Capítulo 48

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Octavia Danvers.

Al alba, me alcé de mi lecho para acercarme y abrir la ventana de mi alcoba. El día se presentaba espléndido, bañado por la luz del sol. Las aves entonaban sus melodiosas canciones.

¡Buenos días, oh hermosa naturaleza! —exclamé con una amplia sonrisa. Hoy era un día perfecto para aventurarse en los bosques de Alexandria.

Me apresuré al baño para asearme. Mientras el agua caía sobre mí, mis pensamientos volaban hacia Oliver, hacia nuestro futuro, los hijos que tendríamos, ¿gatos, perros?, ¿dónde viviríamos?... ¡Tantas cosas por considerar!

Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Tal vez seguiríamos viviendo en Alexandria, tanto a Oliver como a mí nos encantaba este hermoso pueblo. Aquí crecerían nuestros hijos, y los hijos de mis hijos, y...

Llamaron a la puerta.

—¡Octavia!, Oliver está aquí —escuché la voz de Camila a lo lejos.

—¡En un momento bajo! —respondí.

Tras el baño, me enfundé en uno de mis vestidos favoritos, de mangas holgadas. Me adorné con el hermoso collar de perlas... aquel que Mike me obsequió en mi cumpleaños «esperaba que Oliver no se molestara.»

Descendí las escaleras con premura.

—Deja de correr dentro de la casa —resonó la voz de Levi.

—Hola, ricitos —saludé con una sonrisa.

—Estás hermosa, pecas —dijo Oliver, devolviéndome la sonrisa.

Hoy había quedado en salir con Oliver a dar un paseo por el bosque «nuestro lugar predilecto.»

—Espero que no la traigas tarde, Oliver —dijo Levi con seriedad.

—Estaremos aquí antes del anochecer —contestó Oliver.

Camila se acercó a mí para susurrarme al oído:

—Cuídense, no vaya a ser que tu panza se llene de huecitos antes de tu casamiento.

Abrí los ojos de par en par y sentí mis mejillas arder.

—¡Camila, por Dios!, ¿qué cosas dices? —dije en un susurro.

—¿Pasa algo, chicas —preguntó Chris, apareciendo a mi lado.

—¡Nada!, no pasa nada, Camila solo estaba... halagando mi vestido.

Camila sonrió.

—La verdad es que me parece un vestido muy hermoso —y sin que los demás lo notaran, rió.

***

Oliver y yo caminábamos hacia el bosque tomados de la mano, charlando de una cosa y de la otra. Algo extraño comenzaba a notar en Oliver, como si su cuerpo estuviera presente pero su mente en otro lugar.

Nos sentamos bajo aquel árbol junto al río de aguas cristalinas.

—Oliver... ¿te pasa algo?, te noto muy raro —pregunté confusa.

Oliver bajó la mirada y comenzó a jugar con la hierba.

—Octavia, hay algo que debo decirte, algo que partirá mi corazón en pedazos —su voz salió quebrada.

—Ey —puse mi mano en su mejilla—. ¿Qué pasa, cariño? — dije con preocupación.

Oliver sonrió de boca cerrada.

—Esto no es fácil, pecas — sus ojos se cristalizaron.

—Tómate tu tiempo.

Oliver me miró con una gran tristeza en sus ojos.

—Octavia, no nos podremos casar.

Mis ojos se abrieron en asombro.

—¿Qué?, ¿por qué?... ¿tiene algo que ver con la chica que estaba en casa de tus padres? —pregunté temerosa de su respuesta.

—Debo casarme con Verónica...

Sentí una punzada en mi corazón, como si éste se hubiera roto en mil pedazos.

Estoy destinada a vivir sin mi final feliz...

No Te Enamores De Mi✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora