Extra

725 102 62
                                        

Extra; El que ríe al último ríe mejor.

Karol S.

—Ay por Dios, que bonita te ves.

Volteo luciendo mi cómodo y precioso vestido de novia. Valentina levanta sus pulgares haciéndome reír.

Me alegra tenerle como amiga a pesar de todo lo que ha pasado y pudo pasar si la reacción de ella no era la que fue en su momento. Acomodo los mechones sueltos de mi cabello, ella se acerca tomando mis manos.

—Este debería ser el momento en el que te advierto respecto a cuidar el corazón de Agustín y cosas así. —se ríe.— Pero acabo de venir de su habitación haciendo exactamente eso así que solo voy a decirte que te deseo de todo corazón que les vaya bien en esta etapa.

—Gracias, estoy de verdad emocionada aunque solamente vayamos a casarnos por el civil. —me suelto a reír.— Por eso quisimos que sea intimo y agradable.

—Pues para ser al chiquito e íntimo, se lucieron. —sonríe.— Tu mamá dijo que en veinte minutos va a subir. ¿Estás lista? ¿Necesitas algo?

Miro mis pies negando en el proceso. Estoy lista para bajar y decir que sí acepto frente al juez.

Cómo dije, es una ceremonia pequeña, pero, eso no quita que me haya emocionado demás.

Además, me gusta mi vestido. Me encanta en realidad.

Lo elegí con Agustín.

Y si, sé que incluso mi madre y la suya salieron con sus superticiones de no hacerlo juntos porque es de mala suerte que el novio vea el vestido de la novia antes de la boda y cosas así, pero, después de todo lo que pasamos, creo que nuestra mejor decisión fue elegirlo juntos.

No creemos en la mala suerte ni en cosas de esas.

Y de hecho solo nos vamos a casar por el civil para tener una excusa de reunir a todos y de festejar antes de irnos a viajar por el mundo.

Será un año, trescientos sesenta y cinco días llenos de aventuras, misterios y experiencias que nunca vamos a olvidar.

Por eso hasta decidimos que no íbamos a querer hijos en nuestra vida.

Pero sí un perro a lo mucho, pero cuando volvamos de nuestro viaje.

Nuestro plan es volver y establecernos en Argentina dónde Agustín planea ponerse un negocio. Y me gusta porque estaré más cerca de mi familia y lejos de toda esta mierda.

Lo único que sí voy a extrañar es venir a visitar a mi amiga más seguido.

Es que digamos que con la excusa de visitar a mi novio aprovechaba también para visitar a Clari y Nelly, su pequeña y comestible hija que por cierto es mi ahijada.

Pero bueno, las videollamadas aún existen. No hay excusa para perdernos de la otra.

—Nena, hay alguien que quiere verte.

Sonrío escuchando la voz de Agustín. Valentina rueda los ojos.

—¿Me estás jodiendo, Agustín? Por lo menos hoy actúa como un novio normal. No puedes ver a la novia antes de la boda.

—¿Me estás jodiendo tú? —abre la puerta.— Esas creencias quedaron en el siglo pasado. Amor, ¿Estás vestida?

—Sí, y de todos modos ya abriste la puerta. —me río jugando con mi vestido.— ¿Qué pasa?

—Primero, rubia vete. Segundo, por Dios que hermosa te ves. Tercero, Valentina en serio vete.

—¿Por qué?

Miente Para MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora