Capítulo 53

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—¡Octavia, apresúrate! —exclamó Mike, quien venía detrás de mí corriendo como si el mismísimo diablo lo persiguiera.

Giré mi cabeza con presteza para avistar a un caballero que se aproximaba a nosotros blandiendo un bastón en su mano.

Sin mediar palabra, aferré mi baúl y eché a correr siguiendo a Mike.

Ambos nos lanzamos a una carrera desenfrenada, entre risas y jadeos, sorteando obstáculos por las calles empedradas.

Una vez a salvo, nos refugiamos en un callejón apartado. Dejé caer mi baúl al suelo y comencé a respirar con dificultad.

—¿Qué ha sido eso, Mike? —pregunté, luchando por recuperar el aliento.

Mike respiró hondo.

—Iba a pagar al cochero, pero al buscar mi bolsa me percaté de que no estaba... debo haberla extraviado en el tren.

—¿Y por qué no me lo dijiste? Yo habría pagado.

—No podía permitirlo.

Arqueé una ceja.

—¿Preferiste, en cambio, que huyéramos como vulgares ladrones?

—Bueno, tampoco es para tanto... además, ese hombre intentaba timarnos. Nos quería cobrar el doble del pasaje, no era justo —se defendió Mike.

—Está bien, está bien... al menos vivimos un momento emocionante —dije, y luego Mike y yo estallamos en carcajadas.

Habíamos llegado a una acogedora posada, elegante y distinguida, donde nos hospedaríamos por un tiempo.

—¿Qué planeas hacer ahora? —preguntó Mike mientras descargaba el equipaje.

—Saldremos a recorrer las calles de esta hermosa ciudad.

—Perfecto, entonces no hay tiempo que perder.

Mike y yo pasamos el día entero explorando la gran ciudad. Descubrimos lugares asombrosos y mágicos, cada rincón lleno de historia y encanto.

—Recorrer esta ciudad ha sido un verdadero festín para los sentidos.
Hemos deambulado por sus calles empedradas, admirando la grandeza de sus edificios antiguos y la belleza de sus plazas. La libertad de vagar sin ataduras ha sido un regalo que atesoro en mi corazón —comenté, maravillada por la experiencia.

—Este lugar es un verdadero tesoro de historia y cultura. Desde los palacios que otrora albergaron a la realeza, hasta las pintorescas tiendas de artesanía que adornan sus calles, cada rincón de esta ciudad parece susurrar un relato único.

Asentí con una sonrisa, compartiendo su apreciación por la belleza que nos rodeaba.

Un breve silencio se instaló entre nosotros, hasta que Mike rompió la quietud con su voz suave.

—O'... ¿Cómo te sientes ahora?

—No puedo engañarme a mí misma. A veces desearía que nada de esto me importara, y simplemente ir en busca de él. Abrazarlo y decirle cuánto lo amo, que no pienso renunciar a él. Sin importar las consecuencias... pero no puedo. Soy una mujer de carácter y consciente del daño que podría causarle a esa pobre muchacha. No puedo hacer eso. Tal vez mi destino sea estar sola para siempre. Tal vez muera siendo una solterona —dije con una pequeña risa, intentando ocultar la tristeza que se asomaba en mi corazón.

Mike tomó mi mano con delicadeza.

—Mientras yo esté aquí, nunca estarás sola, O'. Y si el tiempo pasa y no llega a tu vida el hombre adecuado, yo me convertiré en ese hombre para ti.

Le regalé una pequeña sonrisa.

—Eres el tipo de caballero que cualquier dama desearía tener.

—Lamentablemente, tú no estás en esa lista de damas que quisieran tenerme —respondió con una risita juguetona.

Revolví el cabello de Mike con cariño.

—Mejor dejemos tanto romanticismo y vamos a dormir, mañana tendremos muchas más cosas que hacer —dije mientras me ponía de pie.

—Te guardaré en un pequeño rincón de mi corazón hasta el día en que te enamores de mí.

—¿Aún guardas esperanzas? —le pregunté con curiosidad.

—Sí, porque algo muy dentro de mí me dice que tú sientes algo más que una simple amistad. Antes de haber dejado a un lado mi insistencia, perdí mis ilusiones cuando te comprometiste con Oliver. Pero ahora es diferente, Oliver se casará y mis esperanzas seguirán ahí, esperando el tiempo suficiente hasta que tu corazón esté libre.

—Te quiero, Mike —comenté y le di una sonrisa, para después dejar a Mike allí en el sofá de la sala y dirigirme a la habitación.

Después de un rato dando vueltas por toda la cama sin poder conciliar el sueño, el cansancio finalmente se apoderó de mí.

—Oliver... —murmuré entre sueños, mi corazón aún atado a él a pesar de la distancia y las circunstancias.

No Te Enamores De Mi✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora