9. ¿EN SERIO?

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Mis piernas tiemblan como las de un venadito recién nacido al terminar la grabación, casi siento que me han cogido a mí solo de mirar todo lo que hicieron esos tres en la cama, y en el piso, recargados sobre la mesita de noche y parados.

Necesito una ducha.

Y un cambio de bragas.

Estoy segura que mi pantalón debe tener una mancha de humedad enorme, y casi prefiero que crean que me hice pipí, a qué sepan que ver a mi jefe follar me puso caliente. Aunque no dudo que todos en el set estén calientes.

¡Qué manera de coger, jesucristo!

Mi débil corazón ya no resiste este tipo de emociones intensas. Aunque mi vagina si lo haría. Claro que lo haría. Nada más de pensar en cada uno de los centímetros del jefe traspasando mi entrada con esa potencia con la que se mueve...

¡Diablos!

—Kennedy, te estoy hablando —dice el Sr. Black, parpadeo varias veces, un poco abrumada por las escenas que se rehúsan a irse de mi cabeza.

—A sus órdenes, señor —respondo.

¿Qué me habrá dicho?

—Prepara la ducha —rumia exasperado.

¿Podré ducharme también?

De verdad necesito una ducha que me refresque los pensamientos.

¿Podría ducharme con él?

Él Sr. Black me mira enarcando una ceja.

—No puedes ducharte conmigo —aclara.

¡Oh, mierda! ¿Lo dije en voz alta?

—Estaba pensando en voz alta, lo siento —me excuso, aunque eso no borra haberme dejado en evidencia.

—La ducha —repite.

Me meto al baño corriendo, repito todo el proceso de hace unas horas, cuando tengo lista la bañera, le indico que entre. De nuevo deja la puerta abierta, pienso que ahora que lo he visto desnudo no hay problema si entro en el baño mientras él está dentro.

Compórtate Candy.

Está bien, no voy a entrar.

Me siento en la silla y reviso la agenda, tiene una cita a las ocho de la noche, no dice con quién, sólo el nombre del restaurante, que no conozco, pero que debe ser algo súper elegante como al que fuimos en el almuerzo.

Desde ya, sé que no me van a dejar entrar.

Miro mis converse rosados de imitación, yo los amo, pero quizás sea cierto que debería vestirme más adecuado a mi trabajo. Saco mi teléfono y escribo rápido un mensaje para Chema, espero que pueda ayudarme con esto.

«Espero no interrumpir en el trabajo, pero necesito que me hagas un pequeño préstamo, sólo para comprar unos tacones, camisa y falda adecuada para la oficina, porfis»

«Te lo pago con mi primer sueldo y hasta con intereses»

Doy enviar y aguardo por su respuesta, está trabajando, por lo que debe tardar algo en poder revisar el móvil, su jefe es bastante estricto en cuanto a eso. Ojalá pueda hacerlo, así aprovecho también la ayuda que me ofreció Roney de llevarme de compras.

El Sr. Black sale del baño unos minutos después, su cabello húmedo desordenado se ve tan sexy, me encantaría meter mis dedos entre las hebras negras y acomodarlo, o simplemente tirar de él y besarlo. Pero después de lavarse bien los dientes, le comió el coño a otra.

LA ASISTENTE PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora