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Capítulo decimosexto
De afrontar y traicionar-Cuando nos contó no podíamos creerlo.
-¿Que se lo había dicho?
-No, que siguiera viva.
La cara de Sebastian se transformó.
Le tomó la muñeca, apretando fuerte. Ares tenía tanta adrenalina que ni lloraba.
Mientras que su padre se miraba encendido.
-¿Qué dijiste?- preguntó él entre dientes, tomándole también la otra mano. Hasta parecía encajarle las uñas.
Con su mirada, parece que va a matarla. Ares no se inmuta. ¿Ya no le tiene miedo?
-¡Que me tienes harta!- le afronta ella, tragando saliva después de hablar. Se muerde el labio. A lo mejor arrepentida.
El padre la mira con asco.
-No cabe duda, la única estúpida aquí eres tú- Sebastian la empujó, a lo que ella cayó al suelo.
Ares no se movió. Soltó un sollozo, pero después volvió a mantenerse callada. Tenía los puños cerrados y miraba el suelo donde estaba.
Sebastian se quedó mirándola como si le asqueara. Es más que claro que no está acostumbrado a que ella le reclame algo. De hecho, Ares jamás había hecho algo parecido.
Pero es que Ares se estaba pasando con todos. Está haciendo lo que nunca hacía. Al parecer su sentido común está averiado, roto y deshecho.
Nada le importa. Todo a causa de Drake, pero por más que todos lo quisieran, nada va a cambiar. Las cosas ya pasaron.
No puede arreglar nada respecto a su hermanl, por más que quisiese. Porque está jodidamente muerto.
Ocurrió algo similar, no tan grave, cuando Brandon se fue. Sus emociones estaban disparadas. La diferencia está en que Drake se había ido para siempre, y no porque lo haya querido.
-Levántate- ordenó su padre, jalándole del brazo hasta que ella estuvo de pie. Como lo hizo en el funeral, le pone la mano en la cintura, haciéndola caminar hasta su despacho, detrás de las escaleras.
Ares estaba temblando.
Al entrar, él señaló uno de los sillones en el medio de la habitación, frente a su enorme librero y al lado de el escritorio de cristal. Ella tomó asiento, sin saber qué esperar en realidad.
Empezaba a respirar agitada. La ansiedad comenzaba a jugarle chueco. Sebastian sólo la observa, analítico, con una ceja arriba, igual que siempre que hace negocios. Ares estaba tensa, dura, con los hombros casi en su mandíbula.
-Quiero que me expliques, Maryssa, qué significa lo que subió el amigo de Drake- habló su padre a sus espaldas. Ella seguía temblando, tenía escalofríos-. Porque, te repito, son tus anillos, no puedes decirme que no eres tú.
Ares se cruza de brazos,y aparta la mirada. También cruza sus pies. Sebastian golpea el sillón por un lado de su hombro, harto, ella se sobresalta y se muerde el labio.
-¿Qué tenías que estar haciendo con él, en primer lugar?
-Fue a recogerme- suspira, temiendo hablar. Pero no tiene otra opción; la acorraló-. Si te molesta eso, deberías darme un auto ya.
Sebastian se ríe, y parece ser que la sola risa la humilla.
-No seas ridícula. Sabes que no va a pasar, y te voy a asignar un chofer para tus viajecitos- él rueda los ojos una vez más, aún hablaba entre dientes-. Además, ¡apestas a cigarro!
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Phantasy // COMPLETA
Teen FictionLos Stone son una fantasía. No hay otra forma de describirlo: talentosos, exitosos, guapos, ricos, millones de seguidores en redes sociales y aclamados en muchísimas partes del mundo. Son la familia ideal, los hermanos e hijos perfectos. ¿Qué podrí...