|ekatón saránta éna|

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Capítulo centésimo cuadragésimo primero
La extranjera que no hablaba el idioma
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—Okay, que te vaya bien— alzó la ceja Janett, apenas Anthony se convirtió en un punto a lo lejos.

Todos estaban muy confundidos. Apenas terminó de hablar, pasaron unos instantes y el cubano había salido casi corriendo.

—Sí, bueno, Tara, nos quedamos contigo— siguió, sonriéndole a la aludida.

Entonces, Tara Jenner se puso nerviosa. Lo sentía más real que nunca.

—Ay, estando sola es aterrador— chistó—. Eh...

—¿Qué pasó?

—Yo... ¿puede venir mi novio? O sea, solo a sentarse aquí a un ladito mío, ya me dio miedo estar sola aquí.

—Ah, claro. Sin problema.

Tara pasó a alzar la voz y pedirle en su idioma que se acercara, además de que las señas que le hizo lo confirmaban.
Al momento de que se volteara a verlo, se podía sentir la gran tensión en las gradas. Había mucha confusión por Anthony, dejó un sabor de boca muy raro, pero a nadie le importaba al cien por ciento o genuinamente, pero había causado mucha conversación y se sentía tenso todo.

Una vez el novio de Tara estuvo a su lado, lo primero que ella hizo fue tomarle la mano. Ambos dejaron sus manos unidas y todo el codo y antebrazo recargados sobre los reposabrazos de las sillas.

—Bienvenido tú también... eh— con puros gestos Janett le preguntó el nombre a Tara. 

—Seung.

—Oh, hola, Seung— agitó su mano Janett y él le respondió con lo mismo con la mano que tenía libre—. Bien, Tara, ¿por dónde empezamos contigo?

—Por donde sea, pero de una vez— pareció rogar—. Aunque siento que la historia de mi infancia ya aburre, así que no te molestes.

—Claro, salto en el tiempo, me gusta eso para ahorrarnos tiempo— rió Janett—. ¿Podemos irnos directamente a temas fuertes?

—Ya qué.

Inconscientemente le apretó la mano más fuerte a su novio.

—¿Deliberadamente actuabas así?

Si Tara Jenner fuera la misma de antes, le hubiera preguntado "¿Así cómo?" y hubiera hecho un puchero. Pero esa otra Tara, y la que estaba ahí soltó aire con pesadez para acomodarse en su asiento y hablar mejor.

—Sí— reconoció sin dudarlo—. No me voy a comparar con Kendra porque ella era otro nivel, pero era algo similar. Por mi aspecto físico noté que desde niña me consideraban alguien que se veía tierna o adorable. Así, solo por cómo me veía, por mi cara o lo que sea, cosas que yo no elegí. Veía que... algunas personas tomaban ciertas actitudes diferentes conmigo, por verme tierna. Antes yo sí me considero que no fingía, solo era así, y me daba cuenta cómo era la gente conmigo. Crecí y entré a este ambiente tan... competitivo... y, uy...

—Tu cara me lo dice todo.

—Al inicio fui esta niña nueva que llegaba a impresionar a todos, principalmente en baile que es lo que yo más amo en el mundo... aparte de a Seung, claro. Pero cuando eres muy bueno o excelente en algo, y lo considerablemente bueno en otras cosas, sí impresionas, claro, más en este ambiente artístico. Como con cualquier cosa, ser "la novedad" pasa, y si no eres más que eso, "la novedad", pasas a segundo plano. A mí, una niña con claros problemas de abandono, eso no me pareció para nada.

—Wow... me encanta que reconozcas esto...

—Uno se tiene que hacer amigo de sus heridas de la infancia si no, considero que nunca sanas, pero esos son otros temas— suspiró Tara—. A mí no me podías tratar como el centro del universo y luego no... aunque ahora que lo pienso eso suena muy tóxico pero no lo digo en ese plan, lo juro, espero se entienda mi punto. No me gustó sentir que pasaba a ser una más y no la novedad. Y no es que nadie fuera malo, todos los que estábamos en Belcourt es porque éramos extremadamente talentosos, pero tenías que ser excepcional para seguir destacando, cosa que tiene que pasar sí o sí si quieres ser artista. Entonces, conclusión, era consciente del trato que podía llegar a tener, y me gustó la atención que recibía. No sé por qué pensaba en mi abuela haciéndose su café todos los días, y un día yo me di cuenta que le echó una cucharada de azúcar de más, y yo le pregunté por qué. Ella me dijo que ya no sentía lo dulce con lo que le echaba siempre, entonces tenía que echarle un poquito más. Creo que lo tomé y lo apliqué. Así nació la mosca muerta que fui.

Phantasy // COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora