21. ESTO ES LA MUERTE

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Mis dedos tiemblan mientras me deshago de la ropa mojada de mi jefe. Su piel luce sonrosada, creía que era por la furia de la vergüenza que lo hice pasar, pero ahora creo que no es así. Está irritado, la temperatura del agua era mucho mayor a la que maneja en la ducha, por lo que creo que eso es lo que le da la ligera coloración roja.

Y me hace sentir terrible.

No sé si le arde o le ocasiona alguna molestia, pero saber que por mi culpa está así me aprieta el estómago.

Tonta Candy.

Me hinco para quitarle los zapatos, calcetines y retirar su pantalón junto con su ropa interior. Incluso su miembro está enrojecido y también sus testículos.

Sus huevitos.

Contengo las ganas de darle un besito a su pene a modo de disculpa, yo no quería hacerle daño, mi única intención era quitarle a esas resbalosas de encima. Cuando por fin está completamente desnudo me pongo de pie y cierro el paso del agua que ya ha llenado la tina.

—¿Mando su ropa a la lavandería del hotel o le pido a Roney que le traiga ropa limpia?

En cualquier caso esto demorará, el trayecto de regreso es largo y le tomará varias horas a Roney ir y venir de nuevo.

—Ambas —responde serio y se introduce en la tina—. Pide en recepción habitaciones para todos, nos quedaremos aquí y mañana retomamos las grabaciones, ya es tarde.

—A sus órdenes, señor —contesto de inmediato, levantando su ropa.

—Y Candy —agrega—, quítese la ropa mojada o se va a enfermar, está haciendo algo de frío.

Lo cierto es que sí tengo frío.

—Sí, señor.

Tomo todo y bajo a la recepción para dar la orden de colocar a todo el staff y las actrices en habitaciones y buscar a Roney para darle la orden del jefe, quién sale de inmediato de regreso a Manhattan. Aviso también a las personas en el exterior de la decisión del jefe y todos parecen de acuerdo con la orden, la verdad es que el hotel es hermoso e incluso a mí me agrada la idea de quedarnos aquí una noche.

—Señorita Candy —me habla la recepcionista cuando regreso con todo el personal, esperando que nos de la información de la distribución de habitaciones.

—Sí, dígame.

—Tenemos un pequeño problema, no teníamos contemplado que requerirían hospedarse, por lo que no hay tantas habitaciones disponibles, todo el tercer piso está en remodelación, por lo que solo está habilitado el segundo.

Mierda.

—¿Cuántas habitaciones tienen disponibles? —gimoteo.

—Cuatro dobles, las demás están ocupadas.

Doblemente mierda.

Cuento a las personas que hay, son seis chicas las actrices, supongo que ellas pueden usar dos habitaciones. Los chicos del staff son diez, por lo que sobran dos. Y yo.

Triplemente mierda.

—Busque la forma de acomodarlos a ellos —indico—, como sea, si hay que revolver hombres y mujeres, ni modo.

La chica asiente, yo me dirijo a ellos para informarles que algunos tendrán que compartir habitación mixta, cosa que no parece desagradarles.

—¿Y usted? —me pregunta a mí la recepcionista.

—Supongo que me iré, necesito llamar a Roney para que regrese por mí.

Extraigo mi móvil del saco de mi blazer, está mojado y apagado y por más que hago el intento por encenderlo, nada sucede.

LA ASISTENTE PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora