39. MAESTRO DEL PORNO

46.5K 4.5K 2.5K
                                    

—¿Con usted?

—Quédese conmigo —susurra, sus manos atrapan mi rostro y acerca el suyo para rozar sus labios con los míos.

—¿Y en la productora no?

—También Candy, solo quédese de todas las formas posibles. —Deja un beso suave en mis labios, el cuál no respondo porque aún estoy tratando de entender lo que significan sus palabras.

—¿Es de verdad?

El Sr. Black resopla.

—¡Joder, que la quiero en mi cama todo el maldito día! —gruñe.

Vuelve a besarme, pero en esta ocasión ya no es suave y delicado, de nuevo es ese vampiro que quiere succionarme hasta el alma. Sube sobre mí, sus piernas separando las mías y sus manos sujetan mis muñecas sobre las almohadas mientras él baja por mi cuerpo, mordiendo y chupeteando a su paso hasta llegar a la altura de mis senos.

Sonríe de manera provocadora antes de dar un mordisco por encima de la tela del sujetador que provoca que mi vientre se contraiga con fuerza. Con los dientes aprisiona el borde del sujetador y lo baja exhibiendo mi pezón el cuál no duda en lamer para después succionarlo tan maravillosamente que si sigue haciéndolo va hacerme tener un orgasmo solo chupando mis tetas.

¡Dios!

Quiero gemir escandalosamente, pero a la vez siento pena, no me gusta ser ruidosa en el sexo, pero es jodidamente difícil no querer gritar cuando sus dientes mordisquean mi piel y deja pequeñas marcas en mis senos. Definitivamente es un vampiro. Después pasa a la otra, se entretiene torturando mis pezones todo el tiempo que quiere, alternando de uno a otro y poniéndome al borde del orgasmo.

Mi Sr. Promiscuo sabe lo que hace.

—El día que la vi en la ducha estuve a punto de quitarme la ropa y meterme a la tina para follarla.

—¿Y por qué no lo hizo? Eso nos habría ahorrado muchos momentos de tensión.

—Dijo el nombre de su no novio. Eso le baja la erección a cualquiera —sisea, sus dientes se desquitan con mi pezón por ese mal entendido.

—Estaba pensando en usted —confieso, levanta la vista y me mira, sus labios succionando mi pezón son una imagen excitante y maravillosa.

—¿Pensando en mí y diciendo el nombre de otro?

—Estaba pensando en su pene y en qué me hubiese encantado pasar la noche chupándolo, esa noche no pude dormir casi nada por tenerlo en la misma cama. Pero también recordé que no le avisé a Chema que no llegaría a dormir y por eso dije su nombre.

—Si va a fantasear con chuparme la polla no meta a otros en esas fantasías, Candy —dice ceñudo—, provoca confusiones y malos entendidos.

Sonrío.

—Usted es muy celoso, señor, poco propio de un actor de pornografía.

—No soy celoso —refuta frunciendo aún más el ceño.

—Lo es y mucho, prácticamente no deja que nadie se me acerque —le recuerdo—, ni Vlady, ni Jayden, ni Emet.

El Sr. Black gruñe, su boca asciende a la mía para volver a besarme con violencia exquisita.

—No mencione el maldito nombre de Jayden.

Me río.

—Demasiado celoso.

—No soy celoso —bufa.

Suelta mis manos y da la vuelta en la cama jalándome con él para colocarme encima de su cuerpo. Besa mi cuello y me obliga a colocar mis tetas sobre su rostro, inmediatamente sus manos se apoderan de ellas y las estruja, haciéndome jadear ruidosamente sin poder evitarlo. Vuelve a meter uno de mis pezones a su boca mientras sus manos se dirigen a broche del sujetador, lo quita con una facilidad increíble, y lo saca por mis brazos arrojándolo hacia el piso.

LA ASISTENTE PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora