my 𝗔𝗡𝗧𝗜𝗗𝗢𝗧𝗘. Harry Styles✨

𝟲𝟯

❝ 𝑰 𝒘𝒊𝒔𝒉 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒉𝒆𝒂𝒗𝒆𝒏 𝒉𝒂𝒅 𝒗𝒊𝒔𝒊𝒕𝒊𝒏𝒈 𝒉𝒐𝒖𝒓𝒔
𝑺𝒐 𝑰 𝒄𝒐𝒖𝒍𝒅 𝒋𝒖𝒔𝒕 𝒔𝒘𝒊𝒏𝒈 𝒃𝒚 𝒂𝒏𝒅 𝒂𝒔𝒌 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒂𝒅𝒗𝒊𝒄𝒆
𝑾𝒉𝒂𝒕 𝒘𝒐𝒖𝒍𝒅 𝒚𝒐𝒖 𝒅𝒐 𝒊𝒏 𝒎𝒚 𝒔𝒊𝒕𝒖𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏? ...
'𝑪𝒂𝒖𝒔𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒂𝒍𝒘𝒂𝒚𝒔 𝒅𝒐 𝒘𝒉𝒂𝒕'𝒔 𝒓𝒊𝒈𝒉𝒕
𝑪𝒂𝒏 𝒘𝒆 𝒋𝒖𝒔𝒕 𝒕𝒂𝒍𝒌 𝒂 𝒘𝒉𝒊𝒍𝒆 𝒖𝒏𝒕𝒊𝒍 𝒎𝒚 𝒘𝒐𝒓𝒓𝒊𝒆𝒔 𝒅𝒊𝒔𝒂𝒑𝒑𝒆𝒂𝒓? ...
𝑺𝒐 𝒎𝒖𝒄𝒉 𝒉𝒂𝒔 𝒄𝒉𝒂𝒏𝒈𝒆𝒅 𝒔𝒊𝒏𝒄𝒆 𝒚𝒐𝒖'𝒗𝒆 𝒃𝒆𝒆𝒏 𝒂𝒘𝒂𝒚.  ❞

«ᴠɪsɪᴛɪɴɢ ʜᴏᴜʀs»
ᴇᴅ sʜᴇᴇʀᴀɴ

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🅼iro mi ordenador frente a mi, apoyando mi cabeza sobre ambas manos e intento leer detenidamente la carta que ha enviado el juzgado a mi correo sobre la decisión de mi caso contra la clínica. Me parece tan imposible creer, que después de todo lo que hemos presentado, las pruebas, el montón de documentos con cada de pena que ellos incumplido contra mi y aún así ellos, hayan tomado la decisión de pautar un fallo, con un acuerdo entre ambas partes.

Elizabeth frente a mi, espera que diga algo, aunque sé que no lo necesita puesto que con la expresión en mi rostro, es obvio todo lo que estoy pensando y la noticia. No es nada justo, definitivamente esto no es justicia y por supuesto que no quiero quedarme de brazos cruzados, pero ahora mismo, el enojo me nubla la mente, a tal punto de no saber que hacer, ni como reaccionar.

—De acuerdo, podemos...

—No es justo. —susurro y me pongo de pie—. ¡No es justo!

—No, no lo es. —Elizabeth se pone de pie y extiende sus manos—. Vale, sé que no sirve de nada, pero calmémonos un poco y busquemos una solución.

—Lo que me faltaba...

—No se va a quedar así. —asegura—. De ninguna manera vamos a aceptar esto... Solo... Solo.

—De acuerdo, estoy bien. —suspiro y señalo la puerta—. Ve a tu reunión, es importante eso ahora.

—En cuanto salga, te llamaré y nos pondremos a estudiar esto. —promete.

—Anda. —asiento—. Gracias, Elizabeth.

—Estoy en esto, tanto como tú. —me señala mientras se aleja a la puerta—. No se quedará así.

Resoplo una vez Elizabeth sale de mi oficina y miro nuevamente mi ordenador, para confirmar si lo que vi hace unos minutos es la decisión final y vaya que si parece ser. Reviso mi teléfono, dispuesta a enviar un mensaje a Trevor, quién se ha ofrecido a traerme a la compañía hoy y espero que todavía no se haya ido porque lo único que quiero es ir a casa y pensar en una posibilidad de no aceptar esto. El teléfono de oficina en mi escritorio, suena, llamando mi atención y haciéndome fruncir el ceño, puesto que, cuando decido trabajar en la compañía, nunca nadie llama directo ahí, sino a mi móvil.

—Gabrielle Hastings. —saludo.

—Buenos días, Gabrielle. —es Charles e incluso me confunde más la llamada—. ¿Cómo estás?

—Hey, bueno, no tan bien. —contesto—. ¿Y tú? Siempre me llamas a mi móvil ¿Cómo supiste que estaba aquí?

—Elizabeth me lo dijo, antes. —contesta cortante y no sé por qué, pero siento que algo está pasando.