Capítulo 64

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Acepto el brazo de Levi, quien me conduce con gentileza hacia el altar.

—Espero que pronto seas tú quien esté contrayendo nupcias —le susurro a Levi, quien desvía la mirada y luego sonríe con diversión.

—Espero que mi querida hermana ahora no se convierta en casamentera, buscándome una prometida.

—Le dejaré esa tarea a Helena. Ella es una experta en la materia —respondo con una risita.

En la capilla ancestral, engalanada con guirnaldas de flores frescas y velas que parpadean con suavidad, pronunciamos nuestros votos sagrados. Oliver, ataviado con su impecable traje, me contempla con ojos rebosantes de amor y promesas. Mis pasos resuenan en el pasillo tapizado de pétalos de rosa, mientras avanzo hacia él y la música melodiosa acaricia nuestros oídos, envolviéndonos en un aura de solemnidad y júbilo.

Al llegar a su encuentro, Levi me entrega a Oliver.

—Ahora mi hermana será tu responsabilidad, cuida de ella —dice Levi a Oliver con gran seriedad, para luego tocar su hombro y sonreír. Oliver asiente con una sonrisa.

—Eres la mujer más hermosa de toda Alexandria y del mundo entero, pecas —dice Oliver mientras me besa la frente.

Sonrío con cariño.

—Tú no te ves nada mal, ricitos de oro...

Tras el intercambio de anillos y la bendición del venerable clérigo, nos dirigimos hacia el banquete, donde la mesa se despliega con manjares exquisitos y copas rebosantes de néctar dorado. La risa y la música llenan el ambiente, mientras los invitados comparten sus felicitaciones con nosotros.

En el vals inaugural, nos sumergimos en el encanto de la danza, girando como si el tiempo se detuviera para honrar nuestro amor. Las velas brillan en la penumbra, creando una atmósfera mágica que sella nuestro compromiso de por vida.

Muchos amigos y compañeros empresarios de la familia fueron invitados, personas muy importantes nos acompañaron en este día tan especial.

Chris se encontraba junto con su esposa Camila sentados en una de las mesas. Por otro lado, Helena y su esposo Axel en otra mesa, sonriendo muy enamorados. Noah, por su parte, con su pareja, sentados en otra mesa, se encontraban felices y muy enamorados.

Ver a mi familia y amigos felices es todo lo que deseo ver el resto de mi vida.

En un salón adornado con candelabros y tapices, Oliver y Alec departían alegremente, una copa de vino en mano, mientras yo me escabullía hacia el tocador para un último retoque. Ante el espejo, mi reflejo me devolvía la imagen de una novia radiante. Una sonrisa espontánea iluminó mi rostro.

Con paso ligero, abandoné el tocador y me dirigí de vuelta al salón principal.

—Eres la novia más hermosa de toda Alexandría.

«Aquella voz...»

Me giré con presteza, y mis ojos se abrieron de par en par al contemplar a Mike, su rostro adornado con una sonrisa que se extendía de oreja a oreja.

—¿Me extrañaste? —inquirió con picardía.

Mis ojos se anegaron en lágrimas.

—Siempre —musité, y sin poder contenerme, corrí hacia él y lo abracé con todas mis fuerzas—. Creí que no vendrías.

La última vez que había visto a Mike fue en la estación de tren, despidiéndome de él con el corazón encogido mientras se alejaba en el vagón. Ahora, aquí estaba, frente a mí, con esa sonrisa que siempre lo caracterizaba.

Nos separamos un poco.

—Tenía que venir, acompañarte en este día tan especial para ti, O'. Además, recuerda que te lo prometí.

—Gracias, Mike —dije, secando mis lágrimas.

Juntos, nos dirigimos hacia los demás invitados. Oliver me observó con sorpresa al verme acompañada de Mike.

—Oliver, mis más sinceras felicitaciones —dijo Mike, extendiendo su mano con una sonrisa.

Oliver le devolvió el gesto.

—Gracias, Mike. Es un placer tenerte aquí en este día tan señalado.

—Tenía que hacerlo, son mis amigos más queridos.

Nuestras sonrisas se entrelazaron y la celebración continuó su curso. Helena y Noah se acercaron a saludar a Mike, entre risas y bromas, como era nuestra costumbre.

—¿Dónde te habías metido, bribón? —preguntó Noah con tono juguetón.

—No fui muy lejos —respondió Mike con una sonrisa enigmática.

—Esperamos que no vuelvas a desaparecer así —dijo Helena, clavando sus ojos en Mike.

Mike bajó la cabeza.

—Claro que no... me quedaré hasta el último día...

—¿Qué quieres decir con eso? —pregunté, frunciendo el ceño con preocupación.

Mike levantó su rostro y esbozó una sonrisa.

—Nada, solo era una broma.

—Eso esperamos, o si no Octavia y yo te arrancaremos una oreja —amenazó Helena en tono jocoso.

Todos reímos a carcajadas.

—Y yo las bolas —añadió Noah, provocando una nueva oleada de risas.

—Ahora vuelvo, iré al excusado —anunció Mike.

Lo observé mientras se alejaba, una sombra de inquietud cruzando mi mente. Mike estaba actuando de forma extraña.

—Chicos, ¿no notaron algo raro en Mike? —pregunté a Noah y Helena, quienes se detuvieron a reflexionar.

—Pensándolo bien, se le ve algo decaído y pálido como un espectro —comentó Noah.

—¿Estará enfermo? —inquirió Helena, abriendo los ojos con alarma.

Me quedé pensativa por un momento.

—Ya vuelvo, chicos —dije, alejándome de ellos.

Me detuve en la entrada del baño, esperando a que Mike saliera. Mi ceño se frunció al escuchar una tos desesperada proveniente del interior. Me adentré en el baño para ver quién era, y mi corazón dio un vuelco al encontrar a Mike inclinado sobre el lavamanos, vomitando... ¿¡sangre!?

—¡Mike! ¡Por Dios, ¿qué te ocurre?! —exclamé, presa del pánico.

No Te Enamores De Mi✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora