|ekatón triánta éna|

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Capítulo centésimo trigésimo primero
El efecto mariposa
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Podría empezar a verse desde varias perspectivas. Pero, quizá la más indicada era decir que Dannaeh sólo iba al baño no por necesidad, si no por el gusto de levantarse del asiento y alejarse del abrumador estudio. Solo era un pretexto, y su madre lo sabía, por eso iba a dejarla. Sabía que su hija se estaba pasando de buena aguantando ahí todavía.

Y claro, Liam iba a aprovecharse de eso. Fue cuando tiró a perder. Uno de esos casos en los que ves la oportunidad y la tomas.

—Hey.

—Hey— respondió ella, seca. No se giró a verlo, pero se le aceleró el corazón. Ya no supo si de nervios, emoción o porque era lo último que quería.

—¿Qué fue lo de hace rato?

—No sé, dímelo tú.

—Hey. ¿Y ese tonito? ¿Qué no estamos bien?— él apresuró el paso y alcanzó a interceptarle, tomándola del codo. Involuntariamente ella se giró hacia él, e hizo todo lo posible por bajar la mirada tras verlo a los ojos, pero Liam le agarró más fuerte y fue inevitable mirarle otra vez.

Después rodó los ojos y miró a la pared.

—Suéltame.

—¿Por qué?— rió él.

—Pues porque nos van a ver.

—Entonces en realidad no quieres que te suelte, solo no quieres que nos vean.

Ligeramente, la acercó más hacia él.

Dannaeh seguía viendo la pared, no le daba la espalda pero tampoco estaba de frente. Todo su cuerpo estaba hacia la pared, y Liam estaba de frente a como el tránsito normal entre el pasillo. Lo más cercano a describirles es lo perpendicular.

—Suéltame.

—Ay...

—Esto es ilegal. Ya.

—Ah, ¿ahora sí es ilegal?

—Siempre lo ha sido. Ya— pidió una vez más, y finalmente decidida, intentó zafar su brazo del agarre, pero sin éxito—. No tengo nada que decirte.

—Oh, por Dios, Liam— rió Hannah, haciendo que ambos se sobresaltaran—. Déjala tener un respiro, no está en la escuela.

Ambos se asustaron, estaban tensos, se quedaron quietos.

Y luego vieron que Hannah avanzaba por el pasillo con la mirada en su celular, a paso apresurado.

¿Qué tanto había escuchado o visto?

—¿Ves? Maldito imbécil— gruñó ella, aprovechando la distracción.

Eran tres pasos, pero sintió que corrió al baño no sin antes ver de reojo que Hannah había salido de las instalaciones.

Y tras haber salido de uno, ahora fue ella la que causó el sobresalto.

En Regina Prescott-Stone, por supuesto. Quien estaba en los lavamanos.

La chica de cabello castaño, parecía haber visto un fantasma. Verdaderamente se vio aterrada.

Mientras que la de cabello negro tragó saliva, en shock en cierta parte.

Claro que ninguna quería ese encuentro.

Entonces Dannaeh se obligó a sí misma a romper la situación. No huyendo, pero sí aún con duda, dando un paso al frente y despacio, cerrando la puerta tras de sí.

Phantasy // COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora