XXXIX

486 109 64
                                    

Capítulo Treinta y Nueve; Ese tipo de amor que no conoces.

Ruggero P.

Diez en punto. Entro a la cafetería acordada por Andrés y busco su mesa.

No sé por qué acepté venir. Ni sé en qué momento pensé que sería una gran idea.

Solo sé que mientras más rápido camino, más siento que muchas cosas van a cambiar después de hoy.

Aunque, particularmente siento que ya nada podría decepcionarme después de saber que Camila tuvo un aborto espontáneo.

—Viniste.

Me siento frente a él.

Evidentemente, una parte de mí se siente avergonzada porque al final, Carlos no me hizo nada a mí directamente. Aunque eso no quite que haya sido un verdadero idiota.

Un imbécil, mal esposo, mal padre, mal hombre.

Camila sufrió mucho a su lado y eso es algo que jamás voy a olvidar.

—¿Cuál era tu urgencia de hablar conmigo y por qué incluiste a Andrea en tu sucio plan?

Mi pregunta sale incluso mucho más antes que pueda pensarla. Él sonríe entrelazando sus manos por encima de la mesa.

—Me parece que el que debería usar ese despectivo soy yo, socio.

—¿Socio? Deberías aprender a respetar un poco. —le echo en cara. Se ríe.

—¿Tú quieres hablarme de respeto a mí? Perdona, creo que me perdí parte de la historia. —junta sus manos.— Al parecer fui yo la que te destruyó la familia a ti. Al parecer fui yo el que se metió con Karol.

—No la menciones a ella.

—¿Por qué, Ruggero? ¿Es que acaso con solo mencionar su nombre recuerdas lo idiota cabrón que eres?

Evado su mirada.

Simplemente no quiero escuchar su nombre porque para mí no tiene sentido.

Ya lo que pasó entre nosotros fue algo que no se volverá a repetir. Karol está mejor sin mí.

Y yo estoy mejor sin ella. Supongo.

Tan solo espero que nuestros caminos no vuelvan a cruzarse. Es así de simple.

—Mira, después de tu lamentable papel de amante solo debo agradecerte por haber quitado a esa mujer de mi camino. Si ya de por sí...

—¿Qué me agradeces dices? —me inclino hacia adelante.— ¿Por qué ibas a agradecer si el imbécil poco hombre que las maltrataba eras tú?

—Debí suponer que te haría creer eso. —asiente masajeando su mandíbula.— Porque Camila jamás admitiría su error.

—¿De qué estás hablando?

—Dime algo, Ruggero. —se apoya en la mesa viéndome fijamente.— ¿Es cierto que Karol fue una mala novia?

Aprieto la mandíbula.

Sé por dónde va esto.

Y hacerme ver mis errores no va a cambiar nada de lo que ha estado sucediendo. Hacerme recordar que yo fallé en esa relación no le va a servir de nada.

—Eso no te importa.

—No, a mí no. —asiente.— Pero a ti si.

—¿Qué estás intentando decir?

—¿Karol alguna vez te falló? ¿Te fue infiel? —niego.— ¿Menosprecio la relación? —otra negación.— ¿Dejó de luchar por ti?

Bajo la mirada.

Miente Para MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora