|eíkosi éxi|

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Capítulo vigésimo sexto
De la redención

-En realidad el baile no me interesaba. Yo siempre estuve inclinado a otra cosa. Pero mis compañeros eran muy, muy interesantes. Dicen que hay que temerle al callado porque es el que nota todo. A mí me gusta decir que yo era muy inteligente.


Tara se quedó bastante sorprendida cuando Ares se despertó como si nada.

-Yo me siento mareada, ¿cómo es que no te pasa nada?- se quejó la castaña, ante la divertida mirada de Ares.

-Tú eres una novata- rió la otra chica con algo de pena-. Yo soy una veterana. Unos traguitos no me hacen ni cosquillas.

-¡Quiero tener tu capacidad para beber, en serio!- pidió Tara con las manos en su cabeza y los ojos cerrados.

-No, Tara, no quieres- gruñó Ares-. No es divertido que hayas bebido tanto que lo que emborracha a una persona normal no te cause nada y tengas que beber casi el doble para empezar a embriagarte. De verdad.

Ares se había levantado hacía media hora. Quería maquillarse tranquila y que precisamente, nadie la viese sin maquillaje. Ella estaba consciente de que daba miedo así, y si quería hacerse amiga de Tara, no debía espantarla.

Porque ella realmente se veía enferma si la veías al natural.

Ares Stone era por sí misma su mayor producción.

-¿Y Kendra?

Tara pareció despertar de repente. Se incorporó y sentó en la cama señalando la cama que Kendra había reclamado como suya.

-¿Yo qué voy a saber?- bufó Ares.

Ninguna pudo agregar algo más, a Ares le sonó el teléfono. Tara le hizo señas de que pusiera el altavoz y de que se quedaría callada.

Ares asintió con una risita.

-¿Madelline?

-¡Corazón!- exclamó la mujer del otro lado de la línea-. Ay, es que estaba viendo tu presentación de ayer. No pude ver la transmisión en vivo porque estábamos en un compromiso de Andrew... y quiero decirte que, mi niña, sé que lo intentaste. Pero confía en ti, cree en ti. Por favor. Ayer ya pasó, ¿de acuerdo? Hoy inténtalo otra vez. Aún hay tiempo. No se te han acabado los nacionales todavía.

-En teoría, sí.

-Los solos. Pero escúchame. Adentro de ti hay una gran estrella, sácala. Que brille tanto que Drake la vea desde el cielo- Madelline suspiró-. Te quiero mucho. Mucho. Mucho.

-Y yo a usted.

-Cuando lleguen ven a cenar, ¿está bien? Te haré pasta. Le diré a James.

-Me parece genial- sonrió Ares, aunque por obvias razones la mujer no podía verla.

-Hoy sí voy a ver las transmisiones, te estaré gritando desde el sillón. Cambio y fuera.

Ares dejó el celular en el tocador de la habitación y procedió a cepillarse el cabello. Cosa que le tomaba el tiempo no porque fuera difícil en sí, su cabello era tan lacio y estaba tan bien cuidado que casi el peine se resbalaba solo, el problema era lo largo que lo tenía. Un poco más abajo de la cintura.

Phantasy // COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora