Capítulo 12

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Octavia Danvers.

En un salón de baile rebosante de vida, me encontraba sentada junto a mis hermanos, Levi y Chris. Un joven apuesto, de porte gallardo y edad similar a la de Levi, se acercó con la intención de invitarme a bailar.

Levi, con su habitual carácter protector, intervino de inmediato.

—Le advierto, joven,, que esta dama está comprometida. Así que, ruego me disculpe, pero no está posible.

El joven, algo avergonzado, se disculpó y se retiró.

Miré a Levi con reproche.

—¿Por qué debes ser siempre tan descortés? ¡Solo deseaba bailar!.

Levi, con tono serio, respondió.

—No permitiré que cualquier caballero se acerque a ti. Eres mi hermana y, por tanto, mi responsabilidad hasta que contraigas matrimonio.

Con un suspiro, repliqué.

—Solo anhelaba un baile.

Levi, con una mirada penetrante, continuó.

—Conozco a los hombres, y créeme, ese joven no solo buscaba bailar. Además, ¿por qué este repentino interés en el baile si es bien sabido que no te agrada este tipo de eventos?

—No es que no me agrade —respondí con sinceridad—, simplemente no he encontrado aún al caballero con quien sienta una conexión genuina. Ninguno ha sido digno hasta el momento.

Levi, con un gesto de impaciencia, replicó.

—Eres demasiado exigente, ¿lo sabíais?

En ese instante, una de las hijas del señor Smith se acercó a nuestra mesa, con el rostro ruborizado.

—Buenas tardes, caballeros. Me preguntaba si... Levi... ¿quisieras concederme el honor de un baile?

Levi, tras un sorbo de su bebida, se puso en pie.

—En este momento me es imposible, debo atender unos asuntos. Será en otra ocasión.

Con una sonrisa cortés, se retiró.

Miré a Chris con una sonrisa cómplice.

—¿Quién es el más exigente ahora?

Chris, algo apenado por la joven, se ofreció a bailar con ella. Antes de partir, me advirtió.

—No cometas ninguna imprudencia ni te pierdas de vista. Volveré por ti en cuanto finalice el baile.

Observé cómo Chris se alejaba con la joven, quien se aferraba a su brazo.
De repente, la voz de Helena me sobresaltó.

—¡Octavia!

—¡Helena! —exclamé con alegría— ¡Al fin los encuentro!

Helena y Noah tomaron asiento a mi lado. Helena nos relató su encuentro con un joven encantador, a quien describió como un príncipe de ensueño. Bailaron tres veces, lo que indicaba un claro interés por parte del joven.

—Conversamos un buen rato y me confesó su admiración por mí. ¡Es tan galante! Nunca antes había deseado ser regordeta, pero ahora me siento feliz con mi cuerpo. Este joven me hace sentir hermosa y sueño con un futuro juntos, con hijos, perros y gatos... —suspiró Helena, embelesada.

Sonreí.

—¡Cálmate, Helena, que te va a dar un vahído! Me alegro por ti. Si eso es lo que deseáis, te deseo lo mejor. Y recuerda, nunca permitas que te domine.

Helena, con un gesto de fastidio, replicó.

—¿Por qué siempre estas a la defensiva?

—Debes hacerte respetar. Los hombres no pueden controlarnos —respondí con firmeza.

Luego, me dirigí a Noah.

—¿Y tú, Noah, habéis encontrado a vuestra dama?

Noah, con una sonrisa, respondió.

—Una joven me invitó a bailar, lo cual fue inusual, pues son los caballeros quienes deben tomar la iniciativa. Acepté y charlamos un buen rato tras el baile. ¿Sabes?, es tan parecida a ti, Octavia.

Alcé una ceja, intrigada.

—¿Por qué lo deces?

—Es divertida, me hace reír con sus ocurrencias y se hace valer. Afirma que no tolera que ningún hombre le dé órdenes, eso me lo dejó muy claro —explicó Noah.

Sonreí.

—Ahí está, Noah. No la dejéis escapar.

Noah, con una sonrisa esperanzada, continuó.

—Y es muy hermosa. Pero aún no sé si le gusto... no me lo hizo saber.

—Noah, si te invitó a bailar es porque le interesas y deseaba conocerte mejor. ¿Cuándo has visto a una dama invitar a un caballero a bailar? Volverá a hablarte, créeme —le aseguré.

—Si tú lo dices, lo creo —respondió Noah con confianza renovada.

Entonces, les relaté mi encuentro con el "chico en llamas". Helena y Noah rieron ante el apodo que le había puesto.

Helena, intrigada, preguntó.

—Se nota que es un joven peculiar... Por como lo describís, su cabello rojizo... ¡Jamás había visto a un caballero con cabello rojo! Es muy curioso. ¿Proviene de una buena familia? ¿Dónde reside?

—Helena, desconozco quién es su familia. Lo único que sé es que su padre es un fiel cliente de Bar Polis. Además, ¿qué importa su linaje? Se nota que es un buen muchacho, es especial... —respondí con convicción.

Noah y Helena intercambiaron miradas de asombro.

—Creo que alguien se ha enamorado —comentó Noah con una risita.

—Lo cual estaría muy mal, ya que estáis comprometida —añadió Helena.

—¡No estoy enamorada! —exclamé—. ¡Pero tuvimos una conexión especial! Y sé que podríamos llegar a ser muy buenos amigos.

Tras un rato, me escabullí de mis hermanos. Helena y Noah continuaron bailando con sus parejas, mientras yo regresaba al lugar donde había conocido a aquel joven.

"Espero volver a encontrarte, chico en llamas", pensé con ilusión.

No Te Enamores De Mi✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora