Capítulo Veintitrés; Lucen felices.
Karol S.
Tenía una toalla de emergencia, una solamente, así que me ha servido para cambiarme después de haber vuelto a bañarme porque la parte rara de mí no se sentía limpia sin un baño.
Aún detesto esa parte. Pero es comprensible.
Termino de ponerme un nuevo abrigo después de haber puesto a lavar mi ropa usada. Tomo mi mochila y aplico perfume sobre mi cuello antes de bajar.
Ni bien atravieso el pequeño pasillo veo a Camila parada frente al mural de todos el la pared de la sala. Arqueo una ceja.
Que curiosa es. Según yo sé quedó en la cocina.
—Lindo, ¿No? —cruzo mi brazo por el tirante restante.— Personalmente me encanta mucho.
—Ah sí, estaba viendo que hay muchas fotos individuales tuyas pero no de él.
—No, las individuales están en la habitación. —recalco recogiendo mi cabello.— Pero bueno, ¿Tú trabajas o algo?
—No, mi marido no cree que sea necesario. De hecho, me dedico a mi hija.
—¿Ah sí? Que lindo. —sonrío.— ¿Y la niña?
—En casa, aún debe estar dormida. —explica.— La niñera se hace cargo, por eso no me preocupo.
—Que suerte. Siempre quise ser ese tipo de madre. —confieso.
—¿Ese tipo de madre?
—Sí, esa que puede salir a correr, a tomarse un café con amigas... Que sigue viviendo después de haber tenido al bebé. —suspiro.— Pero no sé qué tipo de madre sea.
—Solo es cuestión de querer. —se encoje de hombros.— Le hice un favor a Andrés de casarme con él y de tener a su hija. El resto le toca a él.
Habla del matrimonio como si fuese una obligación.
Y no la culpo, yo comencé a sentir exactamente eso. Y por eso me fui. Por eso huí.
Y ahora he vuelto con la condición de no hablar de matrimonio.
Es lo mejor.
Me siento en el sillón con mi teléfono en mano a esperar. Estoy a nada de que los cólicos comiencen a surgir efecto. Y me va a doler.
—Así que lograste domar a la fiera.
—¿Qué fiera? —miro para todos lados sin entender. Le escucho reírse.— ¿Tenemos una fiera?
—Me refiero a Ruggero.
—Oh... Pues si. —sonriente me encojo de hombros.— Aunque no he domado ninguna fiera. Ruru es como es. Un chefcito malhumorado y guapo.
—¿Ruru? ¿Chefcito?
—Ruru es como le digo cuando no le digo chefcito. —resumo.— Y chefcito es porque él me dice niñita tonta.
Estoy dando muchas explicaciones sin tener que hacerlo...
Ella sonríe.
—Encantador... —relame sus labios.— Pero en verdad, lograste que Ruggero hiciera cosas que jamás en su vida haría. Cómo comprar toallas femeninas a cualquier hora del día.
—¿Y por qué no lo haría? —luzco confundida.
—Es hombre.
—¿Y que pasa?
—Nada, es solo que Andrés jamás lo haría por mí.
Oh, ha entiendo.
No digas nada, Karol. No lo digas. No lo digas. No lo...
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Miente Para Mí
FanfictionLuces feliz, tanto que sacrificaría mi vida para que lo seas a mi lado.