VII

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Capitulo Siete; "¿Y te gustó?" Parte II

Karol S.

Dos de la mañana, no he podido dormir ni hacer más que mirar el techo.

¿Qué se supone que pasó?

Ah sí, ya recordé. Le entregué mi virginidad a un extraño. A un italiano mal humorado que conocí por casualidad.

Que interesante es eso.

Ah, y no podemos olvidar que ese mismo italiano ahora mismo duerme a mi lado. Sin contacto físico de por medio.

¿Cómo carajos llegué hasta aquí?

Me remuevo sintiendo el leve ardor en mi entrepierna.

Fue... Fantástico, no puedo negar lo evidente.

Es decir, fue todo lo opuesto a lo que mi madre me enseñó que debía ser mi primera vez.

Me dijo que debía esperar al indicado. Que debía estar segura de amarle y de que él me amara. Dijo que debía ser cuidadosa, tierna... Delicada.

Cómo le explico que la primera ronda dolió pero lo soporté porque el dolor me gustaba. Y como le explico también que lo último en lo que pensaba durante la segunda ronda, era en ser delicada.

O tierna... O cuidadosa.

Ahora que lo pienso... ¿Debería tomar algún método anticonceptivo?

No, no creo.

Cierro los ojos cuando le escucho moverse. Finjo estar dormida y en silencio veo que se pone de pie y busca algo dentro de su armario.

Pronto identifico que se ha puesto el pantalón de su pijama y sale de la habitación. Aprieto los labios.

Tuve mi primera vez.

Y en lugar de cuestionarme por lo sucedido, solo espero repetir.

Es decir... Fue bastante bueno.

Me gustó.

Mi teléfono vibra sobre la mesa y estiro la mano tomándolo. Sonrío al ver que se trata de Clara. Abro el mensaje.

¿Dónde estás? ¿Estás bien? (12:07 a.m)

Oye, mujer. Me estás preocupando. Contesta. (1:56 a.m)

Listo, me rindo. Cuando leas esto, dime si estás bien. (2:34 a.m)

Si, estoy bien.

Mi respuesta es clara y concisa. Probablemente ahora esté durmiendo así que no me molesto en hacer nada más que bloquear el teléfono y acomodarme cerrando los ojos.

Escucho pasos, la puerta cerrarse y pronto le siento acostarse a mi lado. Volteo para mirarle a través de la luz que se cuela desde la calle.

—¿Eso significa que después de esta noche vas a dejarme y vas a fingir que no existo?

Mi pregunta hace que me mire. Se ríe poniéndose también de lado.

—¿En serio crees que soy de esas personas?

—No sé, así como tú supones cosas de mi, yo las supongo de ti. —estornudo.— Hace algo de frío, ¿Me prestas un suéter o algo?

Asiente poniéndose de pie, busca en su armario y vuelve un rato después con un cómodo y caliente suéter que me queda un poco grande pero que a la vez es cómodo.

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