|exínta eptá|

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Capítulo sexagésimo séptimo
¿Qué hacemos?

Tardamos unos veinte minutos, sorpresivamente.

No había notado que Ares ya no dormía con la playera del uniforme de Drake. Dormía con una del equipo de los Dolphins, que tenía su nombre y un noventa y nueve por ser el año en el que nació.

La gente siempre se reía de que, en las playeras que se vendían como mercancía en los eventos de Belcourt, ambos teníamos el mismo número. De hacía unos cuantos años para acá, las hacían como si fueran de diferentes deportes. ¿Pero qué querían? Ambos nacimos en mil novecientos noventa y nueve. Y Drake nació en el noventa y ocho.

También se reían de que, a todos solo les ponían el apellido. A nosotros, para diferenciarnos nos tenían que poner la primer inicial. 

"Stone D.", "Stone A.", "Stone J."

Así, igualito, teníamos nuestras playeras de los Miami Dolphins. Agregando el "Stone S." de mi papá.

Demasiados Stone, al parecer.

¿Nos multiplicaríamos después?

Ares se recargó en la puerta hasta que salí del baño. Se había puesto otra blusa y  unos shorts de pijama también, ya que solía dormir en bragas.

Si Lyrah supiera eso, junto con mi gusto por no traer playera, probablemente pensaría que los hijos de su novio tenían un problema con el nudismo.

Uy, no podía hablar de mis dibujos de... cuerpos.

Es más, ¿por qué ya buscaba la aprobación de Lyrah tan rápido?

¿No debería ser al revés?

-¡Joseph Nicholas!- me gritó desesperada.

Digamos que me vi unos cabellitos de más alrededor de las cejas, y mi pinza misteriosamente apareció a un lado del grifo.

Misteriosamente.

-¡Como te estés afeitando o sacando la ceja te voy a golpear con la poca fuerza que tengo, en serio!

Oops.

Y no me iba a apresurar, tampoco quería que me quedaran mal. Había cuidado demasiado mis cejas como para arruinarlas en un apuro.

No sé qué más me gritó, me concentré para hacerlo rápido. O un poquito más rápido de lo común en mí

Cuando salí de mi baño, solté una risita.

-Te la puedo sacar a ti también.

Mi hermana bufó, y me miró irónica.

-Esto- habló, enmarcando sus cejas con un dedo-, es microblading. No tengo ceja por si no te acuerdas, soy jodidamente lampiña. Aunque si lo veo por el lado amable, cuando iba a tener sexo nunca tenía que preocuparme por si estaba depilada o no.

No pude evitar reírme, pero Ares rodó los ojos y salió de mi habitación, moviendo su mano como si se despidiera de mí. 

Una chispa de emoción me recorrió el cuerpo, y al momento en el que bajó de mi nuca a mi cóxis, me hizo dar un salto que acompañó un para nada masculino chillido. Ay, Joseph... ¿qué decirte? Supongo que era bueno que dejaras esa parte de ti que reprimiste tantos años ser.

La alcancé a mitad de las escaleras, y papá y Lyrah ya estaban sentados en el comedor. 

Ella se veía completamente acelerada acomodando los platos, moviéndolos de posición, y volviéndolos a poner donde estaban, al mismo tiempo que papá le decía que dejara eso y que no era necesario, acariciándole la muñeca. Lyrah negaba con la cabeza mientras murmuraba quién sabe qué cosas a la velocidad de la luz, invirtiendo las jarras de agua y lo que parecía ser limonada, y después poniéndolas, como los platos, como estaban originalmente. Después movía todo de ángulo, negaba con la cabeza, y movía todo aún más.

Phantasy // COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora