|exínta tría|

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Capítulo sexagésimo tercero
¿Estamos de acuerdo?

¿Qué puedo decir? Experimenté por segunda vez la ansiedad toda la tarde.

Estuve caminando como estúpido por toda la casa, para calmarme un poco. Pero parecía imposible.

¿Qué podía hacer? Repito, estaba solo. Brandon se veía cansadísimo, y no podía abrumar más a Ares aunque ella se esforzara en mostrarme otra cosa.

Eso me llevó a pensar en qué tanta medicina había en el organismo de mi hermana en ese momento: vitaminas para la anemia, diferentes cosas para el dolor, había un jarabe que no tengo idea de para qué era, las inyecciones para tenerla "calmada" aunque parecían no servir de mucho, cremas para sus quemaduras y cortes... y son las que yo había visto.

No dejaba de repetirme que era injusto sentirme mal cuando ella estaba peor. Me sentía culpable de sentirme mal de alguna manera.

Todo parecía girar alrededor de ella ahora. Y así debía ser, en realidad. En toda su vida nada de la familia giró en torno a ella, al contrario.

¡Hasta Brandon había pisado Miami cuando dijo que nunca más lo haría para salvarle la vida! Su banda ni siquiera daba conciertos en Florida, él lo tenía prohibido.
Papá estaba muy estresado con la situación y todavía yo lo arruiné aún más.
Los dos se estaban deshaciendo para cuidar a Ares al cien por ciento y yo... pues hacía lo que podía, no me daban ninguna responsabilidad. Sólo le hacía compañía a mi hermana cuando ellos no estaban.

Solo había una persona que sabía todo lo que sentía, y no creía que quisiera hablarme después de negarlo frente a mi padre.

Tal vez debí meditarlo, pero no lo hice. En el pasillo del tercer piso, que hacía años no visitaba, me senté para llamarlo.

La primera vez, no me respondió.

Mi ansiedad aumentó. ¿Tan rápido ya lo había perdido?

Lo intenté una segunda y sí me atendió.

-Perdón- casi grité en seguida de que la llamada comenzara. Estaba muy nervioso y jugueteaba con mi flequillo, mordiéndome el labio para no llorar.

En los últimos días no tenía más que miedo de arruinar cualquier aspecto. Y ese día, vaya que lo había hecho.

Yo me sentía muy de lado, la verdad. Todo lo relacionado a Ares lo estaban haciendo Brandon y papá, y yo solo me quedaba con ella cuando los dos estaban cansados o algo así, por lo que me dije a mí mismo que mejor era que no estuviera molestando. ¿Pero cómo me salió eso? Terrible.

Me sentía todo un fracaso.

-¿Por qué me mentiste?- me preguntó tan cortante, tan frío, que me dolió.

Me puse aún más nervioso.

-Joseph- insistió, esperó unos segundos pero después chasqueó la lengua ante mi silencio-. Si no tienes nada que decir creo que mejor voy a colgar. No estoy de humor.

-No... es que, yo...

Muy bien Joseph, seguías empeorando las cosas. 
¿Qué tan irónico sería haber conversado con mi padre de mi sexualidad y que la persona que me ayudó a darme cuenta de ella me hubiera dejado en menos de veinticuatro horas?

Phantasy // COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora