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Capítulo cuadragésimo quinto
De una confirmación y un auxilio-Jamás me sentí tan bendecido de que las cosas pasaran como pasaron.
Habían tenido dos rondas más antes de dormir, después de un intercambio de palabrerías.
Scott fue el primero en despertarse por la mañana, y entonces se quedó viéndola dormir encantado. Sentir la respiración de Ares contra su pecho era para él uno de los placeres de la vida. Y tenía la sensación de que ahí era donde quería estar por el resto de su vida. No en el sentido sexual por completo, no. En el sentido íntimo: ellos dos juntos, abrazados y en paz. Con ella.
Aún le costaba creer lo que había pasado la noche anterior. No podía creer que aquélla conexión que ambos arrastraban de años se había convertido en una conexión física que jamás podría borrarse. Se quedaría en sus mentes por siempre y se les había tatuado en el corazón.
Ares había tenido una pesadilla o algo parecido en la noche. Y quizá ella no lo había notado, pero él se despertó al escucharla en un sobresalto, un sollozo y sentir cómo lo abrazaba más fuerte. Pero seguía dormida, y Scott no iba a despertarla. Cada vez lo apretaba más fuerte, hasta que pareció calmarse, y volvía a dormir en tranquilidad. Él se sintió agradecido de estar para la Stone en ese momento.
En realidad era la segunda noche que compartían juntos en desnudez, pero ahora todo se sentía diferente.
-Te amo- murmuró muy bajito, mientras comenzaba a acariciarle el cabello. Justo como la otra vez.
No tenía idea de cuánto más duró haciendo aquéllo, ni siquiera sentía el tiempo. Fue cuando sintió la cabeza de la chica moverse, para después acomodar el mentón sobre su pecho y sonreírle.
-Buenos días- habló, ampliando mucho más su sonrisa ella.
-Buenos días, hermosa- le sonrió igual, antes de que ambos se inclinaran al mismo tiempo para darse un piquito.
Se quedaron viéndose a los ojos por un buen rato.
-¿Puedo cocinar?- preguntó Scott acariciándole la mejilla.
-Claro- dijo la rubia, algo sorprendida-. Iba a pedir desayuno de algún lado, pero hazlo tú.
-Genial.
Ares fue la primera en incorporarse para que él pudiera hacer lo mismo. Pero en realidad ella no quería levantarse. Suspiró al sentarse, y verlo a él ponerse de pie. Se apresuró a sentarse al borde de la cama para tomar la camisa de Scott y mirarlo con una sonrisa inocente.
-No vas a ponerte esto- dijo, alzando la ceja-. Tu ropa interior y si quieres, que fácilmente podríamos ser nudistas hoy. Tu camisa me la quedo yo.
-Dios mío, mujer- rió Scott, pero se calmó al ver que la rubia hablaba en serio. Entonces sonrió socarrón, haciéndole caso.
Ella con una sonrisa de satisfacción se puso de pie y se abotonó la blanca camisa, que le quedaba algo grande. Scott la miró de arriba a abajo pero mejor apartó la vista para no dejarse llevar por lo que su cuerpo le pediría viéndola de esa manera. Por lo menos en esa ocasión.
Lo que sí hizo fue cargarla, ahora sobre su espalda hasta la cocina. La dejó sobre la isla de la cocina.
-Esto me trae recuerdos- habló él, con las manos en su cintura. Ambos sonrieron, antes de besarse otra vez.
Él mejor se separó antes de que todo subiera de tono.
Fue a la estufa para encenderla y comenzar a buscar los sartenes. Sabía que Ares no iba a saber dónde estaban así que mejor no le preguntó nada, y los encontró en la alacena de arriba. Comenzó a revisar todas las alacenas y los cajones para ver si se encontraba lo necesario, o para ver con qué contaba.
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Phantasy // COMPLETA
Teen FictionLos Stone son una fantasía. No hay otra forma de describirlo: talentosos, exitosos, guapos, ricos, millones de seguidores en redes sociales y aclamados en muchísimas partes del mundo. Son la familia ideal, los hermanos e hijos perfectos. ¿Qué podrí...