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Capítulo centésimo vigésimo noveno
Los Stone Rhodes III
.—Okay, entonces— aprovechó la conductora el silencio de la familia tras proclamar los apellidos, mientras el público les vitoreaba—. Te estabas... se estaban quedando con Sarah.
—Sí, sí— Joseph se esforzaba en mantenerse serio. Principalmente, evitando mirar a sus hijos.
—Dijiste que tu relación con ella ahora es inexistente...
—Así es. La mía y del resto de la familia.
El Stone Esner sintió el acto reflejo de mirar de reojo a su tía, no lo pudo evitar. Eso le tensó muchísimo y en cuestión de nada.
Sarah por su parte, era la persona más insípida desde que tomó lugar en las gradas. Si dijeran que ella no tenía emociones, cualquiera le creería.
Y al contrario de Anthony, en ella no se veía fingido en lo absoluto.
—¿Pero en ese entonces?
Joseph suspiró, reincorporándose en la silla, reflexionando aún más en que la implicada estaba ahí, y no podía hacer como que no existía.
Pero, al final de cuentas, ella no midió sus palabras en otras ocasiones, ¿por qué lo haría él entonces?
Bueno, pues porque era Joseph Stone, y en sus propias palabras, muchos lo hacían pendejo.
Y en las de su esposo, era demasiado bueno. Le faltaba esa malicia en el corazón necesaria para evitar salir herido la mayoría de las ocasiones.
Aunque quizá podría hablarlo... diciendo meramente la verdad. Eso no era malo, ¿o sí?
Estaba enojado. Quizá aquella malicia despertaba de una forma lenta pero segura en él, dándose cuenta del daño que las personas le hacían al hablarlo en voz alta. Como con Drake, por ejemplo.
—Sarah siempre supo todo de todos.
—... Okay— musitó la conductora. El ambiente se sintió bastante pesado desde eso. Casi asfixiante.
La manera en la que Joseph Stone lo dijo, causó eso.
—Siempre... mi tía, era la mujer más importante en mi vida— suspiró, claramente afligido ahora—. Desde niños nos cuidó. Estuvo ahí. Lo dio todo. En el ámbito... emocional, nos hizo sentir queridos, en ese momento no lo sabíamos, pero lo que ella nos daba era un espacio seguro. Nos enseñó todo lo que sabía, y se preocupaba porque aprendiéramos de verdad. Era nuestra mánager, nuestra agente. Era la que nos ayudaba con mi papá, ella nos cuidó, sé que ya lo dije pero quiero que se entienda la magnitud que le doy a esa palabra para describir lo que venía de ella. Siempre estuvo buscando darnos... lo que en nuestra casa no teníamos simplemente. Siempre la vimos como una mamá. Y es algo por lo que le agradeceríamos eternamente, si lo hubiera hecho desde el amor... no desde el remordimiento.
Eso último, provocó gritos ahogados.
Y esa frase, fue la que le dio a Joseph la valentía de mirar a Sarah, ya no de reojo. Si no cara a cara, con la distancia de algunos metros, pero cara a cara.
Él juraría que ella tragó saliva al momento en que ambos pares de pupilas verdes se encontraron.
En cambio, Joseph asintió con la cabeza; pero de una manera muy leve, un movimiento muy corto, algo casi imperceptible. Pero era algo más interno, que se dio paz a sí mismo, un micro festejo por haber tenido esa valentía.
—Jonah igual. Él la quiere muchísimo. La primera vez que lo vi tenía tres años, creo. Y ahora tengo treinta y tres— rió ligeramente, no se avergonzaba del pasar de los años, pero teniendo tantos años frente a cámara se sentía un anciano.
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Phantasy // COMPLETA
Roman pour AdolescentsLos Stone son una fantasía. No hay otra forma de describirlo: talentosos, exitosos, guapos, ricos, millones de seguidores en redes sociales y aclamados en muchísimas partes del mundo. Son la familia ideal, los hermanos e hijos perfectos. ¿Qué podrí...