Capítulo 22

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Octavia Danvers.

Habían transcurrido varios días desde mi último encuentro con el insoportable Oliver Thompson, y mi enfado era palpable. Mis hermanos me habían informado de que Oliver había asumido el control de los negocios familiares, lo que implicaba que trabajarían codo con codo a partir de ahora. Y como si eso no fuera suficiente, tendría que soportar su presencia casi a diario en mi hogar, e incluso salir a pasear con él.

En aquel momento, me encontraba sentada en una de las mesas de la cafetería, observando a Oliver con una mirada cargada de odio, mientras él permanecía en silencio.

—¿Acaso no comprende que esto es un completo disparate? —exclamé tras un prolongado silencio.

Oliver alzó la vista hacia mí.

—¿Acaso tiene usted algún inconveniente?

Golpeé la mesa con fuerza.

—¡Sí!, ¡usted es mi inconveniente! —respondí señalándolo con el dedo.

Oliver guardó silencio, su rostro impasible, lo que incrementó aún más mi furia.

—¡Aaaah!, ¡es usted tan exasperante! —grité, poniéndome en pie.

—¡Saludos, amigos! —exclamó Noah, apareciendo a mis espaldas.

Di un respingo y me giré hacia Noah, quien me observaba con expresión confundida.

—¡Noah! —dije, cambiando mi semblante.

—¿Se encuentra todo bien? —preguntó Noah, perplejo.

—En realidad, no, pero son asuntos triviales con... —miré a Oliver— personas triviales.

Oliver no pronunció palabra.

—Amigos, ¿podrían cesar sus disputas aunque fuera por unos instantes? Si continúan así, acabarán matándose el uno al otro —dijo Noah, tomando asiento.

—Dígale eso a ella, que no ha hecho más que amargarme la existencia, creyendo que de esa forma logrará algo —sus ojos me miraban fijamente.

—Eso está por verse, ricitos de oro —respondí, frunciendo el ceño y sentándome junto a Noah.

—Amigos, deberían intentar reconciliarse, ¿es posible? —dijo Noah con entusiasmo.

Observé a Oliver con el ceño fruncido y luego hablé.

—No veo razón para hacerlo, no me interesa nada relacionado con ricitos de oro —concluí.

Oliver intentó esbozar una sonrisa y luego se dirigió a Noah.

—Es imposible mantener una conversación con su amiga sin caer en los insultos.

Noah se llevó la mano a la cara.

—Cielos, ustedes dos me ponen los nervios de punta.

Permanecimos allí un rato más hasta que Noah se marchó, pues tenía una cita con su dama «aún no eran pareja formal, pero salían a pasear con frecuencia.»

Oliver y yo caminamos por las calles de Alexandria, soportando las miradas y comentarios de la gente, como: "hacen una pareja tan hermosa", "serán la pareja perfecta", "felicidades", "espero que sean muy felices", "se nota que se aman mucho". Palabras que nos producían repulsión tanto a Oliver como a mí.

—Al parecer, el vulgo cree que usted y yo estamos prendados el uno del otro —comentó Oliver con un dejo de ironía.

—Viven en un engaño —respondí sin dignarme a mirarlo.

—O tal vez sea usted quien vive en el engaño —replicó Oliver, continuando su paso con las manos en los bolsillos de sus pantalones, la mirada al frente.

Hice una mueca de desdén.

—¿Yo?

—Sí, tal vez esté perdidamente enamorada de mí, pero se niega a aceptarlo y proclama su odio.

Solté una carcajada.

—Es usted tan ocurrente, debería considerar unirse a un circo —dije con sarcasmo.

Oliver detuvo su andar y se giró para quedar frente a mí.

—Si tan solo pudiera dejar de aborrecerme por un día, probablemente en ese mismo día caería rendida a mis pies —Oliver sonrió y sus ojos azules me miraron fijamente.

Mis ojos se abrieron de par en par, sorprendidos.

—Eso jamás sucederá. No es usted de mi agrado —dije y aceleré el paso.

Oliver me siguió el ritmo.

—Usted tampoco es de mi agrado. Sin embargo, la tolero.

Me detuve para enfrentarlo.

—Bien, entonces estamos en sintonía. Nada bueno puede surgir de esto —afirmé.

—¡Saludos, Octavia!

—¡Mike! —exclamé sorprendida al verlo.

Mike y yo habíamos forjado una amistad tras aquella fiesta donde nos conocimos. Nos habíamos visto en varias ocasiones, conversando junto a Noah y Helena, y nos habíamos convertido en grandes amigos en un corto período de tiempo.

—¿Te diriges hacia tu morada? —inquirió, volviendo su mirada hacia Oliver—. Ah, tú eres Oliver, el pro...

—Su prometido —interrumpió Oliver de manera tajante—. ¿Y usted es...?

—Soy Mike, un gran amigo de Octavia —respondió Mike con una amplia sonrisa.

Observé cómo Oliver mantenía su mirada fija en Mike, percibiendo una cierta tensión entre ambos.

—Así es, el joven de cabello en llamas es un amigo muy especial —dije, acercándome a Mike y rodeándolo con mis brazos.

Noté cómo Oliver apretaba su mandíbula.

—Qué encantador, pero debemos partir —declaró Oliver, tirando de mi brazo para separarme de Mike—. Fue un placer conocerlo... Mike.

Miré a Oliver con confusión, luego sonreí a Mike en despedida y continuamos nuestro camino.

Una vez que Mike se perdió de vista, exclamé:

—¡Libéreme, insolente! ¿Quién se cree que es?

—Su amabilidad con ese muchacho no me complace —la mirada de Oliver era intimidante y colérica.

Alcé una ceja.

—¿Habla en serio? ¿Desde cuándo el joven Oliver Thompson me hace reproches? No me diga que esto son celos.

Oliver soltó una carcajada.

—¿Celos? ¡Por favor! Pero tampoco voy a permitir que ande por ahí flirteando con ese joven, sabiendo que está comprometida conmigo.

—¿He herido su orgullo, señor Thompson? —crucé los brazos y alcé una ceja.

—Mire, pecas, piense lo que quiera —su voz era grave—. Pero puede estar segura de una cosa —se acercó a mí y tocó mi frente con su dedo índice—, cuando nos casemos, veremos quién lleva las riendas —sonrió y se alejó, dejándome atrás.

¡Qué ridículo! Si cree que eso va a suceder, está muy equivocado...

Después de un largo trayecto en silencio, finalmente llegamos a mi hogar. Oliver se despidió de mis hermanos y partió en su carruaje hacia su residencia.

—Hasta mañana... belleza —dijo Oliver con una sonrisa.

¡No lo soporto!

—Adiós, belleza —respondí con una sonrisa forzada.

Y así concluyó mi día con el molesto Oliver.

Es tan irritante y fastidioso.

Jamás me enamoraría de un hombre como él.

No Te Enamores De Mi✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora