Capítulo 23

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Entré en mi alcoba y me dejé caer sobre el lecho. Estaba exhausta, sin apetito alguno. Solo deseaba dormir para evadir mis problemas.

«¡Cielos, qué difícil es ser yo!...»

Murmuré antes de caer en un profundo sueño.

A la mañana siguiente, desperté llena de energía y entusiasmo. Me sumergí en la bañera para disfrutar de un reconfortante baño de espuma, luego cepillé mis dientes y me vestí con un hermoso vestido suelto. No tenía planes de salir ese día, y mucho menos con el insoportable Oliver. Así que opté por un vestido lila sin corsé, para sentirme más libre y ligera.

En mi salón de arte, rodeada de lienzos y pinceles, me entregué a la creación de una nueva obra. Sin embargo, para mi sorpresa y desconcierto, mi mano parecía tener vida propia. El trazo del pincel delineaba cada contorno, cada matiz de un rostro que me resultaba inconfundiblemente familiar.

El cabello rubio y rizado, los ojos azules que parecían contener un mundo de misterio, la expresión enigmática en su semblante... me había sorprendido a mí misma pintando al chico al que detestaba con cada fibra de mi ser. «¿Cómo era posible que mi pincel lo retratara con tanta precisión?»

Cada pincelada capturaba su esencia, su presencia imponente y su mirada penetrante. A pesar de mis esfuerzos por borrarlo de mi mente, parecía que mi corazón y mi mano estaban decididos a inmortalizarlo en mi obra. Mi odio hacia él no se reflejaba en el lienzo, sino una extraña mezcla de emociones.

Me encontré atrapada en un dilema artístico. ¿Por qué, de todos los sujetos posibles, mi pincel había elegido retratar al hombre que había despreciado desde el momento en que lo conocí? A medida que mi pintura cobraba vida, me sentí confundida y, de alguna manera, conectada con el chico de cabello rubio y ojos azules que se erguía en el lienzo, desafiando mi comprensión y mi odio.

«¿Qué te sucede, Octavia? De tantas cosas que puedes pintar, ¿solo se te ocurrió semejante barbaridad?»

Sacudí la cabeza y comencé a arrancar aquel dibujo de mi cuaderno de pintura, cuando de repente escuché la voz de Chris en la puerta.

—¡Vaya! Pintando a tu prometido, lo has retratado con amor, porque te ha quedado muy bien —dijo Chris, entrando en la habitación.

Mis mejillas se encendieron como tomates.

¿Qué? ¡Claro que no!

—No es lo que piensas —arranqué la hoja donde lo había pintado y la escondí detrás de mí—. Yo solo estaba...

—No tienes que decir nada, Octavia —dijo Chris con una sonrisa.

No tenía ganas de hablar ni dar explicaciones al respecto.

—Sabes qué, olvídalo, Chris.

—Si ya no lo odias, deberías decírselo, y más si estás comenzando a sentir algo por él.

Mis ojos se abrieron de par en par, sorprendidos.

—¿Qué? ¡No estoy sintiendo nada por el imbécil de Oliver! —exclamé algo alterada, lo que sorprendió a Chris.

—Oye, de acuerdo, está bien, pero no te pongas así.

—Solo déjame en paz —dije, saliendo del salón.

¿Quién podría amar a ese chico tan despreciable y tonto? Es un patán y un grosero. Ni en mis sueños más descabellados me enamoraría de él...

Llegué al jardín trasero y me senté junto a la piscina.

Estaba furiosa y no sabía por qué. Apreté los puños y mi respiración se agitó.

«Cálmate, Octavia. Lo que Chris dijo allá adentro no es cierto, tú no puedes...»

—Octavia —la voz de Levi me sobresaltó.

Me giré para verlo, ya un poco más calmada.

—¿Qué deseas?

Levi se acercó un poco.

—Oliver te ha enviado una correspondencia.

Tomé la carta y la abrí tan pronto como Levi se marchó.

«Querida Octavia Danvers:
Le escribo con el fin de hacerle una invitación. Tanto usted como yo no nos soportamos, pero quiero que el día de hoy olvidemos nuestras diferencias y me acepte la invitación esta noche en el feriado. Sé que tal vez se encuentre sorprendida, pero déjeme decirle, señorita Octavia, que esta vez no pretendo nada malo. Nos encontraremos en la entrada de la feria.

Atentamente,

Oliver Thompson.»

Al terminar de leer la carta, me quedé pensativa durante un buen rato, ahora más que nunca me encontraba confundida. ¿Qué pretendía Oliver esta vez? ¿Se querría vengar por lo del día anterior? ¿O será que esta vez hablaba en serio y quería que olvidáramos todo y nos lleváramos mejor? No estaba segura de lo último, Oliver era un chico muy orgulloso y arrogante, ¿qué lo podría hacer cambiar de opinión respecto a mí? No creo que haya algo que pueda cambiar su odio hacia mí, él mismo lo dijo, mi familia y yo somos patéticos.

Al cabo de un rato, Levi regresó.

—¿Y bien? —preguntó al ver que no decía ni una palabra.

—Me ha invitado al feriado esta noche.

—Bien, entonces deberás comenzar a prepararte.

—No pretendo ir —dije.

—Irás, quieras o no. No puedes hacerle ese desplante —dijo Levi muy serio.

Levi desapareció, dejándome sola y sin derecho a protestar. Eché un vistazo a la hoja, la arrugué con mis manos y luego me dirigí a mi habitación en busca de un vestido para esta noche "romántica."

Escogí un vestido rojo. Aunque eso no significaba que sería algo romántico de verdad, ya que todo era una farsa entre nosotros dos.

Solo espero que esta noche no se convierta en otra más de mis pesadillas con ricitos de oro.

No Te Enamores De Mi✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora