|evdomímta eptá|

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Capítulo septuagésimo séptimo
¿Sabías eso, Maryssa?

No pasó mucho antes de que mi madre y Esther salieran de la cocina.

-Claro, ni si quiera dejan contar nada- rodó los ojos Ares.

Y, también, a su vez, evitó mirarlas.

Pareció abrazarse a sí misma.

-Mejor me voy- gruñó de nueva cuenta, mientras que se giraba para ir a las escaleras.

-Ares-llamó papá, en el mismo tono que usa cuando sabe que sabemos que hacemos mal, uno de obviedad-, vamos a desayunar.

-Ja, yo ya desayuné. Y menos voy a comer nada hecho por ella.

-¿Ah, sí?

La verdad, cuando papá decía eso es que estaba enojado o en proceso de enojarse. Lo decía mucho antes de, qué decir, empezar a cambiar.

Hacía mucho que no escuchaba esas dos palabras de su parte por lo mismo.

Pero a Ares Maryssa Stone Esner qué le importa, claro.

-Sí, Scott me hizo hot cakes.

No pude evitar reírme aunque solo fue un segundo. Me acordé de cuando me comí los hot cakes que él le dejó aquella ocasión que pues, tuvieron sexo por primera vez.

A lo que ella me miró con esa cara de perra que ponía cuando quería, y yo, mejor me quedé calladito.

-Ven acá- insistió papá. Ares no tuvo más remedio que ir a dejar sus cosas a su habitación y regresar, claro, rodando los ojos o poniéndolos en blanco. Una de dos, la verdad no alcancé a distinguir mucho porque además de lo ciego que estoy (traía ya mis lentes de montura puestos otra vez, pero aún así), estaba algo lejos. Pero sé que hizo algo con los ojos, porque es Ares. Simplemente por eso.

-Bueno, no creo que se pueda hablar en serio comiendo, es una forma de engatusar a las personas, ¿no lo notan o se hacen pendejos ustedes dos?- nos miró, aún con esa cara.

Okay, nunca había visto esa expresión de perra ni tan cerca ni para mí. Temblé, lo juro. Temblé.

Creo que papá tragó saliva.

-Esas no son mis intenciones- escuché a mi madre decir, aún frente a la puerta de la cocina, tras aclararse la garganta.

Ares nos miraba a nosotros, por lo que estaba de perfil para mi mamá y para Esther.

Mi hermana miró el vacío y empezó a respirar pesado, como si quisiera calmarse. Noté que se le erizó la piel, y al mismo tiempo, la veía mover los labios, pero solo moverlos, como si el "hablar" lo hiciera mentalmente. Todo con los ojos cerrados.

-Mira, ni siquiera me interesa escucharte pero tendré que hacerlo. No gastes el tiempo en el que podré soportarte.

-Está bien, yo no voy a comer- hablé, y Ares se sorprendió.

Me estaba pudriendo de hambre, pero uno se sacrifica por la familia, ¿no?

Papá pasó la mirada de uno a otro, y se puso de pie.

-Bien, yo tampoco comeré- se encogió de hombros.

Ma... ay, ya. Mamá. ¿Cómo es que se me dificultaba tanto la palabra? Antes la podía decir como fuera.

Mamá se cruzó de brazos. Y asintió con la cabeza.

-Ni yo.

-Genial, más para mí- chilló Esther antes de irse a servir.

Phantasy // COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora