Capítulo 55

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Camino hasta llegar a la morada de Alec. Llamo a la puerta y una dama de cabello cenizo me recibe.

—Buenos días, señora Jason. ¿Se encuentra Alec en casa?

—Buenos días, Oliver. Claro que sí. ¡Alec, hijo, Oliver te busca!

Escucho los pasos de Alec acercándose.

—Mi estimado amigo, Oliver Thompson. ¿Qué vientos te traen por aquí? No me digas que vienes a entregarme la tarjeta de invitación de tu boda. ¡Qué detalle tan romántico! —dice Alec con sorna.

Frunzo el ceño.

—Ja, ja, ja.

Alec ríe.

—¿Ya has decidido el nombre de tu criatura?

—Disculpe, señora Jason, me llevaré a su hijo por unas horas —digo mientras tomo a Alec del brazo y lo arrastro hacia la puerta.

—Suéltame, que me lastimas —bromea Alec.

Le lanzo una mirada de desaprobación.

—Ni pareces un caballero.

Alec estalla en carcajadas.

—Ya, está bien. ¿Ocurre algo?

—Sí, y necesito tu ayuda —Alec me mira con curiosidad.

—¿En qué? —pregunta intrigado.

—Te lo contaré en el camino —digo, y seguimos caminando.

—Ajá, así que tienes dudas sobre la paternidad del bebé... bien, sabía que dirías eso. ¿Crees que Verónica se haya inventado todo esto?

Me detengo un momento para mirar a Alec.

—No solo eso, creo que ese hijo no es mío. Tengo la leve sospecha, mi querido Alec, de que todo esto es un vil chantaje. Y debo descubrir la verdad sobre este asunto antes de cometer un error irreparable.

Alec frunce el ceño.

—Vaya, eso sería verdaderamente cruel. ¿Por qué Verónica haría algo así?

—Porque está loca, Alec. ¿Puedes creer que lloró frente a mi madre de forma dramática, diciendo que yo la traté mal?

Alec me mira sorprendido.

—Vaya, esa chica sí que está desquiciada. Y bien, ¿qué piensas hacer? ¿A dónde iremos?

—A casa de su mejor amiga.

Alec ríe.

—¿Y crees que ella te dirá la verdad?

—Deberá hacerlo —aseguro con seriedad.

—Entonces, en marcha. Me muero por saber lo que nos dirá esa dama.

Después de un buen rato, llegamos a la casa de Danna, la mejor amiga de Verónica.

Sus ojos se abrieron de par en par al verme.

—¿Qué haces aquí, Oliver? —hace una pequeña reverencia.

—Necesito hablar contigo sobre Verónica. ¿Podemos pasar? —digo sin más preámbulos.

La chica me mira algo nerviosa y luego se hace a un lado.

—Pasen.

Nos sentamos en la sala de estar. Danna toma asiento frente a Alec y a mí.
Observo cómo seca sus manos en su vestido.

—Y bien, ¿qué desean hablar sobre Verónica?

Me inclino ligeramente hacia adelante.

—Sobre su embarazo —digo, esbozando una sonrisa tensa.

Danna desvía la mirada. Puedo notar que está muy nerviosa; unas pequeñas gotas de sudor recorren su frente.

—Debo ser franco con usted. La incertidumbre me carcome, y tengo la leve sospecha de que el hijo que Verónica espera no es mío. Es esencial que conozca la verdad para poder tomar decisiones —mi semblante es serio.

El silencio se apodera de la estancia mientras espero una respuesta que podría cambiar el curso de mi vida. Anhelo escuchar esas palabras liberadoras, deseando que sean el bálsamo que alivie mi corazón atribulado.

No Te Enamores De Mi✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora