Capítulo Veintidós; El Ruggero del pasado jamás lo haría.
Ruggero P.
—Ruggero, ya.
Escucho su escandalosa risa mientras reparto besos por su abdomen desnudo subiendo hasta sus pechos. Soplo sobre su pezón derecho obteniendo un pequeño jadeo de su parte.
Me inclino dejando un beso sobre éste y su mano se enreda en mi cabello.
—Ya, en serio. —tira de mi cabello haciéndome levantar la mirada.
Acerca mi rostro al suyo presiona sus labios sobre los míos haciéndome sonreír.
—Gran noche y lo que quieras, chefcito malhumorado. Pero tengo que bañarme para ir a la universidad. —vuelve a besarme.— ¿Te quitas?
Entierro mi rostro en su cuello dejando un último beso y finalmente me alejo dejando que vaya a bañarse mientras me pongo de pie.
Hoy no trabajo. Los martes el restaurante no abre así que planeo pasar todo el día re-organizando las cosas que la señorita Sevilla se quiso traer ayer mismo. Así que si, tengo un día largo por delante.
Me pongo mi boxer y un pantalón de dormir antes de bajar a prepararle el desayuno a la señorita universitaria que baja exactamente cuarenta y cinco minutos después. Se ve radiante a pesar de que ni siquiera son las siete de la mañana.
Se sienta en su silla y dejo su desayuno frente a ella antes de inclinarme a besar sus labios. Sonríe.
—Extrañaba que me cocines.
—Te extrañaba a ti. —resumo acariciando su mejilla.— Anda, desayuna mientras alisto tu mochila.
—Mi horario está en mi teléfono, la contraseña es la de siempre.
Asiento, ella sonríe y se dedica a desayunar.
Salgo de la cocina subiendo hacia la habitación.
Busco el teléfono de Karol abriendo la galería en busca de su horario, no tardo nada en alistar sus cosas.
Es mi costumbre alistar sus cosas mientras ella desayuna sin poner de excusa el tiempo para no hacerlo. Así me aseguro de que coma y se lleve todo para que no se salte clases.
Vuelve a subir e ingresa al baño para cepillar sus dientes y terminar de alistarse. El mensaje de Clara llega avisando que está saliendo de su departamento y me pongo la mochila en el hombro.
—Ya está viniendo. —le hago saber.— Estaré abajo.
Escucho su afirmación, bajo a la cocina y busco su botella de unircornios para llenarla de agua, una manzana y sus chicles de todos los días.
Si, llevo un mes comprándolos aún cuando ni siquiera era una certeza que íbamos a volver.
Cinco minutos después baja completamente lista.
Su cabello suelto y medio húmedo cae por su espalda mientras se pone el abrigo. Esta mañana ha pasado por alto el maquillaje y lleva puesto solamente esa cosa que se ponen las mujeres en las pestañas luego de rizarlas.
Además de su brillo labial.
Me mira y sonríe buscando sus audífonos en el bolsillo de su abrigo.
—Había olvidado lo lindo que te veías ayudándome a alistarme. —se ríe caminando hacia la puerta.— Justo a tiempo, ya está aquí.
Veo a su amiga estacionarse frente a la casa, sigo a mi novia que emocionada camina.
—Buenos días, Ruggero.

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Miente Para Mí
FanfictionLuces feliz, tanto que sacrificaría mi vida para que lo seas a mi lado.