33. EL VIAJE

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—¿Estás segura que quieres ir a ese viaje? —cuestiona Chema ayudándome a cerrar la maleta que me prestó, es pequeña, por lo que debemos hacer un esfuerzo descomunal.

Anoche lavé toda mi ropa después que Roney me trajera e intentara disuadirme de irme de Black Productions a SGP. Pero es algo que ya decidí, es lo mejor para mí a largo plazo, aunque no sea lo mejor en este preciso instante porque me duele el corazón de alejarme de mi jefe.

Suspiro.

—Estoy segura, quiero terminar el contrato para que me paguen y me den la carta de recomendación, así puedo empezar bien en SGP —miento.

Mi verdadero motivo para ir a Los Ángeles, en primera, estar cerca del Sr. Black el mayor tiempo posible, y en segunda, porque no sería capaz de dejarlo solo en esto. Seguro puede sacarlo adelante, como pudo sacar su empresa, pero me sentiría muy miserable haciéndole eso, dejándolo solo.

—Bueno, no dejes que ese idiota de tu jefe te haga sentir menos, recuerda que tienes otra propuesta de trabajo y ninguna necesidad de soportarlo.

Asiento.

Chema me da unos dólares para no irme en blanco, además también llama a un taxi del aeropuerto para que me lleve a este. Se despide de mí dándome un beso en la frente y le doy un abrazo, es la primera vez que estaré en otro estado de desde que llegué a Nueva York, y si no fuera porque voy con el Sr. Black, estaría demasiado asustada de no tener a mi amigo cuidándome.

Abordo el taxi, tarda bastante en llegar al aeropuerto porque él tráfico está pesado, pero aún así consigo arribar en un tiempo considerable. Cuando me reúno en la sala de espera indicada con mi jefe, veo a las personas que irán también. Entre ellos están Emet, el asistente del director, el propio director de escena, algunos chicos del staff, dos actrices y Vlady.

Le sonrío al último, que desde lejos me guiña un ojo.

—Creí que no llegaría a tiempo, Candy —comenta el jefe en voz baja—. Su maleta no es grande, no necesita documentarla, no falta mucho para abordar.

—Lo siento, señor, había mucho tráfico —me excuso.

Asiente de forma rígida cuando saludo con la mano a Emet que también me saluda.

No debemos esperar por mucho tiempo cuando anuncian que debemos abordar el avión. Me siento nerviosa, sólo he viajado una vez en avión, cuando vine de Ciudad de México hacia acá y no fue una experiencia agradable, pero como nadie me vio, nadie sabe lo terrible que fue para mí. Pero ahora estoy con el Sr. Black y me da vergüenza ponerme igual de ansiosa que ese día.

Por lo que finjo calma mientras hacemos la fila y subimos. Cuando yo viajé obviamente lo hice en la económica, pero ahora voy en primera clase. Busco el número de asiento que me corresponde, mientras el jefe conversar con él director de escena y me peleo con la maleta para meterla en el compartimiento superior.

—¿Te ayudo? —pregunta Vlady en mi oído, haciéndome sonreír, sus manos apoyan las mías mientras empujamos la maleta y su cuerpo se presiona contra el mío, dejándome sentir su bulto en mi espalda baja

Me sonrojo.

Es un buen bulto. Pero eso ya lo sabía, ya se lo había visto.

—¿Crees que Monty se moleste si me siento contigo? Mi lugar es el de atrás.

Miro en dirección hacia el Sr. Black.

—Ya sabes cómo es de estricto con las reglas.

—Pero no te voy a besar… —susurra acercándose a mí, presionándome de nuevo contra el asiento. Miro en todas direcciones para verificar si alguien nos está viendo, pero todos parecen ocupados acomodándose en sus lugares—. A menos que tú quieras, cuando apaguen las luces.

LA ASISTENTE PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora