único al que le gusta mirar - Dije segura viéndolo coqueta.
- Mm, traviesa mi nena -.

Ambos sonreímos y yo solo levanté las manos en señal de aceptación.
El sonido de mi celular rompió aquel momento, así que rápidamente corrí al living y lo tomé para poder ver de qué se trataba, era mi mamá.
Christopher llegó a mi lado y notó lo que pasaba, así que solo se quedó callado.

- Hola mamá - Dije una vez que respondí, tratando de estar lo más tranquila posible.

Christopher tenía razón y debía relajarme un poco, aunque sintiera esa necesidad de meterme bajo una roca cada que estaba con él para que nadie nos viera.

- Amor, ¿Por qué no has llegado a la casa? - Preguntó.

Oh no, había olvidado avisarles.

- Oh, lo siento, olvidé decirles que Lía y yo iríamos a tomar un helado -.

Más y más mentiras, Christopher me veía tranquilo.

- Está bien, solo avisa para la próxima -.
- Está bien -.

Mis padres eran muy comprensivos y cariñosos conmigo, pero cuando se trataba de castigarme por hacer cosas realmente malas no tenían piedad, ellos confiaban mucho en mí y jamás me negaban algún permiso, había demostrado que sabía cuidarme pero siempre estaban pendientes de mí, porque como papá decía, siempre seré su pequeña.

- Necesito que vuelvas a casa, debemos ir a comprar algunas cosas, el sábado tenemos un evento - Vaya, al fin me lo decía.
- Está bien mamá, termino el helado y no tardo mucho en llegar a casa - Aseguré.
- Perfecto, con cuidado, aquí te veo -.
- Sí, de acuerdo -.

Corté la llamada y solté un suspiro.

- Bueno, creo que se terminó la diversión - Lo miré.
- ¿Tienes que irte? - Preguntó.
- Mi mamá me habló acerca de lo que pasará el sábado y quiere que vayamos a comprar algunas cosas, así que sí, debo irme -.
- Pero antes comes conmigo, ¿Verdad? -.
- No podría dejarte solito -.

Christopher rió y me atrajo hacia su cuerpo de manera que pudo tener acceso a mis labios.

- Eres un encanto - Dijo muy cerca de mi boca.
- Me gusta saber eso, por cierto, hablemos de los diminutivos que se te ocurrió mencionar en aquel momento mágico - Puse los ojos en blanco mientras Christopher soltaba una fuerte risa.
- Mientras te tenga encima, de costado, debajo, o como sea pero dentro de ti, puedo hablar de lo que sea -.
- Mm, pero no a punto de llegar -.
- Debes concentrarte en mí - Afirmó.
- Lo hago, pero tú me distraes -.
- Solo quiero saber, ¿Por qué Christopher? Desde que te conozco siempre me llamas así, no Chris, no mi amor, no mi cielo, ya de perdida mi rey - Mencionó.

Yo solo podía reír ante sus comentarios, Christopher era el ser humano más versátil que yo pudiera decir que estoy encantada de conocer, Lía no sabía lo que decía cuando aseguraba que su hermano era tan aburrido.

- ¿Mi amor? - Pregunté burlona.
- Puede ser un sustituto de Chris - Dijo divertido.
- Uy, ¿En serio lo crees? -.
- Claro que sí, pero sino crees que puedas decirme mi amor, estoy abierto a todas las posibilidades -.
- ¿Y qué te parece si dejamos el Christopher y mejor lo sustituimos por Chris? - Propuse.
- Perfecto, pero siempre puedes decirme mi amor, no lo olvides - Dijo guiñandome un ojo.
- Bueno, voy a tenerlo en cuenta -.

(...)

Después de que terminamos de comer nos pusimos la ropa y salimos del departamento de Christopher, me llevaría a mi casa pero me dejaría en el mismo lugar donde nos vemos.

- ¿Te puedo ver mañana? - Me preguntó antes de que yo saliera del auto.
- Mm, sí, pero será después de clases -.
- Entonces te veo afuera de la escuela en el mismo lugar de hoy, y no, no acepto un no por respuesta - Se apresuró a decir.

Puse los ojos en blanco.

- Bueno pero sé discreto - Pedí.
- Claro preciosa, y por favor, no dejes que ese tipo quiera seguir tocandote - Me miró con frialdad en los ojos.
- Está bien, está bien, tranquilo -.

Christopher me tomó por el mentón y besó mis labios.

- Te escribo más tarde, cuídate -.
- Bien, tú también, nos vemos guapo -.

Con una sonrisa bajé de su auto y comencé a caminar hacia la puerta de mi casa, que fabuloso día había pasado con este hombre.

(...)

- ¿Qué compraremos exactamente? - Le pregunté a mis padres cuando íbamos de camino al centro comercial.
- Leonardo Vélez y yo acabamos de hacernos socios, vamos a celebrar en grande junto a otros empresarios importantes, el sábado deben ver a mi princesa tan hermosa como siempre, así que iremos a buscar sus vestidos - Comentó mi papá.
- Oh, me alegra lo que lograron el señor Leonardo y tú papá, creo que será divertido, podré conocer gente nueva -.
- Pero no chicos, no sé si podría verte con el hijo de mis colegas -.

Oh no.

- Papá, no iré en busca de novio, solo amigos nuevos, además, supongo que estaré con Lía - Dije.
- Mucho mejor, solo te divertirás y disfrutarás como nosotros -.

Claro que sí, ahí estará Christopher.

- ¿Y si alguien me invita a bailar? - Pregunté.
- Pues ya veremos - Mencionó mi padre.

Mi mamá rió conmigo, a veces mi padre era un poco celoso para con su única hija, quería cuidarme sobre todas las cosas, jamás iba a permitir que alguien me hiciera daño.

(...)

Después de un largo tiempo tratando de buscar el vestido adecuado, por fin íbamos de camino a casa, ya casi llegaba la hora de ir a la pista de patinaje para continuar practicando.

- Amorcito, hoy te llevaré a la pista e iré por ti, ¿Te parece bien? -.
- Por supuesto papá - Acepté feliz.

Eran realmente pocas las veces que mi papá podía hacer este tipo de cosas, tenía que estar al frente de una empresa importante y yo lo entendía, por eso no me molesta que sea Darío con quién normalmente tengo que ir a todas partes cuando requiero de la camioneta, en realidad no había tomado como tal una clase de manejo, la vida de cualquiera estaría en peligro si sube conmigo a un auto, así que por el bien de todos, Darío se encargaba de los viajes.

|Rechazame| Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora