Capítulo 13

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En aquel entonces, un joven había cautivado mi atención, despertando en mí el anhelo de volver a encontrarlo. Sus ojos irradiaban una sinceridad y alegría que rara vez había presenciado en otros.

Buscando un momento de sosiego, me senté en una de las bancas de aquel paraje. Cerré mis ojos, inhalando profundamente mientras la brisa acariciaba mi rostro.

Al abrirlos, mi mirada escudriñó los alrededores en busca de su figura, pero todo parecía desierto, salvo por algunos transeúntes solitarios. En parte, me sentía aliviada; a veces disfrutaba de la soledad, pues las multitudes me agobiaban. La incomodidad se apoderaba de mí en lugares concurridos.

—¿Acaso buscas a alguien? —inquirió una voz masculina a mis espaldas.

Sobresaltada, di un respingo y me giré para descubrir al dueño de la voz.

«Te encontré», pensé para mis adentros.

—Oh, en absoluto —respondí con cierto nerviosismo—. Tan solo vine a disfrutar del aire fresco.

El joven esbozó una sonrisa.

—Yo, en cambio, vine en tu busca —declaró, tomando asiento a mi lado—. Sabía que te aburrirías allí dentro. Además, lo verdaderamente interesante se encuentra aquí, al aire libre, rodeados de la naturaleza, ¿no crees?

Sus ojos se posaron en los míos con intensidad, para luego dar paso a una sonrisa radiante.

—Comparto tu opinión —afirmé.

—Magnífico, ya tenemos algo en común —exclamó—. Ahora bien... ¿me concederías el honor de ser tu amigo?

—Por supuesto —respondí con una sonrisa.

—Además, dudo que cuentes con un amigo con el cabello como el fuego —bromeó.

Su comentario me arrancó una carcajada.

—No, no tengo ninguno así.

—Pues bien, ahora tienes uno —hizo una pausa, y luego continuó—. Esa melodía que suena es de mi agrado, ¿me concederías este baile? —ofreció su mano.

Le dediqué una sonrisa.

—Por supuesto, chico de fuego.

Nos pusimos de pie y, junto a una pequeña caseta adornada con luces, comenzamos a bailar. Por primera vez en mi vida, una sensación de tranquilidad y felicidad me embargaba por completo. Este joven irradiaba una paz que me llenaba de plenitud.

—Lamento lo de hace un momento —dije, rompiendo el silencio.

El chico de cabello en llamas me dedicó una sonrisa comprensiva.

—No te preocupes, entiendo a tu hermano. Si yo tuviera una hermana tan hermosa como tú, también la cuidaría con celo.

—¿Acaso estás cortejándome? —pregunté con curiosidad.

Mike inclinó la cabeza pensativo.

—¿Quién no lo haría? Sin embargo, en este caso, solo deseo ser tu amigo. No quisiera que me consideraras un pretendiente insistente o algo por el estilo.

—Espero volver a verte —expresé con sinceridad.

—Por supuesto que sí, Danvers. Vine a Alexandria para quedarme.

—¿No eres de por aquí, verdad? —indagué.

—No, nos mudamos recientemente. Mi padre invirtió en su negocio aquí, así que permaneceremos un buen tiempo en este hermoso pueblo. Pero a ti y a tu familia ya los conocía... bueno, por revistas y cosas así.

Mientras bailábamos, compartí con él parte de mi historia.

—Me conmueve tu relato y lamento profundamente que te veas forzada a un compromiso que no deseas —dijo con empatía—. Aunque el camino que se avecina puede ser arduo, te aseguro que no estás sola en esta travesía. Ahora cuentas con un buen amigo.

Sonreí aliviada.

—Es bueno saberlo... —Mi mirada se desvió hacia atrás de él.

Levi.

—Debo irme, mi hermano me está buscando —dije, tratando de ocultarme.

—De acuerdo, nos veremos pronto, Octavia Danvers.

Le dediqué una última sonrisa.

—Nos veremos pronto, Mike, 'chico de cabello en llamas.'

Mike sonrió a su vez, y luego desaparecí tras los arbustos, dejando atrás un encuentro que había iluminado mi día.

No Te Enamores De Mi✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora