|eíkosi dyo|

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Capítilo vigésimo segundo
De las pocas opciones

-Ella era... un enigma para mí. Yo quería ser su amiga. De verdad. Siempre me pareció extraordinaria. Y era mi oportunidad, pero... no lo sé, sabía que había demasiadas vibras negativas. Y yo había huido de ellas toda mi vida. Aún así, quería hablarle. Que me notara y que empezara a tomarme confianza... ay, siento como en esa película, cuando hablan de Regina George.


-Por favor.

Él toma las manos de Tara con cara de súplica, incluso de preocupación, mordiéndose un poco el labio.

-No lo sé, Joseph- susurra ella, mirando de un lado a otro el mármol blanco y negro del lobby del hotel-. No es nada personal, en serio. Sólo que...

-Tara, no lo hagas por ella- habla rápidamente el chico, cortándola. Las manos le cubren la cara como si rezara-. Hazlo por mí, yo te lo estoy pidiendo.

Tara deja caer un pie al suelo con un gruñido y refunfuña, pero finalmente, da un suspiro, casi cediendo.

-Literalmente, hace dos semanas dijiste que Ares te importaba en lo más mínimo- habla rodando los ojos.

-Sí, hace dos semanas Drake estaba vivo y ambos me hacían la vida imposible.

Eso pareció ser un impulso del cual el Stone se arrepentía. Él no suele hablar así. No le gusta. Pide perdón con su lenguaje corporal.

Tara parece dar un sobresalto y sus ojos miel se enternecen, toma nuevamente las manos de su ¿novio?, y conecta las pupilas de ambos con el ceño fruncido en arrepentimiento.

-Lo siento- dice bajito, apenada-. Y está bien.

Joseph le da una melancólica sonrisa, asiente con la cabeza y besa la frente de Tara, la cual le quedaba perfecta: justo frente a sus labios.

Tampoco era que Joseph fuese muy alto. Incluso Ares mide dos o más centímetros que él. El más alto de los tres era Drake, y no tenían idea de cuánto medía Brandon actualmente. Drake medía uno ochenta y cinco, tal cual a su padre, mientras que Ares mide alrededor de uno setenta y tres.

Pero Tara Jenner es bajita, apenas tiene quince años y un corazón hermoso dentro de ella. Es una chica demasiado fuerte y que tiene ganas enormes de superarse. Es un pan de Dios como todos solían decir. Tiene el cabello castaño claro y unos ojos color miel que deberían verse atormentados por los vestigios que ha contado de su pasado, pero no, se ven llenos de ilusión, y cuando ve a Joseph, de amor. No es un secreto que ella tiene meses, quizá hasta años enamorada de él. Y la verdad, es que es tan buena chica, que por primera vez la opinión popular odiaría que Joseph le rompa el corazón.

Porque él siempre lo hace, por más buena persona que sea: ninguna de sus relaciones funciona. Por mil factores, pero siempre es su culpa. Siempre lastima a la chica y siempre se siente mal por hacer llorar a alguien más. Aunque nunca habús estado tan comprometido como lo estaba con Tara.

Tara es lo más cercano que Ares tiene a una amiga "mujer". Emma lo era, pero Emma está entre la vida y la muerte en una cama de hospital. Tara está ahí desde siempre, bailando. Con entrega. Con pasión. Todos lo saben, que Tara es la más cercana a Ares en cuanto lo que es el baile. Incluso igual nivel, aunque sea menor que todos. Todo mundo sabía que Tara ansía el próximo año, cuando Ares ya no participe como solista, para por fin poder ganar un nacional y no quedarse con la plata.

Con el segundo lugar que Ares siempre le dejaba.

Ella misma lo dijo, que le prometió a su abuela que le ganaría a la rubua antes de que se le acabaran los años de solista a Ares. Así que sólo había que esperar y ver qué pasaba.

Phantasy // COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora