Capítulo Treinta y Siete; Todo dejó de ser dulce.
Valentina Z.
Muchas veces escuché a mi mamá decirme que no me metiera en problemas que no son los míos. Siempre decía que no debía involucrarme en dramas que no eran los míos.
Y sin embargo, aquí estoy.
Aquí estamos en realidad.
Y estamos porque de algún modo, siento la necesidad de hacerle saber a esa mexicana que no está sola. Porque entiendo su dolor y detesto a mi amigo por causarlo.
¿Podría llamarle amigo para empezar?
Es un idiota, no hay otra palabra para describirle.
Y al diablo, es mi vida. Yo decido a quién hablarle y a quien no.
Ruggero acaba de entrar a mi lista negra. Punto.
No podría aceptarle en mi vida como si nada si ha decidido estar con Camila. Y sinceramente, ya no tengo fuerzas de pelear con ella.
Que Ruggero haga lo que le plazca. De todos modos, el estúpido que va a llorar arrepentido, será él, no yo.
Ya quiero ver como el karma le consume hasta dejarle destruido. Cómo se lo merece.
Porque Ruggero no podría merecer nada más que eso.
Por imbécil.
—Rubia.
Agustín toma mi mano, le miro por breves segundos antes de aferrarme a su agarre.
—Detesto tanto a tu amigo. —susurro mirando por la ventana.— Es un imbécil.
—Creo que a este punto, todos coincidimos en eso. —musita Gastón desde atrás.— Pero no es el momento de hablar de eso.
—No, claro que no. Karol necesita paz.
—Y no saber de él lo cual es difícil porque en cualquier momento, él va a volver.
—No, Agustín. No creo que él sea capaz de volver. Creo que será todo lo contrario.
Gastón asiente a mi favor, mi novio se encoje de hombros.
Es más que obvio que esos dos van a alejarse tanto como les sea posible. Camila por miedo a que yo haga lo que le prometí. Y Ruggero por cobarde.
De cualquier manera, se irán.
Y eso le dará tiempo a Karol de reiniciar el semestre que perdió en solo una semana en la que no salió ni siquiera de la cama. Le dará tiempo de llorar, de que deje de doler y de volver a la vida.
Le dará tiempo.
Por supuesto que sí.
Tengo fe en ello.
Y es que no la vamos a dejar sola.
Agustín estaciona en la entrada a la casa de Axel y Alessia, me deshago de mi cinturón de seguridad y me bajo esperando que ellos lo hagan también.
Y mientras más nos acercamos a la entrada, puedo sentir la tensión.
No soy solo yo. Realmente el ambiente es tenso. Y cuando la puerta se abre, lo compruebo al escuchar la voz de Clara de fondo.
—Hola, gracias por venir. —Alessia se hace a un lado.
—No agradezcas. —musita Gastón y puedo notar las miradas que se dan.
Si no estuviese preocupada en otra cosa, ahora mismo les cuestionaría. Pero, ahora solo tengo cabeza para entrar a la casa y mirar todo a mi alrededor.

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Miente Para Mí
FanfictionLuces feliz, tanto que sacrificaría mi vida para que lo seas a mi lado.