XXX

539 103 52
                                        

Capítulo Treinta; ¿Qué puedo hacer o decir? Mientras más me dañas, más te amo.

Karol S.

Había olvidado lo bien que se sentía dormir tantas horas y de corrido. No hay sensación más placentera que acurrucarte en tu camita y abrazar tu peluche.

O almohada. Lo que prefieras. Queda a tu elección.

No hay requisito exacto. Solo tienes que... Dormir.

Suspiro profundo removiéndome en la cama, son ya las dos de la tarde y ya no tengo sueño. Pero estoy cómoda y no me pienso mover.

Ruggero aún está a mi lado. Pero tampoco duerme, por lo poco que ví cuando abrí los ojos por accidente, estaba viendo su teléfono.

Quizá está perdiendo el tiempo en TikTok o algo. Quizá está escribiéndole a su Camilita... Suplicando por perdón.

Imbécil.

Me sobresalto al sentir que su brazo envuelve mis hombros acercándome a él. De inmediato me remuevo fingiendo estar por despertar.

Aunque poco le importa pues termino recostada en su pecho. Suspiro profundo.

—Déjame.

—Ya, niñita tonta. Lo siento. —deja su teléfono de lado y me mira.— Perdóname, no me gusta estar mal contigo.

—No te pienso perdonar hasta que hagas que Camila me pida disculpas.

—Pero no te hizo nada.

—Si lo hizo. Así que es mejor que le digas que me pida perdón.

—No te hizo nada.

—Perfecto. —le alejo de mí.— De todos modos, no me importa. Yo no soy la que necesita de ti para vivir.

Mentira.

Vil y dolorosa mentira. Sin él me muero. Sin él no pretendo ni quiero vivir.

Él es todo lo que quiero. Absolutamente todo.

Aún así, no pienso ceder así de rápido. Al menos algo tiene que hacer. Ya me cansé de simplemente fingir que todo está bien después de que me hiere.

Y me duele aún más porque este idiota es mi novio, el amor de mi vida. Y esto no sucedía hace dos años.

—No, está bien. —accede abrazándome por la espalda.— Hablaré con ella.

—Okey.

—¿Okey y ya? ¿Nada más?

Asiento, él suspira.

—¿No me darás aunque sea un besito, niñita tonta?

Cierro los ojos, mi estómago comienza a exigir comida y susurro casualmente que tengo hambre. Se pone de pie de inmediato.

—Vengo ahorita. ¿Quieres algo en específico?

—Sí, huevos revueltos, batido de fresa, tostadas, fruta picada con Nutella y... —muerdo mi labio inferior.— Que mis tostadas estén cortadas con el molde de Mickey Mouse.

—Bueno, señorita.

Se inclina a besar mis labios pero ladeo el rostro haciendo que sus labios terminen sobre mi mejilla. Su suspiro se escucha y sonrío mientras se aleja.

Te va a costar, Ruggero... Te va a costar.

✓✓✓✓

Ruggero P.

Muy bien, haré esto.

No es nada complicado pedirle a tu novia que vaya al cine contigo. Es decir, es tu novia.

Miente Para MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora