Capítulo 2

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Al arribar al hogar, Levi y Christopher aguardaban en el umbral, con semblante severo, pues el director ya les había informado de lo acontecido. Mis hermanos se aproximaron para llevarme en brazos al interior de la casa, dado que apenas podía caminar.

Levi me observó con un gesto adusto.

—Ya estarás satisfecha, ¿no es así?

Christopher me miró con lástima y luego intervino.

—Levi, te ruego que no comiences, por favor.

«Sí, Levi, no comiences», pensé para mis adentros.

Levi lo miró con el ceño fruncido.

—No la defiendas, mira nada más lo que ha sucedido. Una señorita no debería incurrir en tales actos, se comporta como una salvaje. Debería comprender que estos espectáculos que ofrece nos avergüenzan ante los vecinos.

—¿Por qué debo resignarme a ser aburrida y comedida? Tengo quince años, Levi. Estoy disfrutando de mi juventud —repliqué, frunciendo el ceño.

—Porque, querida hermana, en nuestra sociedad, es esencial que te comportes de manera apropiada y respetable. Debes pensar en tu reputación y en el honor de la familia.

Llegamos a mi habitación a la espera del médico que mis hermanos habían mandado llamar.

Tras unos minutos, el médico se encontraba examinando mi tobillo, de donde provenía el dolor.

—Dolerá un poco, pero nada que no puedas soportar —dijo Christopher, guiñándome un ojo y luego sonriendo.

Después de algunos gritos, me encontraba vendada; mi tobillo había sufrido una pequeña fractura, por lo tanto, el médico volvió a colocar el hueso en su lugar para luego vendarlo.

Así es, señores, ahora me hallo imposibilitada de moverme sin la asistencia de unas muletas. No debí haber escalado aquel árbol, mas fue una experiencia sumamente divertida.

Christopher ingresó a mi aposento.

—¿Cómo te encuentras? —inquirió con un semblante preocupado.

—Lisiada —respondí sin gracia alguna.

—Agradece que no fue peor.

—No tenía intención de caer.

—Eres sumamente extrovertida, Octavia, y nunca puedes permanecer quieta.

—Así es mi naturaleza.

—Lo sé... ¿Deseas pintar? —preguntó tras observarme algo aburrida.

Mis ojos se abrieron de par en par, llenos de entusiasmo.

—¡Oh, sí! Eso me ayudará a olvidar un poco esta situación.

Chris sonrió.

—Lo sé. Dame un momento, Levi no puede enterarse o tendremos problemas.

Chris salió de la habitación y yo me quedé sonriendo de oreja a oreja, aguardando ansiosamente el regreso de Chris por la puerta con mi tablero y mis pinturas.

Y entonces, me sumergí en mi verdadera pasión: la pintura. Cada trazo de mi pincel sobre el lienzo es una extensión de mi alma, un reflejo de mis pensamientos más profundos y mis emociones más íntimas. Pintar lo es todo para mí. El arte, en todas sus formas, es un refugio en el que encuentro libertad y expresión. Cuando sostengo mi paleta y mezclo los colores, siento que estoy tejiendo mi propio mundo, un mundo donde las reglas y las limitaciones se desvanecen. Cada pincelada es como una conversación silenciosa con el lienzo, donde puedo compartir mis sueños, mis alegrías y mis tristezas de una manera que las palabras jamás podrían capturar.

Algún día abandonaré este lugar y finalmente seré libre como mis pinturas.

No Te Enamores De Mi✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora