32. IDEAS

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Trabajamos sin parar hasta que llega la hora del almuerzo. No desayuné y anoche no cené, por lo que a esta hora mis tripas se comen unas a otras en mi estómago, en una escandalosa pelea de gruñidos que hacen a mi jefe mirarme por momentos y yo me hago la occisa.

—Es hora de salir o se le hará tarde para el almuerzo —opino, después de hacer la última anotación sobre lo que debo revisar antes de irnos a Los Ángeles.

—Cancelé la cita de hoy —responde con la vista clavada en la pantalla de la computadora—. Hay mucho que hacer, pida que nos traigan algo y comeremos aquí.

—¿Aquí en la oficina?

—Sí. —De pronto me mira—. Si lo prefiere puede salir a comer, si no le agrada la idea de comer conmigo.

Ladeó la cabeza a un lado, me da la impresión que el jefe está un poco resentido conmigo por haberle dicho que acepté el empleo de Jay, procura no mirarme y me habla con excesiva cordialidad.

—No me molesta comer con usted, Sr. Black, pero no creo que la oficina sea un buen lugar para hacerlo, podríamos ensuciar el escritorio.

—¿Entonces qué propone? No quiero salir, no me siento… presentable —dice mirando su traje.

A mí me parece que el aire casual, sin corbata le queda bien, pero es cierto que se ve mucho mejor cuando está impecable.

—¿Podemos comer en la sala de edición? Está muy tenso —señalo—, quizá si vemos una película, que no sea de la productora —aclaro—, se relaja un poco, creo que he visto su párpado brincar un par de veces.

El jefe retira la mirada y pasa una mano por su rostro.

—Bien, pero no me gustan las películas de suspenso o terror.

Enarco una ceja.

—¿Le dan miedo?

—Por supuesto que no —contesta de inmediato—, pero si el fin es desestresarme, esas películas no van a ayudar.

Tiene un punto.

—Entonces una película romántica —digo animada.

Rueda los ojos.

—Bien, elija la película que quiera y pídame una ensalada.

Asiento y tomo el teléfono para llamar a un restaurante. Elijo comida griega, nunca la he probado, pero por lo que me dicen en el menú se me antoja. Nos dirigimos a la sala de edición, donde le digo al encargado que busque la película que escogí en Netflix. Me siento extrañamente animada de tener una comida con película incluida con mi jefe, y hace que mis latidos andén todos alborotados.

Bajo por un café y botellas de agua y me siento a ver el único de la película mientras espero que traigan la comida. Es una adaptación de un libro para mayores de edad, supuestamente con la temática bdsm, pero bastante suave, así que a mí me parece romántica, pero no tan rosa como otras que también me gusta, y seguro pondrían de mal humor a mi jefe por tantos corazones.

—¿A las mujeres les gusta esto? —pregunta colocando gesto de fastidio.

—Definitivamente sí, una chica común, que queda eclipsada por un empresario misterioso y dominante, definitivamente es la fantasía de la mayoría de las mujeres.

El Sr. Black me mira.

—Pero las escenas sexuales son terribles —opina.

—A mí me gustan, pero no niego que sería mucho mejor si no fueran censuradas, el libro es bastante explícito, lo leí en PDF —confieso—. Sería genial poder ver sin censura todo lo que viene en el libro.

LA ASISTENTE PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora