Capítulo 27

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|Días después|

Las clases por fin habían terminado, honestamente había sido un día bastante aburrido y solo quería salir ya para distraer mi mente un rato antes del ensayo con Sebastián.

- ¿Escribiste el último párrafo? - Preguntó Lía cuando íbamos de camino a la salida de la escuela.
- Claro, ahorita le tomas una foto si quieres -.
- Gracias amiga, me salvaste -.

Reí y ambas seguimos caminando.

- Antes de ir a la clase saldré con Pablo - Soltó Lía de repente.
- ¿Ah sí? ¿Ya son novios? - Pregunté emocionada.
- Me muero por ser su novia, pero no, aún no me lo pide - Mencioné haciendo una mueca.
- Como son lentos los hombres - Dije poniendo los ojos en blanco.
- Eso mismo pienso yo, Mario debió haber acelerado el ritmo y pedirte un noviazgo antes de que decidieras que no es para ti -.
- Lía, no me puedo obligar a sentir cosas por él ni por nadie, lamentable o afortunadamente el corazón es el que elige, es como si yo te dijera que debes amar a Alex en lugar de a Pablo porque Alex tiene tu edad y podrías pasar más tiempo con él ya que estamos en el mismo salón, no tiene sentido, ¿Ves? Porque ni siquiera te gusta Alex aunque le tengas aprecio, eso mismo me pasa con Mario - Traté de explicarle.

Lía se quedó callada un momento, tal vez pensando en mis palabras.

- ¿Entonces ya decidiste que no es él? - Cuestionó.
- Pues sí, ahora mismo no estoy interesada ni necesito de una relación, tendré que hablar con él como lo hice con Alex, aunque termine odiandome también -.
- Soy tu amiga y te apoyo, y si Alex no comprendió lo que sentías y se enojó, pues lo siento, espero que Mario actúe con madurez -.
- Yo espero lo mismo porque -.

No pude terminar mi frase porque sentí como los brazos de Mario me rodeaban la cintura, ya era costumbre en él hacer ésto para después besar mi mejilla repetidas veces.

- ¿Cómo te fue preciosa? - Preguntó.
- Muy bien, ¿Y a ti? -.

Él me dejó girar entre sus brazos para mirarlo a los ojos.

- Todo bien, pero ya tenía ganas de verte - Mencionó con una sonrisa.

Ay no, es que Mario es divino, guapo de verdad, pero ¿Cómo podía hacer para quererlo como él espera?

- Yo también quería verte, de hecho -.

Antes de que pudiera decir algo más, el sonido de mi celular me hizo separarme de los brazos de Mario y mirar de quién se trataba.
Mierda, Christopher.

- Am, espera un segundo, debo atender - Dije.

Traté de alejarme un poco, sin embargo tenía la mirada de Lía y Mario sobre mí.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué me llamas ahora? - Pregunté entre dientes.

¿Qué hubiera pasado si Lía se daba cuenta?

- Más vale que le digas a tu amiguito que deje de abrazarte y besarte así - Dijo con un tono de voz completamente serio.
- ¿Qué? - Pregunté sorprendida y confundida, muy confundida.
- Lo que escuchaste ___ -.
- Pero, ¿Tú cómo sabes eso? -.
- Te espero en el auto, no te tardes - Ordenó.

No me dejó decir nada más porque de inmediato cortó la llamada.

- ¿Qué demonios? - Dije para mí misma.

Disimuladamente comencé a buscar por la calle su auto hasta que lo ví, estaba bastante bien escondido, a menos que lo buscaras tan detalladamente como yo.

- ¿Todo bien princesa? -.

Yo reaccioné al escuchar su voz.

- Oh, em, sí, todo bien, pero ya debo irme - Avisé.
- ¿Cómo? - Inquirió Lía.
- ¿Por qué? - Preguntó Mario.

Lía me veía más que confundida, oh no.

- Tengo que ir con mis papás a recoger unas cosas - Mencioné lo primero que se me ocurrió.
- ¿Para la cena del sábado? - Preguntó Lía.

¿La cena del sábado?

- Sí, justamente para eso, entonces ya sabes, debo elegir outfit con mi mamá y esas cosas - Dije siguiéndole el hilo.
- Oh, tienes razón, debería estar haciendo lo mismo -.
- ¿Entonces no te podré ver más tarde? - Mario me miró apenado.
- No lo creo - Dije fingiendo pesar.
- Bueno, pero más tarde te hablo, ¿Te parece? - Propuso.
- Muy bien - Acepte.

Él se acercó a mí para sostenerme entre sus brazos nuevamente y besarme cerca de los labios.
Christopher iba a enojarse aún más si es que estaba viendo ésto.

- Cuídate princesa, te quiero -.
- Yo también -.

Me separé de él y le di una sonrisa.

- Adiós Pablo -.
- Adiós ___ -.
- Nos vemos más tarde Lí - Dije.
- Claro amiga -.

Hice un gesto con la mano y comencé a caminar disimuladamente hacia donde estaba Christopher, cerciorandome siempre de que nadie me viera subir a su auto.

- ¿Por qué estás aquí Christopher? ¿Tienes idea del problema en el que pudiste meternos? - Pregunté un poco enojada, jamás creí que lo vería afuera de la escuela.
- ¿Le dijiste que no volviera a tocarte ni besarte? - Cuestionó usando ese mismo tono serio y frío.
- Es como si yo te dijera que Romina no puede tocarte ni besarte - Contra ataque.

Christopher me miró con el ceño fruncido.

- Me gusta la exclusividad ___, si quieres que alguien te toque y te bese, entonces voy a hacerlo yo - Afirmó.

¿La exclusividad?

- ¿Es en serio lo que me estás diciendo? - Pregunté incrédula.
- Dime que te sientes mejor con él y me retracto - Pidió.

Maldita sea.

- Christopher, tú sabes lo que pasa con Mario, además, para tu información, cuando tu llamada entró estaba a punto de hablar con él, ¿Y por qué me hablas de exclusividad ahora? - Pregunté confundida.
- ___, yo sé lo que quiero, y definitivamente no es compartirte - Aseguró.

Christopher en serio me estaba dando mucho en que pensar, ¿No me quiere compartir? Pero finalmente no somos nada.

- Christopher, ni siquiera hay un título para nosotros - Dije.
- ¿Quieres qué haya un título para que seas exclusivamente mía? Porque puede haberlo -.
- Claro, tu amante, tienes novia - Dije poniendo los ojos en blanco.
- No quiero que nadie más te toque, y llámalo celos si tú quieres - Mencionó.
- ¿Entonces yo debo aceptar que te acuestes conmigo y con Romina? ¿Tratas de decirme que quien lleva el mando eres tú? - Cuestione.

Ahora sí que estaba sorprendida, Christopher se estaba pasando en serio.

|Rechazame| Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora